EMPIEZA LA NOCHE MÁS OSCURA

LA VIOLENCIA EN EL OCCIDENTE DEL VIEJO  CALDAS 

MITAD DEL SIGLO XX

1- 

Alfredo Cardona Tobón

 

“                                                  presidente Olaya Herrera

 A las cuatro de la tarde del 9 de febrero de 1930  el redoble de las cajas militares anunció el advenimiento del partido liberal al poder, sin embargo muertos los caudillos guerreros no se veía jefe alguno que aglutinara sus huestes, pues después de treinta años de dominio  conservador,  el liberalismo era  una masa conformista, manejada por los candidatos opositores que obtenían sus votos a cambio de tajadas burocráticas.

En 1930  el conservatismo se había presentado a las urnas con los candidatos Guillermo Valencia y  Alfredo Vásquez Cobo. El poeta era un individuo sin sensibilidad social, amigo de los  latifundistas  caucanos y  sordo a la reivindicaciones  de  sus paisanos indígenas, el segundo candidato  estaba marcado por los cobardes acontecimientos de Panamá y los de Marmato, donde sirvió de testaferro de compañías extranjeras en contra de los intereses de los mineros y de la nación colombiana.

En la Convención Liberal reunida para definir el apoyo a una u otra candidatura conservadora, la directiva roja inicialmente  optó por la neutralidad. No tuvo esa opinión Alfonso López, quien invitó a sus copartidarios a votar por un candidato liberal pues era hora de tomar el mando  como consecuencia  de la  gran quiebra fiscal,  de la bancarrota del crédito, del desorden administrativo y de la inflación galopante .Los conservadores no habían podido dirigir un país en quiebra y  descuadernado que estaba en manos del clero y de una clase social muda, sorda y alejada del pueblo.

Ante tales circunstancias y con el clero y el conservatismo  divididos era la oportunidad que  esperaba el liberalismo alejado del poder desde su desastre en la guerra de los Mil Dias. Había llegado la hora de una colectividad arrinconada y alejada de las decisiones nacionales, así que  un  grupo liberal presentó a Enrique Olaya Herrera como candidato de una  concentración nacional.  Pero hubo liberales que se opusieron y quisieron continuar a la sombra de los conservadores.

Alfonso Lopez , Eduardo Santos ,Gabriel Turbay y Luis Enrique Nieto retiraron su apoyo  a Olaya Herrera y amenazaron con hacerle oposición si insistía en presentarse como candidato de ta  concentración nacional. . La noche que llego Olaya a Puerto Berrio , procedente de los Estados  Unidos, y en viaje por el río Magdalena, todo parecía perdido para su causa,. El riosuceño  Jorge Gartner de la Cuesta y su amigo  Alfonso Castro movieron su influencia y con gran dificultad lograron convencer a López y demás opositores a su candidatura , que la mejor táctica para vencer al conservatismo era introducirse  como  un caballo de Troya en  la Convención Patriótica Nacional aparentemente en manos de las fuerzas conservadoras y con  bajo perfil de los elementos liberales...

Así las cosas, el  clero se convirtió en un  aliado indirecto de Olaya Herrera. En  carta del 29 de agosto de 1929  . Monseñor Perdomo, Arzobispo Primado, anunció a los parlamentarios conservadores  su apoyo al general Alfredo Vasquez Cobo, decía que  habiendo auscultado la opinión de la feligresía  vio que el ochenta por ciento de ella apoyaba a Vasquez Cobo  y por tanto no podía ir en contra de la mayoría ..

Eso expresó monseñor Perdomo, pero  monseñor  Manuel José Caicedo, arzobispo de Medellín, tenía una opinión distinta y  recomendaba  a Guillermo  León Valencia, mientras los obispos de Cali, Ibagué, Tunja y San Gil   tildaban a Valencia de  anticatólilco y aconsejaban  a la feligresía votar por Vásquez Cobo.

 En esta situación inédita  el Papa terció en el debate y apoyó la candidatura de Valencia, obligando al arzobispo Perdomo a cambiar sus opiniones en circular  que leyó a los fieles  Tras la división de los jerarcas católicos siguió la de los sacerdotes “ cada párroco, cada sacerdote enviaba telegramas de apoyo a uno u otro candidato que eran  publicados profusamente por cada movimiento.”

Los conservadores subestimaron el  poder agazapado del liberalismo y subestimaron la  candidatura de Olaya Herrera a quien no daban posibilidades de triunfo  en forma tal que. Guillermo León .Valencia con su  grandilocuencia  y su verborrea  manifestó  que esa  candidatura era ruido de alas, trompetas de Jericó, cuajo danés, que no contaba ante su fuerza  pues  el clero tenía que apoyarlo pues había hablado el Papa, que “Roma locuta  est, causa finita est” o sea en buen romance que se había pronunciado el Papá y no quedaba otro camino que obedecerlo..

Escrutados los votos, el doctor Olaya aventajó por más de 120.000 sufragios a Valencia, su más próximo rival conservador. En el occidente del Viejo Caldas,  los liberales  celebraron con alborozo el triunfo de su partido: En Anserma hubo fiesta en el club social y tiros al aire en el cuartel de policía. “Tomamos el poder con votos gritaban los liberales entusiasmados, pero si no hubiéramos ganado lo habríamos ganado a punta de bala.” En Quinchía una muchedumbre campesina se regó por las calles principales y banderas rojas cubrieron el fortín radical de Santuario.

Olaya inició con un programa de unión nacional y contenidos sociales.  Por ley 83 de 1831 reconoció el derecho a la sindicalización, reglamentó el derecho a la huelga, limitó  la jornada de trabajo a ocho horas, estableció la inembargabilidad  de los salarios, fortaleció el cooperativismo y posteriormente consagró las vacaciones, el auxilio de enfermedad y  las cesantías para los empleados particulares...

Bajo el pretexto del  anticlericalismo de Olaya  numerosos  curas de los santanderes, Boyacá y del occidente caldense atacaron la gestión del presidente incitando a la desobediencia civil.. El jefe conservador Laureano Gómez se opuso al gobierno  anunciando  con irresponsabilidad que haría invivible la República Liberal

 Azuzados por políticos y por parte del clero los  desordenes no tardaron en presentarse. En febrero de 1931 chocaron liberales y conservadores en varios municipios de Santander y  en abril graves sucesos conmovieron la población de Mocatán, hoy Belén de Umbría. Los desordenes en  Belén, en  Mistrató., en Riosucio, Salamina, Apía   y en Florencia, Samaná, tuvieron implicaciones gravísimas  que en los años posteriores, sirvieron de excusa para las retaliaciones que regaron de sangre  la región entera sembrando la atroz violencia cuyas secuelas aún estamos sufriendo

 

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