EL VIRREY SOLÍS FOLCH DE CARDONA

 

DE LA TIERRA HACIA EL CIELO

-EL VIRREY JOSÉ SOLÍS FOLCH DE CARDONA

Alfredo Cardona Tobón

 


José Solís Folch de Cardona   nació en España  en 1716 y luego de haberse preparado en la carrera de las armas recibió, con apenas quince años de edad, el grado de Capitán  en el  regimiento de Caballería de Farnesio  Solis pasó a las Indias donde lo ascendieron a  Mariscal  y con apenas  35 años se convirtió en el virrey más joven de la Nueva Granada.

Este distinguido militar   perteneció a una familia de gran valimiento en la corte española, fue  un gobernante progresista interesado en comunicar a Santa Fe con el resto  del virreinato,  Inició la construcción del Camellón de Fontibón  abrió el camino de Cáqueza y el de San Martín, adelantó la via al Quindío y el camino  del Opón al rio Magdalena.. Solís dotó de acueducto a la capital del virreinato, restableció  la cátedra de medicina y nombró una comisión para discutir los límites con las colonias de Portugal.

Al oponerse a las prácticas corruptas y arbitrarias de la Real Audiencia se le acusó de más de  22 cargos que fueron desestimados por el Concejo de Indias,   Solís aumentó las rentas,  financió  obras públicas,  impulsó el desarrollo del puerto de Guayaquil e introdujo la estadística en la administración de la Nueva Granada..

José Solís Folch de Cardona fue un gran hombre,, quizás el mejor administrador del virreinato, pero no faltaron detractores que muchos  años después de su muerte enlodaron su  memoria tildándole de enamoradizo y amigo de amoríos no muy santos. Uno de ellos fue Marroquín, el presidente que no fue ni poeta, ni literato ni estadista sino un mentiroso que confundió la historia con los chismes.

Según Marroquín  en  uno de los destemplados y lluviosos  amaneceres en Santa Fe de Bogotá , un noctámbulo  en búsqueda   del  calor de su casa,  vio acurrucado en el dintel del Palacio Virreinal  nada más ni nada menos que a la primera autoridad de la Nueva Granada. El virrey estaba aterido en medio de la neblina y el frio  y aunque había un centinela en la entrada  este parecía insensible a los aldabonazos. Se supo que el  virrey había la orden  de no dejar entrar a nadie después de la  media noche y  por eso  el centinela   se atuvo a las instrucciones  e impidió el paso del alto funcionario.

Según Marroquín el  virrey Solís estaba  acostumbrado a las francachelas cortesanas de Madrid y se entretuvo  en las alcobas  santafereñas   en compañía de mujeres de diversas condiciones entre las cuales se contaban las hermanas apodadas   las Marichuelas “  señaladas   por sus costumbres  desenvueltas.  Las  aventuras del virrey Solis  fueron  vox populi, pero a nadie le importaba pues  las equilibraba con su asistencia a la catedral, el rezo del rosario  y las comuniones piadosas, pues al fin y al cabo, como dice el  refrán, el que peca y reza empata.

Pero en la Semana Santa de  1759  Solís Folch eligió  por confesor a un sacerdote que había llegado  a la ciudad a establecer una casa para la congregación de San Felipe Neri y  el sacerdote le negó la absolución. La impresión que tal decisión causó en el ánimo del virrey fue catastrófica. Al sentirse en las puertas del infierno Solís decidió  reformar sus costumbres, retirarse del mundo y buscar la salvación de su alma. Esta es la historia que le inventaron al virrey  sin que haya evidencia que la apoye.

 Aún se ignora por qué Solís dejó los honores del mando y cambió su vida por otra de recogimiento y sacrificio. En 1760 presentó su renuncia al rey  y cuando llegó don   Pedro Mesía de la Cerda, conde de la  Vega de Armijo,  entregó el cargo y se preparó para vestir el hábito de San Francisco como un simple y humilde hermano lego con el nombre de Fray José de Jesús María..Para acercarse a su nueva condición y librarse de los bienes terrenos  el antiguo virrey  atendió a los más pobres,  auxilió a los necesitados vergonzantes, donó una gran suma de dinero  al  Hospital de San Juan de Dios, contribuyó en la construcción de la iglesia de la Tercera  y regaló una campana a la de San Francisco.

Solís se despojó de galas y de insignias y abrazó el estado religioso con la asistencia  del   nuevo virrey, la Audiencia en pleno, los Cabildos, los tribunales y las corporaciones de Santa Fe de Bogotá. A partir de entonces Solís quiso ser un simple lego dedicado a los oficios más bajos. Su religiosidad fue veraz y sentida,  acostumbraba ayunar a pan y agua casi todo el tiempo, llevaba  silicios y un vestido interior de cerda que penetraba su carne. pero el mundo siguió persiguiendo al fraile cuyo hermano, un cardenal de Sevilla trató de auxiliarlo para atenuar las necesidades, pero de nada le sirvió ya que  los dineros que recibía quedaban en manos de  los menesterosos mientras las privaciones aceleraban su muerte.

Los superiores de la congregación lo convencieron que con el ministerio sacerdotal podría prestar  mejor servicio  a la religión y  por obediencia se preparó para recibir las ordenes sagradas que lo distinguían como sacerdote, fue ordenado en Santa Marta en 1769 y al regreso a Santa Fe celebró la primera misa el día de la festividad de San José.

Los ecos malignos atormentaron al  sacerdote: y entre los religiosos creció la envidia al verse opacados por la santidad y la consideración con que  trataban al antiguo virrey.que se vio reducido a su estrecha celda para evitar los vejámenes de otros religiosos.

El 27  de abril de 1770 José Solís Folch de Cardona dejó el mundo para reinar con Cristo. A sus exequias asistieron todos los estamentos de la sociedad. En España le tenían reservado el capelo cardenalicio que no alcanzó a recibir pues se adelantó la muerte.

Así se cerró el capítulo del tercer virrey de la Nueva Granada.

*historiayregión.blogspot.com

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