Álvaro Castillo Granada: de Colombia y Cuba Luis Toledo Sande Alvaro Castilla Granada en la Embajada de Cuba en Colombia. De amplísima cultura, escritor de fibra y un librero que para qué contar, así es Álvaro Castillo Granada. Pero es, sobre todo, un ser humano bueno. Por cordial y solidario, ya ha tenido presencia en esta artesa: “De alguna manera nos quedamos en el otro”, texto suyo nacido del buen afecto y asociado al dolor profundo, se reprodujo aquí —acompañando a uno mío— bajo el título de “Para Laura, siempre”.* Antes lo había entrevistado para Bohemia,** ocasión en que recordé su paráfrasis, sentida y sincera, de un estremecedor verso martiano: “Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche”. Él lo hace suyo convertido en “Dos patrias tengo yo: Colombia y Cuba”. Es de los que ni fanfarronean ni destiñen, y tiene para su patria insular, a la que desde hace varios lustros se las arregla para llegarse por lo menos dos veces al año, un amor sembrado en la firmeza de sus sentimientos. Eso
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