RICARDO DE LOS RIOS TOBÓN

 

RICARDO DE LOS RIOS Y CARLOSDE

 

Alfredo Cardona Tobón

 


Yo estaba seguro que sería Ricardo de los Rios Tobón quien leería  esta nota pues hasta  hace poco nadie dudaba de la salud de nuestro amigo que lucía sano y lleno de proyectos, pero los arcanos divinos son inescrutables y aquí estamos hablando de mi primo segundo, que hubiera sido un primo primero en proximidad y afectos si los trapos rojos y azules no hubieran separado en tiempos idos a nuestra familia.

 

Ricardo estaba convencido  que todo se arreglaba con argumentos y concejos y  fue un paladín en ese campo, aunque no siempre tuvo éxito porque en nuestro medio nos acostumbramos a arreglar los entuertos por las malas;  pese a todo  nunca forzó las situaciones y dejó que ellas buscaran un cauce que llevara a la solución de los conflictos.

 

Otra de sus características  fue su escaso apego al  dinero. Para mi, aunque él no lo aceptaba, Ricardo era un mal negociante en un mundo lleno de  marrullas, de enredos y negociados. A veces trabajaba por amor al arte, por darle gusto a un amigo o por figurar, que eso si le gustaba , sin embargo no deslucía,, porque  tenía méritos suficientes para sobresalir,  ya que  Ricardo fue y será una de las personas más cultas de esta parcela,  donde como decía Hugo Ángel, en vez de letras de molde circulan las letras de cambio.

 

El  pecado mortal de Ricardo,  según dicen, es que nunca dejó de ser caldense y manizaleño, pese a figurar como hijo de Risaralda  y eso disgustó a los recalcitrantes separatistas.  A Ricardo jamás lo convencieron los argumentos anticaldistas, bien sabia que detrás de las gestas heroicas marchaban los apetitos desaforados de los burócratas y políticos, pues  antes y ahora  Pereira era la ciudad que tenía el mando, pues no  se movía una hoja en el viejo Caldas sin que Camilo Mejía Duque lo permitiera.

 

Ricardo fue campeón en muchos frentes: indudablemente una autoridad en la historia reciente de la región y en la literatura patituerta no tuvo par; Hay que ver las bellezas que desenterró en los últimos años en las entregas del suplemento Papel Salmón de la Patria de Manizales.

 


En Ricardo se conjugó la literatura, la historia y la ingeniería. No fue un  gran matemático,  pero tuvo sentido común  y el don de la ejecución, que le permitió con mucho éxito, dirigir  montajes de plantas térmicas en varias regiones colombianas  y sobresalir en el arduo mundo de la maquinaria..

 

La producción cultural de Ricardo es variada y de calidad. Su trabajo en este campo fue extenso y auténtico. Sin embargo yo me quedaría con una obra, que para mí es la obra cimera  de Ricardo de los Rios Tobón, se trata de dos tomos con el título de Carlosdé. Fue una labor tesonera, metódica y profunda que le exigió sesenta años de investigaciones. Fue un trabajo que empezó cuando estaba jovencito y remató un poco antes de su muerte.

 

Carlosdé es la historia de su padre y de su  abuelo , de su familia y seres queridos,  con la particularidad de envolver en esa obra  el pasado de gran parte del occidente del Viejo Caldas.  Quien lea a Carlosdé  entenderá la región y tendrá una visión neutral de sus comunidades. Es una obra hecha con amor filial, es una declaración de respeto y gratitud, es la exaltación del esfuerzo de un clan ,

 

Una semana antes de morir Ricardo,  lo llamé por teléfono y tuvimos una larga conversación donde recordamos episodios  y  viejos amigos. En algún momento le solicité algunos datos para completar su biografía y ya con voz cascada y el organismo minado por la enfermedad  me dijo que no lo enterrara todavía, pues él era un guerrero  que  tenia presupuestado sacarle una ventajita a la muerte. No fue así.. La parca le ganó la mano. Ahora lloramos al hijo predilecto de Carlosde.

 

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 Ricardo fue un belumbrense que pudo haber llegado por los menos a obispo si el mundo no lo hubiera atrapado,  o senador si hubiera seguido el llamado de la cauda azul  turquí que le marchó sin condiciones a su padre. En fin, Ricardo seguirá en sus libros hasta que la polillla o la ingratitud de la gente borre su memoria.  Sus pasos aun resuenan en este recinto al igual que su palabra fácil y amena que animó  nuestras tertulias.

 

. La Academia Pereirana de Historia en un acto sobrio y sentido exaltó a Ricardo de los Rios y lo mismo hizo la Academia Caldense de Historia. El escritor Jaime Ochoa mostró sus  realizaciones y se refirió especialmente al libro sobre  la colonización y poblamiento de la región. Se editó el volumen que llegaba hasta 1950 y  está pendiente la segunda parte.

 

La publicación de esa segunda parte sería el homenaje póstumo a este brillante intelectual risaraldense, cuyo aporte a las  letras fue reconocido por la Universidad Tecnológica de Pereira al  distinguirlo hace pocos meses  con la maestria honoris causa en  historia.

 

 

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