QUINCHIA- RISARALDA

 

CARAMBÁ

Alfredo Cardona Tobón



Es importante que las nuevas generaciones conozcan sus  raíces y  los ancestros y la historia se conserve, se trasmita y trascienda; todo esto se logra cuando se conoce el pasado, los mitos y las leyendas y se realcen los hechos que han moldeado el presente.

Mediante  una narrativa que muestra los antecedentes, los personajes y el imaginario de Quinchía, el libro  titulados “Carambá” dibuja  una comunidad especial entre los municipios del departamento de Risaralda.

Quinchía es un pueblo con identidad, apegado a su tierra, orgulloso de sus tradiciones y su cultura con ancestros indígenas y caucanos y un toque reciente de cultura paisa.

“Carambá”  trae a la memoria el  pasado remoto de Chiricha, de  Cananao, Ocupirama, Ocuzca y demás caciques guerreros con su dios Xixaraca y Michua la Señora del Valor y de la Guerra..  No pudieron los tamaracas, o genios del mal, doblegar a los vecinos del Gobia y del Batero, que en sus encomiendas y resguardos explotaron una tierra fértil, con fuentes salinas y chispas de oro en vetas y aluviones.

El Camino Real que comunicó a  Popayán con Antioquia cruzó el caserío que sirvió de posada al sabio Boussingault y a Hatter, un explorador alemán que recoriió sus vecindades. El  viejo Quinchia fundado por los nativos en 1550 con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria de Quinchía  guardó el recuerdo  de las guerrillas patriotas y la voz del padre Bonifacio Bonafont señalando  los rumbos de libertad.

Quichía viejo fue un baluarte del radicalilsmo liberal caucano dentro de un mar cubierto con banderas azules.  Guapachas y Ladinos, Tapascos y Guarines, Aricapas y  Gañanes trasladaron el poblado al otero fresco a la sombra de los  cerros Gobia,  Cantamonos y   Puntelanza y con los Trejos y Vinascos de raigambre caucana  hicieron del moderno Quinchía un poderoso enclave político  que  manejó los destinos de Guática, Mistrató  y Ansermaviejo.

Con el triunfo nuñista en  1885 los  tiempos cambiaron y el nuevo régimen  rebajó a Quinchía  a corregimiento e intentó privarlo de la hulla y las fuentes salinas, décadas después otros protagonistas quisieron expulsar a los nativos de sus tierras y  de las minas y apareció el “Capitán Venganza” al frente de autodefensas campesinas.

En 380 páginas el libro “Carambá” condensa el pasado quinchieño, es una  historia de los patianchos del Batero y de los lanudos de la tierra fría. Es  el registro de  la comunidad nativa con sus líderes, su tragedia y el  trabajo continuado en busca de la paz tan duramente alcanzada.

En   24 capítulos  se habla de las guerras y los conflictos que enfrentaron a paisas y caucanos y  de las duras épocas de la violencia política,  hay campo para los personajes ilustres, las generaciones del cambio, al igual que para los viajeros y extranjeros que han  pasado por Quinchía.  “Carambá”  se refiere no solamente a su casco urbano sino a los corregimientos  y zona rural.

Se reconoce el papel de la mujer y su aporte al desarrollo del municipio.  También a los dirigentes y  agentes de la cultura y  la contribución de la iglesia  desde el establecimiento de la primera doctrina franciscana.

Esta historia de Quinchía al contrario de la mayor parte de los escritos regionales se aparta de la leyenda  rosa de la colonización antioqueña, pues  reconoce la participación de los nativos y abre campo al estudio de un poblamiento que  en algunas parcialidades nativas fue  una invasión descarada.

Quinchía es un pueblo donde se confunde la realidad con la leyenda, en esta obra documentada y con serio respaldo investigativo   se toma solamente la realidad, esperando que los lectores tomen sus propias conclusiones.

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