Alfredo Cardona Tobòn*
Pese a la represión, pese a los cadalsos y a la
vergonzosa crueldad de una nación que se empecinaba en mantener bajo su imperio
gran parte del territorio americano, los republicanos de Venezuela y la Nueva
Granada se levantaron en guerrilla para hacer frente a
la llamada “Reconquista española.”.
Por los lados del Socorro la guerrilla de “Niebla” acosó a los realistas; lo mismo ocurrió en la
zona de Honda y Guaduas donde “El Mosco”
Rodríguez mantuvo en jaque a las fuerzas coloniales. En el Valle del Cauca la
guerrilla de Mora puso en alerta a las
autoridades de Popayán; los irregulares de Casanare fueron invencibles y por los lados de
Machetà la guerrilla de los Almeidas
escribió una página inmortal en nuestra
historia cuando en operación relámpago ocupó
las poblaciones que colindan con los llanos orientales.
LOS HERMANOS ALMEIDA
El uno era Ambrosio y el otro Vicente; eran oriundos
de San José de Cúcuta y miembros de una acaudalada familia que hacía causa
común con los patriotas granadinos.
Doña Josefa Acebedo de Gómez describe a Ambrosio
Almeida en su romance “Los guerrilleros”:
Buen mozo, pálido, flaco
de cara fresca y risueña,
alto de cuerpo, delgado
y con nariz aguileña.
En las redadas de Sámano en busca de agitadores y rebeldes los dos
hermanos fueron a dar a la cárcel. Fue
entonces cuando Policarpa Salavarrieta, haciendo gala de su astucia y
valentía les llevó dinero dentro de
unas naranjas para sobornar a los guardias y al cabo Pedro Torneros y conseguir la huida de la
prisión.
Los Almeida se refugiaron en una finca de Machetá conseguida por la Pola
y allí con el apoyo de Juan José Neira
organizaron una fuerza de caballería con campesinos de la región y con desertores
de las tropas del Rey que motivados por las continuas victorias patriotas en
los llanos buscaban unirse a las guerrillas insurgentes.
El 13 de noviembre de 1816 los Almeida ocuparon
a Tibirità y ejecutaron a cuatro realistas; el día 18 entraron a
Chocontá con 300 hombres a caballo y lanza y 20 fusileros. La campaña
guerrillera encendió los ánimos de los
vecinos en forma tal que el 19 de
noviembre de 1817 se levantó el pueblo de Ubaté al grito de ¡Viva nuestro
generalísimo Bolívar! ¡Mueran los chapetones, godos ladrones!
El 21 de noviembre la gente de los Almeida estaba en Chocontá de donde
salieron partidas armadas hacia Suesca, Nemocòn, Ventaquemada y Ubaté donde aún
quedaban brasas del rescoldo comunero.
Cundió el pánico en Zipaquirá y en Santa Fe de Bogotá y ante tan
peligrosas circunstancias el general español Juan Sámano dio órdenes a sus mejores soldados para que
bajo las órdenes de Carlos Tolrá, Simón Muñoz y Simón Sicilia, a quién más cruel y despiadado, marcharan al encuentro
de los Almeida sin dar cuartel ni perdonar al enemigo.
Los guerrilleros rechazaron a Simón Sicilia en el puente del Sisga y
horas más tarde chocaron con la avanzada de Carlos Tolrá. Esta vez la valentía
no les sirvió a los patriotas superados en número y en armas. En el campo
dejaron seis muertos y diez guerrilleros
cayeron en poder de los españoles que los ejecutaron de inmediato.
LA FUGA DE JUAN JOSÈ NEIRA
Ante la inminencia del desastre total, los Almeida con 26 sobrevivientes
tomaron el camino de los llanos tratando de escapar de los españoles; fue
entonces cuando Neira con algunos guerrilleros trataron de contener al enemigo
para proteger la retirada. Uno por uno fue cayendo y al final únicamente Neira quedó con vida, que le perdonaron para enviarlo a Santa Fe y ejecutarlo
como escarmiento a los rebeldes patriotas.
Neira se dejó conducir sin oposición como si estuviera resignado con el destino que le
esperaba, iba con grillos en una
bestia en medio de la escuadra realista.
Al pasar por el voladero de Machetá los caballos desfilaron uno a uno por la
estrecha senda; entonces Neira se arrojó al precipicio pues prefería morir
despeñado y ser pasto de los gallinazos que servir de solaz a los enemigos que
gozarían con su sacrificio. Nadie se preocupó por recuperar el cadáver, tan
seguros estaban de su muerte, pero por un designio de la Providencia los
grilletes se enredaron en un arbusto y Neira quedó suspendido en el abismo.
Entrada la noche pudo descender hasta el lecho del río Barbosa y al
amanecer lo socorrieron unos labriegos
que curaron sus heridas. Después se
dirigió a Pacho y allí casi lo recapturan; al final se unió a las
fuerzas patriotas y con pundonor y
heroísmo desempeñó un papel estelar en
la historia republicana.
Como Carlos Tolrá no pudo capturar a los Almeida ni a Pedro Torneros,
mandó fabricar unos muñecos que ahorcó
en nombre de los fugitivos.
Los Almeida se sumaron a las fuerzas de Santander y una vez lograda la
Independencia de Colombia Ambrosio se dedicó a atender los negocios de la
familia. De Vicente no se tienen más
datos.
La incursión de los Almeida fue
un gesto osado e inútil. En ese momento y con los recursos que tenían era
imposible derrotar a los veteranos españoles. Esa arriesgada campaña solamente sirvió para
que Tolrà se cebara con la población indefensa: asesinó más de cien labriegos
en Chocontá, Machetá, Tibiritá y Tenza:
se apoderó de todas las bestias de la región, recogió las armas blancas y de
fuego, destruyó las cosechas y confiscó
todos los elementos de hierro de las poblaciones que apoyaron a los
Almeida.
Ante todas esas
atrocidades y miles más, al final del siglo XIX a los notables de la Regeneración conservadora no les dio vergüenza llamar Madre Patria a la cruel y explotadora España.
grandes los almeida
ResponderEliminarPatriotismo, lo que ya no existe en estos días, ahora vivimos casi que arrodillados al imperio del capitalismo impuesto por la economía estadounidense y su tutelaje militar
ResponderEliminarY ahora se arrodillan.a castro y la sucia guerrilla
Eliminar"jose L" me recordó el otro infinito del que habló Einstein, y del que sí estaba seguro.
EliminarDe espíritu romántico, los hermanos Almeida mantuvieron la llama de la esperanza para tiempos tortuosos y de extremo desasosiego; sin embargo, su incursión armamentista no fue tan inteligente como intrépida, y quizás con una proyección del espectro de guerra un poco más amplio, pudieron haber concentrado energías, estrategias, gentes, y armamento para dar un golpe mucho más contundente. La historia de Colombia es en extremo fascinante, lo más curioso resulta siendo que en tantos años que han pasado, las convicciones políticas y sociales no han cambiado mucho. Quien sabe si se necesiten guerrillas como las de los hermanos Almeida para que cambien las cosas, o al menos para que dejen un precedente, ese que ha querido dejar gente como Gaitan, Galán, o Jaime Garzón: El poder es del pueblo...
ResponderEliminarNuevas guerrillas en contra de la democrácia son guerrillas a favor de la dictadura de la que los héroes de la independencioa nos librarón.
EliminarDe acuerdo con el comentario que dice que las guerillas de ahora no son comuneras sino comunistas, aunque con etimologías similares dos sentimientos diferentes, el comunismo se ha robado lo relacionado al concepto de "rebelión" de hecho me suena a mal llamar "guerrilleros" a los héroes de antaño, me quedo con el término PATRIOTAS.
EliminarLOS ALMEIDA, LA POLA ,ANTONIO NARIÑO DIERON SU VIDA POR LA CAUSA PATRIOTA SIN IMPORTAR LE GANARON A ESPAÑA PERO NO A LOS AMERICANOS QUE PARECEN MAS REALISTAS QUE PATRIOTAS AHORRA SOMOS ESCLAVOS DE AMERICANOS QUE DICEN AMAR A SU PATRIA PERO SOLO BUSCAN EL BENEFICIO PROPIO SIN IMPORTARLES EL PUEBLO SIN IMPORTARLES NADA NI SIQUIERA MATAR A SUS PROPIOS COMPATRIOTAS QUE TRATAN DE CAMBIAR ESTAS INJUSTICIAS PERO AUN ASÌ ESTOY ORGULLOSA DE MI PATRIA Y DARÌA MI VIDA UNA Y MIL VECES SI ES NECESARIO PARA DEFENDER LOS DERECHOS DE MI PATRIA..."REVOLUCIÒN O MUERTE".
ResponderEliminarLo siento pero las guerillas de ahora también son un asco, criminales con discursos utópicos que se avalan en el odio y el resentimiento con el que engañan a incautos, resultan siendo mas opresoras y terroríficas que aquello que dicen combatir, no son comuneras sino comunistas, aunque con etimologías similares dos sentimientos diferentes, el comunismo se ha robado lo relacionado al concepto de "rebelión" de hecho me suena a mal llamar "guerrilleros" a los héroes de antaño, me quedo con el término PATRIOTAS. Antonio Nariño vomitaría viendo el prontuario de los guerrilleros de ahora.
EliminarAmiga mejor es declarar Revolucion y vida! Pues en la palabra esta el poder de la vida y la muerte.
EliminarY no muy lejos esta, que colombia se levanten con lideres que emponderen al pueblo para que habran sus ojos, sus corazones y den el pado definitivo para lograr la conquista de la verdadera independencia que sus ancestros patriotas lograron pero que mancillaron los enemigos del pueblo.
eran guerrilleros, porque asi era su forma de hacer la guerra, estrategia de guerrillas y asi les denominaron los realistas. en colombia no hay guerrillas comunistas, sino marxistas, tanto ellas como el estado han cometido atrocidades, pero si el estado no fuera injusto y corrupto esas guerrillas no hubiera crecido como crecieron
Eliminarsomos orgullosos de ser colombianos
ResponderEliminarinteresante
ResponderEliminarSoy abogado
ResponderEliminarDesearía que tuviéramos esa misma valentía de nuestros próceres de la independencia, y reaccionar a este yugo de corrupción y de politiquería que nos está consumiendo y acabando. Que seamos un pueblo libre de pensamiento y de obras, y no estar sometidos a este vandalismo que día a día nos consume.
ResponderEliminarLas guerrillas de entonces tenían ideales, y defendían a sus compatriotas incluso con la vida, en aras de la libertad. El mismo fundador de la República, Francisco de Paula Santander, lo era en cierta manera, o al menos así lo trataba Barreiro en sus cartas a Sámano, en que lo vituperaba quizás por miedo a lo que finalmentele pasó, ser derrotado. Los "guerrilleros" de ahora no son más que hampones a los que el pueblo les vale, sin empacho en masacrar si se atraviesan, y la única libertad que buscan es la de las rutas del narcotráfico.
ResponderEliminar...equipararlos es insultar la memoria de La Pola, Mercedes Abrego, Manuela Beltrán y cuantas heroínas trabajaron y murieron por una causa superior, y por supuesto por aquellos hombres ilustres, y también aquellos desconocidos, que dieron su vida para que 200 años después nosotros podamos expresarnos, así sea para necedades.
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