LOS JUGLARES Y LA PALABRA ESCRITA

 

LOS JUGLARES Y LA  PALABRA  ESCRITA

Alfredo Cardona Tobón

                                                             Enseñame a llorar como tu lloras

                                                              enseñáme a sentir las impresiones

                                                             de un corazón que tiene a todas horas

                                                              el dolor de otros corazones

                                                                                              Liborio Aguiar Zuñiga




Los juglares dieron sentido a las palabras que encarnaron el valor,  el amor y los sentimientos de  los pueblos y las  antiguas  civilizaciones. Pero como esas  voces  volaban como el humo,  las veleidades y el viento,   hubo que  retenerlas para conservar su esencia y  evitar que  cambiaran su sentido.

Para guardar las palabras se grabaron en lajas y piedras, en tablillas de barro, en cueros, en papiros, en el papel y en los registros sonoros. Durante muchos miles de años se buscaron empaques para los sonidos hasta que las palabras quedaron atadas a los símbolos, se liberaron  del capricho de los juglares, la imaginación dejó campo a los hechos  y los afanes y las promesas pudieron reflejar fielmente  los sueños y los proyectos humanos en las palabras escritas.

Entonces las civilizaciones quedaron cincelados en los monumentos, las estamparon en los papiros y en  ignotos monasterios  donde los monjes  conservaron la ciencia  en los  pergaminos y los libros.  Ahora las  nuevas generaciones guardan  la palabra en los  medios electrónicos, que pese a los avances tecnológicos no parece que  puedan desplazar totalmente   a la tinta y el papel.

En los caminos, en las posadas y tahonas, en las fondas, o alrededor de una hoguera los juglares modelaron la palabra y la entregaron en forma de mitos y leyendas. Gran parte de lo nuestro viene con ellos y con los troveros, los palabreros y los arrieros se surtió la imprenta y en los medios escritos se consignó el presente y el  pasado.

En todas nuestras aldeas a partir de fines del siglo XIX aparecieron los periódicos para informar, formar opinión y defender y divulgar los principios de las comunidades. Ya no fueron los juglares quienes dieron forma y vida a la palabra sino los lideres que remplazaron el fusil por la pluma y la sangre por la tinta de las publicaciones.

Aparecieron innumerables periódicos, hojas sueltas, libros y revistas.  unas cívicas y literarias y otras  botafuegos de las campañas políticas Fueron tribunas del espíritu, baluartes culturales que  prepararon el camino a una generación ilustrada tronchada por la Violencia política del pasado siglo

En el departamento de Risaralda la palabra escrita ocupó amplio espacio en Pereira, Marsella, Santuario y Apía. En esas localidades hubo personajes que se adelantaron  al tiempo en campos como la conservación de la naturaleza, el respeto por los intereses populares y los derechos de la ciudadanía y en Caldas, por su parte, los viveros del espíritu florecieron prolíficamente en Riosucio, Manizales  y Salamina donde, hay que  agregar, nunca  han enmudecido los juglares.

 A principios del siglo XX la revista Tatamá marcó una época en la ´población de  Santuario con ediciones mensuales dirigidas por el Pbro Marco Antonio Tobón Tobón, un sacerdote que no tuvo temor de enfrentarse a la iglesia inquisidora.

La  revista Tatamá  hizo contacto con publicaciones nacionales como el Surco de Salamina,  el Sur de Rio del Oro, Omega de Salamina, El Montañés de Pueblo Rico, El Popular de Sonsón, Labores de Chiquinquirá y  El Microbio de Riosucio. La revista se fue lanza en ristre contra los antisociales que atacaron al alcalde Marco Tulio Escobar y se convirtió en la promotora de la colonización de los baldíos de la Celia en el Alto Cañaveral. La  Revista Tatamá divulgó la labor cultural de los santuareños y dio a conocer la labor intelectual no solo de la provincia colombiana sino también de las republicas hermanas.

La palabra tomó forma en  “El Ave Negra”  donde a partir de  1928 sirvió  los intereses de Balboa bajo la dirección de C.C Nicholls y la divisa del líder liberal caucano Diogenes Arrieta quien encabezaba sus números con”. Nuestras armas son las ideas, centellas del espíritu humano que hieren  la frente de los tiranos y derriten las cadenas de los pueblos” El Ave Negra enfiló  baterías contra los antisociales. los tránsfugas y los especuladores y creó un ambiente de paz que dio impulso al pequeño municipio.

En agosto de 1921 el periódico liberal “Flecha Roja” de Quinchía sirvió  de tribuna al riosuceño Teófilo Cataño. En él su director Emilio Osorio de la Cuesta, también riosuceño,  publicó “ cositas que chocan” que como en tiempos presentes mortificaron  a quienes se aprovechaban del mando.

Estamos en mora de recoger la palabra en los periódicos pueblerinos, allí está la voz de los abuelos que ha perdido su timbre y se refugia en los papeles apolillados y en las cartas envolatadas en los cofres viejos. Ahí sin cinceles, ni rollos de papiro está nuestra esencia paisa y el germen de lo que somos. La  palabra escrita responderá por los tiempos idos pues los juglares con sus cuentos, leyendas y  trovas, reposan hace tiempo  bajo la fría losa del olvido.

 

*historiayregion.blogspot.com

alcartob@gmail. com

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