EL AMOR EN EL OTOÑO DE LA VIDA

CÓMO CULTIVAR EL AMOR

 

 Alfredo Cardona Tobón 




La vida  se agota cuando el corazón deja de latir  y el aire no irriga nuestro cuerpo. Igualmente  nuestra vida  pierde el sentido   cuando olvidamos lo que aprendimos a querer , desaparecen los sueños y se borran las esperanzas.

La vida no es llana ni estática: tiene hondonadas, valles y picos donde hay amores que florecen como en primavera, otros tienen la calidez del verano, unos  se renuevan como las hojas en el otoño de la existencia y algunos  se arropan en los recuerdos cuando llegan las nieblas y los vientos del  invierno.

 En todas las épocas el  amor es el faro que alumbra nuestra existencia  y el motor de nuestra vida: No es la enfermedad,  la pobreza ni la soledad lo que oscurece nuestro camino, es la  falta de amor lo que ataja nuestros pasos. El amor tiene su espacio en todos los momentos que vivimos, se ama con pasión  en la juventud , el corazón es pródigo en el verano de nuestra vida  y cauto  en el ocaso del tiempo. En el otoño de la existencia  arrecian los vientos  y las dudas y sin embargo como ocurre con las estaciones, en otoño nos renovamos y nos revestimos de esperanza   y de sueños como aquellos árboles que pierden su follaje   para que puedan brotar nuevas hojas... 

Pero en la edad otoñal, cuando se vislumbra el final del recorrido,  cuando nos  acercamos a la curva de las despedidas y acuden en tropel los recuerdo  se ve con inquietud que el tiempo se acaba sin  haber alcanzado todas  las metas  y se tiene el temor que el amor se aleje como las golondrinas que buscan el calor en horizontes lejanos. En el otoño de la vida no  se piensa en el poder ni  en el dinero, éste solo es un medio para atender las necesidades, pero se  tiene pavor a la soledad y se añoran los seres que nos acompañaron en el  largo trayecto de la existencia En los años mozos el amor es intuitivo pero en el otoño de los años  es necesario aprender a querer y a posicionar el amor sin que el remordimiento ni la ingratitud opaquen tal sentimiento

Nunca es tarde para   aprender a amar. Nunca es tarde para acercarnos a la familia y a los antiguos amigos, buscar un nuevo cariño o revivir el romance,  cada segundo cuenta en los eslabones que hacen la felicidad.. Pero es necesario hacerlo con optimismo y con fe , con  el asombro  de las pequeñas cosas que llenan nuestra dicha  y generalmente no demandan esfuerzo  como una sonrisa, el perfume de una flor, el arroyito que se descuelga por la montaña, el celaje del bosque, los trinos de los pájaros, un beso o  una caricia

Son los recuerdos y  los sueños la amalgama  que une  las parejas cuando al lado de la chimenea  repasan las sendas de sus vidas con  fotos, cartas,  canciones y añoranzas y afirman ese amor  cuya fortaleza   resiste todas las vueltas y las acechanzas del tiempo. Es hermoso envejecer con la  persona amada, pues a su lado se van aceptando las inclemencias de los años  que son el reflejo  de uno mismo y el testimonio  de la lucha conjunta, de los afanes y sacrificios y de  los momentos felices que adornaron  nuestro paso por la vida..

En el amor otoñal basta una mirada para adivinar los pensamientos del ser querido y cruzar las lagunas de la mente. No hay que expresar nada para arrimarse a buscar el  calor de la pareja y una caricia  es suficiente para expresar lo que se siente. En  el otoño de la vida no  hay campo para la soberbia, el orgullo y el  egoísmo ,basta con la ternura  y la solidaridad  que unieron  a los compañeros de vida en alegrías y tristezas.

El amor es una decisión que se cultiva y trasciende .  Y aunque uno se ame y se cuide  va más allá de uno mismo porque el amor se comparte y se comunica.  No es para guardarlo y cubrirlo sino que grita y se hace escuchar pues el amor se comparte y se brinda generosamente.

El amor se  manifiesta con la palabra y la ternura, con los sentimientos y las caricias y se fortalece con la comunicación, por ello es necesario escuchar con interés y respeto y sin mezquindades pues no existe nada más efectivo para establecer los vínculos de afecto que la palabra, pero no basta con oir, hay que escuchar con mente abierta sin pensar que  somos los poseedores de la verdad y que siempre tenemos la razón. . Cuantos conflictos y mal entendidos se  evitarían  si se escuchara y conociéramos el otro lado de las historias.


Hay que tener en claro que en toda comunicación la clave está en comprender y ser comprendido.. Con la prisa del día a día y las nuevas formas de comunicarse estamos más conectados, aunque  no necesariamente estemos comunicados. No basta un mensaje de texto, ni una grabación, hay que mirar a los ojos, hay que sentir los matices de la voz, hay que sentir el calor de una caricia para unirnos al ser amado y comprender que lo aflige o afana.

 

Para saber cómo es realmente la persona que amas debes acercarte y comprenderla, debes oir sus latidos y conocer sus temores, saber que espera  y que ambiciona. Tienes que comunicarte con ella y abrir tu corazón con palabras  claras que ayuden a crecer y a generar confianza.

:Que grato es mirar a los ojos, identificarse con el ser amado, gozar con su voz, conocer sus secretos y oírlo sin cuidarse de expresar lo que se siente, porque hay honradez y amor en lo que decimos. La capacidad que tienen las parejas para discutir sus diferencias es el principal indicador de una relación fructífera, para ello es necesario saber escuchar, dialogar es dar y recibir, enseñar y aprender, en ello está la clave de la comunicación..

 

ü El diálogo constante, sincero y abierto es el mejor regalo que se puede dar la pareja. Cuando se aprende a escuchar mejora su comunicación y cuando mejora la comunicación progresan las relaciones. Debemos abrirnos, interesarnos sinceramente por lo que piensa la pareja, ella te ayuda  a ver lo que no puedes o no quieres ver.

 

La comunicación es uno de los primeros aspectos que se resienten en una relación y uno de los más difíciles de reparar, por ello es de vital importancia dedicar tiempo para hablar con el otro, y alimentar el diálogo entre los dos restando espacio a la  televisión,  el  celular, el  computador u otro aparato que impida el acercamiento y el diálogo franco, respetuoso y sincero. Igualmente, conviene programar salidas en pareja para divertirse, conocer nuevos lugares, recrearse con las fotos, compartir bromas, jugar, caminar, bailar, cantar, contar historias; en fin, revitalizar constantemente las relaciones con una buena comunicación entre  los seres que se aman.

 

 

 

 

 

 

 

 

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