MAMÁ
JUDITH
Alfredo
Cardona Tobón
Irma
Cristina, mi hija menor, me comentó que
en mis crónicas eran repetitivas las memorias de ciertos hechos y la poca
presencia de mamá en los escritos .En
parte Irma tiene razón, pero hay que considerar que
mamá vivió en una época donde la
acción de las mujeres estaba restringida por el
machismo dominante, las
limitaciones del medio y la brevedad de la existencia.
Mamá perteneció a una familia paisa, liberal,
católica, de recursos como para vivir con algunas comodidades pero limitada
económicamente pues su papá Germán era un comerciante con una vasta familia
para sacar adelante.
Los
hermanos de mamá Judith fueron los siguientes en orden a su posición en la
familia: El mayor fue Efrain, un joven
ilustrado que al lado de su tío el sacerdote Marco Antonio Tobón Tobón, alcanzó
el título de maestro que le sirvió para desempeñar cargos oficiales, la
dirección de colegios , liderazgo político y desempeño exitoso en el área del
comercio de telas y mercancías.
La
hermana mayor de mamá fue Virgelina,
ella contrajo matrimonio con un señor
Restrepo y murió muy joven víctima del cáncer.
Siguió Horacio,
negociante, carnicero, dueño de fincas y ganado, comerciante en telas y
el potentado de la familia casado con María, una dama de Guática, que le sirvió
de pararayos en la violencia política pues era una aguerrida activista
conservadora.
La
lista continúa con Tulio, comerciante, dueño de tiendas y establecimientos como
bares y billares, buen mozo, enamorado y
buen conversador , casado con Isabel, una institutora de amplio
reconocimiento en Caldas y con una hija, Liria, conocida pitonisa que atendió
personalidades regionales y hasta internacionales.
La
lista de los hermanos de mamá Judith
continúa con Pablo, un labriego borrachín, jugador de dado, politiquero y
camorrero que vivió a la sombra de su hermano
Horacio , administrando algunas
fincas y atendiendo gallos y ganado.
Débora
fue una hermana casada con Emilio
Betancourt y madre de una familia numerosa que pasó las verdes y las
maduras en un medio hostil donde los conocimientos poco sirvieron a Emilio, un
personaje ilustrado pero sin capacidades de negocios ni de empresas rentables.
Está
Elisa, casada con un aventurero que la
llevo por los caminos del sufrimiento y la pobreza. Murió muy joven en el parto de una niña. La familia salió adelante gracias al apoyo de sus parientes Ramirez y se distinguió
por la intelectualidad y el
señorío de todos sus componentes.
Ester
fue otra hermana, casada con Marió
Gartner, a ella se sumó Sofía quien contrajo matrimonio con Roberto Patiño y
cierra broche mamá Judith, la penúltima del clan Tobón Vargas, esposa de Luis
Ángel Cardona Salazar..
Los
hijos de Germán Tobón Tobón y ClotildeVargas fueron gente de acción y las
mujeres damas respetables, honorables,
buena madres y esposas y muy
hermosas. Fue una familia de trabajo, de
hacha y machete, que abrieron negocios y fincas guiados por Germán y el
padre Marco Antonio Tobón a quien
siguieron en los continuos desplazamientos del levita. Los Tobón trillaron caminos por Jardín, El Rosario, Carmen de Atrato, Pueblo
Rico, Santuario, Quinchía, Guática, Anserma, Belén de Umbría, Calarcá y Pereira..
En
ese tiempo las mujeres se casaban de muy tierna edad, a
veces con apenas trece años. Mamá
Judith alargó la soltería hasta los 24 años, en parte porque escogía sus
pretendientes y porque no había quien llenara sus expectativas.
Sin
casarse enamorada, simplemente porque no quería quedarse para vestir santos,
Judith aceptó a Luis Ángel Cardona Salazar, un joven que vivía en Anserma
y manejaba un carro de transporte
público.
Luis
Ángel era un joven honesto, de Jericó, pertenecía a una familia paisa, de gente
emprendedora y buenas costumbres, tenia
liderazgo y era aceptado por el abuelo
Germán que llegó a quererlo como a un
hijo.
Luis
Ángel no se sustrajo a la época y como
era lo usual a veces se tomaba sus aguardientes y enamoraba, pues en ese
entonces la doble moral antioqueña permitía la mujer en la casa y la moza donde
resultara .Esa doble moral era tolerada por las esposas que sin independencia
financiera y empujadas por la costumbre transigían pese a su rechazo interno.
Muy jovencita mamá Judith tuvo un amor que terminó en tragedia y cuyo desenlace
figura en el recuerdo de todas sus hermanas. . Esto fue lo que sucedió:
A
Quinchía llegó un telegrafista oriundo de Bogotá. Mamá aceptó el cortejo del recién llegado,
pero la abuela Clotilde no vio con buenos la
relación pues esperaba a alguien conocido, con apellidos y medios que
cobijara a su hija. Así pues que a los pocos meses del romance, doña Clotilde
prohibió a su hija Judith cualquier
comunicación con el bogotano.
Angulo
estaba profundamente enamorado y buscó
la manera de seguir frecuentado a su amada en la casa de su hermana Elisa. Pero
esa comunicación se hacía imposible y por ello Judith le anunció que no lo
volvería a verlo pues así lo disponía la
abuela Clotilde. El novio frustrado se
llenó de ira y en su arrebato sacó un revólver diciendo “ Si no vas a ser mía no lo serás de nadie” y le descargó un
tiro en la cabeza.
Mamá
Judith cayó en un charco de sangre mientras el agresor huía para salvar su vida
y se perdía en medio de los cafetales. Nada se volvió a saber del agresor y
mamá se repuso de la herida sin que hubieran sacado el proyectil alojado en su
cráneo.
Yo tenía
19 años cuando., cuenta mi
hermana Norma, un sujeto se atrevió a
tocar la puerta de nuestra casa en Medellín , queriendo saludar a mamá. Era el
telegrafista bogotano .Fue otro choque
doloroso para mamá , un choque que
la hizo llorar después de tanto
tiempo estar oculto ese pasado.
LA
EMPRESARIA
Papá
Luis Ángel compró una finca por los lados de Guática que escrituró a nombre de
mamá. Tenía ganado y cultivos de fríjol y maíz, también gallinas ponedoras y
una fuente de agua salada que jamás se explotó.
Mamá
sea puso al frente de la finca. Cada
semana llegaba el agregado y en el corredor de la casa en Quinchía ella hacía
las cuentas y liquidaba los pagos. Era
la empresa de doña Judith que pese a la inexperiencia manejó con tino y beneficios hasta que llegó
la violencia, tuvimos que emigrar y se desbarató el proyecto.
En
paralelo con la finca en Currumí, mamá tenía otro negocio y era el de
mercancías, pues papá traía ropa y
encargos de Medellín y mamá se encargaba
de venderlos a los amigos y conocidos. A lo anterior se sumaba la venta de
leche, pues en casa ordeñaban dos vacas y ella vendía la que quedaba después de
separar la leche para la casa y la que dejaba para sus hermanas Débora y Sofía,
también con hijos pequeños. .
Con
mamá yo tenía el negocio de pollos, Un negocio redondo para el suscrito porque
yo echaba la cluecada y mamá compraba el maíz para sostenerlos hasta que
estaban emplumados y entonces yo los vendía guardando toda la ganancia. Así
creció mi cuenta auspiciada por tan generosa mecenas.
TEATRO
Y VELADAS
En
el pueblo una modesta sala de cine por
cuenta de Zócimo Gómez divertía a los
aficionados que asistían a vespertina en semana y a matiné y vespertina en los
días feriados. Muy ocasionalmente
llegaba el circo, los gitanos y compañías de teatro que presentaban obras
universales y algunas musicales con las
canciones de moda,.
Pero
había algo más y eran las veladas preparadas por un grupo de señoras, señoritas
y caballeros que ensayaban y
presentaban espectáculos para el grueso público con la seriedad y
profesionalismo de actores y actrices consagrados..
Judith era buena actriz y le ayudaba la belleza y la
cultura que irradiaba de todos aquellos
que tenían que ver con el padre Marco Antonio Tobón. Las maestras y las hermanas Tobón eran el alma de las veladas que se presentaban con
la iluminación de lámparas de petróleo,
pues la luz de la planta eléctrica no alcanzaba para cumplir la misión del
alumbrado.
Otro
acontecimiento extraordinario en Quinchía lo constituía
las ferias gastronómicas a favor de la parroquia y era indefectible la
colaboración de mamá con su famoso arroz con leche , otros acontecimientos
notables que rompían la monotonía pueblerina
eran las fiestas patronales y las fiestas cívicas donde las niñas
vendían besos y se organizaban reinados
para recaudar fondos.
Mamá
Judith era conversadora y extrovertida, era amiga del magisterio y a
menudo yo llevaba delicias a los maestros en las horas
de recreo por cuenta de mi progenitora. Mamá Judith, elegante y sobrada, era la
admiración en sus paseos por las calles del pueblo, decían los irreverentes que
caminaba como una yegua de cinco mil pesos, es decir como uno de esos
bellísimos especímenes que adornan
nuestras exposiciones.
Claro
que doña Judith no era perfecta; era cantaletosa y templada pero eso es otro canto que se interpretará
posteriormente.
Mamá
murió en Medellín el 25 de diciembre de1973, a la edad de 58 años, varios años
antes que papá Luis Ángel . Como
vaticinaban las matronas de
antaño el amor de la pareja creció con
los años, lo que sucedía en los viejos
tiempos cuando la costumbre pulía aristas y se acercaban los corazones.
Mamá
fue perdiendo la razón poco a poco, , llegó el momento en que no hablaba y
permanecía ausente de todo bajo el tierno cuidado de Norma en cuya casa pasó
los últimos años. El apoyo de su esposo
José Bermúdez fue invaluable, más parecía un hijo que un yerno. Eso lo tenemos
que agradecer tanto a Norma como a José. Dios los ha recompensado con una vida
sin sobresaltos
Mamá Judith fue una de las mayores afectadas por
la violencia política de los años cincuenta del pasado siglo. De vivir en una
casona pasamos a vivir en dos cuartos. En Quinchía y Riosucio ella era una
persona importante en su medio y en
Medellín tuvo que adaptarse a vivir
entre obreros y gente inferior en cultura y aspiraciones. Los últimos años de su
vida fueron duros, la familia se vio limitada en todo y fue mamá Judith la que
enfrentó la pobreza y la desaparición de
Oscar, un hijo que se fue de la casa con apenas diez años y que
rescatamos años después cuando fui a buscarlo en los llanos y tuve la suerte de
encontrarlo y reintegrarlo a la familia.
Mamá
fue resistente y abnegada. A ella le debo mi afán por sacar una carrera y salir
adelante en la vida. Recuerdo que ella sacaba del mercado el dinero para mis pasajes y para la ropa
decente que no me faltó ni desentonó en la
universidad elitista donde yo
estudié y me sostuve, inicialmente con el arriendo de una casa que me asignó mi padre y
luego dando clases de día en un colegio
de niñas y de noche en un plantel
del municipio de Bello
.
Mamá fue un genio de las finanzas, con limitaciones sí, pero nunca faltó un plato de comida ni
recursos para atender a sus hijos. Mamá Judith nació en Carmen del Atrato y sus
cenizas están en Medellín , , ella cumplió
su misión en la vida, desde cielo ha seguido acompañándonos. Su memoria
siempre me acompaña, no hay día que su recuerdo acopañe mis pasos..
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