DESPLAZADOS
-VIOLENCIA POLÍTICA DE MITAD DEL SIGLO XX-
En 1946 el partido liberal colombiano se presentó a elecciones presidenciales con dos candidatos: uno era Jorge Eliecer Gaitán con fuerza popular y el otro era Gabriel Turbay apoyado por la oligarquía del partido
La división mermó las fuerzas liberales y subió a la
presidencia de Colombia a Mariano Ospina
Pérez, jefe del partido conservador. En las elecciones siguientes el liberalismo
acudió unido a las urnas y tuvo mayoría en los cuerpos colegiados primando en asambleas, concejos y congreso y
haciendo muy difícil el ejercicio del gobierno conservador.
Para doblegar a los liberales el conservatismo tomó el
camino de la violencia para alejar de las urnas a los oponentes políticos; el
orden público se alteró en los departamentos de Boyacá y los Santanderes y la sangre inundó el resto
del país . Centenares de miles de ciudadanos liberales abandonaron el campo y
las poblaciones menores para salvar la
vida y emigraron a los cinturones de
miseria de las ciudades mayores.
En el occidente del Viejo Caldas la violencia
conservadora empezó en Mistrató y en Belén de Umbría, se extendió por las
poblaciones vecinas y llegó a Quinchía en octubre de 1949 con Antonio Sánchez, José
María Restrepo y Julio Uribe que siguiendo instrucciones de Alzate Avendaño y
otros jefes conservadores contrataron antisociales y abrieron campo para que
entrara la policía chulavita como punta de lanza en la conservatización de
Quinchía, un municipio liberal desde los remotos tiempos del radicalismo
caucano.
El primer ataque de los chusmeros fue el 28 de marzo
de 1949. Inicialmente el ejército neutralizó a los antisociales, pero al
consolidarse el gobierno conservador el ejército dejó de ser una fuerza neutral
y la policía política, o POPOL, reforzó el accionar criminal de la chusma
conservadora que a los intereses de partido sumó la ocupación de tierras, minas
y negocios pertenecientes a los liberales.
EL DESPLAZAMIENTO
Numerosas familias de estirpe antioqueña habían
llegado desde fines del siglo XIX al municipio de Quinchía poblado por los
naturales del resguardo indígena.
Esas familias de apellidos Tobón, Uribe, Gómez, Rico
Alzate… procedentes del suroeste antioqueño habían cambiado una zona pobre en
un municipio floreciente y liberal en medio de una zona marcadamente
conservadora.
Después del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en el
nefando nueve de abril de 1948 la violencia se ensañó y clavó sus garras en el municipio.
Para conservar la vida casi todas las familias de raíces paisas abandonaron el poblado y se dirigieron a
Medellín, Cali, Pereira, Manizales y Bogotá. Al finalizar 1949 un nuevo ataque
de antisociales y policía chulavita llenaron de terror el casco urbano,
entraron en la noche del domingo y reventaron portones con tacos de dinamita
gritando y desafiando a la comunidad inerme refugiada en las casas esperando la
hora final de sus vidas.
Amaneció y Luis Angel Cardona salió de Quinchía con su esposa y sus hijos al igual que
numerosas familias que abandonaron lo que tenían mientras los raizales se refugiaban en las zonas más alejadas y se replegaban lejos del alcance de los
violentos para establecer grupos de autodefensas y hacer frente a los
antisociales que habían tomado el
control de la zona urbana.
Al intensificarse el éxodo los dirigentes de raíces
paisas fueron relevados por los descendientes de los comuneros umbras y los
Ladino, Gañán,Quebrada, Tapasco,
Guarumo, Guapacha, Trejos, Utima… retomaron el control de su tierra y poco a poco se mezclaron con los antioqueños radicados en la
zona fría que lentamente se habían desplazado del suroeste de Antioquia
ocupando los resguardos indígenas.
Luis Angel Cardona y su cuñado Roberto Patiño cargaron
el bus escalera que tenían en compañía, empacaron lo indispensable y el lunes
posterior al ataque de fines de octubre de 1949 salieron del pueblo y se
dirigieron Luis a Medellín y Roberto a Don Matías en Antioquia.
Los Cardona llegaron a la capital de la Montaña en la
madrugada y se acomodaron como pudieron en una pieza en la casa de una hermana,
a Roberto le fue peor pues en Don Matias alguien dijo que eran comunistas y una
chusma azuzada por el cura atacó su vivienda y sin más alternativa los obligaron
a repasar el camino y regresar a Quinchia, donde Roberto por ser conservador no
tenía peligro en la cabecera munical.
LAS AFUGIAS
Luis Angel buscó trabajo en Medellín y de propietario
pasó a chofer de un vehiculo de servicio urbano
como remplazo en los domingos y feriados, Era un salario miserable que
apenas espantaba el hambre . Sin auxilio de nadie sobrevivieron en el cuarto de
la hermana hasta que Luis vendió las propiedades de Quinchía por lo que le
dieron, al igual que el ganado y la mitad del bus escalera y con ese dinero compró un bus viejo que le permitió trabajar
en la ruta abierta entre Bonafont y Medellin cargando aguacates, harina de yuca
y platanos de la zona aledaña al río Cauca controlada por las bandas del
llamado Capitán Vengaza, jefe de las autodefensas liberales de esa región.
Luis Angel levantó un segundo piso en la casa de su
hermana, la suerte mejoró y los dos muchachos y la niña mayor pudieron
continuar los estudios. Había terminado el peregrinaje cuidando casas, comiendo
como los pajaritos y aguantando el matoneo de los muchachos de su edad que los
miraban como bichos raros pues recién llegados a Medellín llevaban ruanas y a
menudo iban descalzos pues no había plata para comprar zapatos
Despues de una corta temporada en Pereira la familia exilada se estableció
definitivamente en Medellín donde el hijo mayor terminó bachillerato, entró a
la universidad y se graduo de ingeniero en una prestigiosa universidad y las
hijas se graduaron en Economía y en Derecho mientras la mayor formaba una
familia con un prestigioso ingeniero.
Corrieron los años, los recuerdos de Quinchía quedaron
plamados en libros y artículos de prensa escritos por el hijo mayor, los campesinos de Quinchía retomaron
el control de su tierra, la llamada República del capitán Venganza sobrevivió y sin la violencia de los años
viejos el municipio dejó de ser un pueblo pobre para convertirse en uno de los distritos más
progresistas del departamento de Risaralda.
Terminó la violencia política en la zona y poco a poco se pacificó el país, pero Llegó la violencia del narcotráfico y de las bandas criminales que la convirtieron en un negocio de extorsión y chantaje y Quinchía y Colombia toda cayeron en las garras de los bandidos. Vinieron otros exodos y más víctimas y se cerró otro circulo de tragedias con otros actores y nuevas victimas.
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