COLOMBIA NUNCA CONTROLÓ SUS FRONTERAS


Jose Deluyar  Cardona Arias


                                                     Islote Quitasueño en el Caribe

 


Si repasamos  la historia, vemos que el territorio nacional se ha venidos  disminuyendo por la misma desidia y negligencia de todos los colombianos, empezando por los gobernantes,  no los de ahora, sino  desde siempre.

El colombiano no ha sido exponente de patriotismo, no hay sentido de  pertenencia de la tierra, ni respeto a los simbolos patrios y su defensa  ante cualquier eventualidad.

El virreinato de la Nueva Granada que en 1810, según el principio universal de “ Uti posseditis Jure” tenía una extension de 2.243.000  kilometros cuadrados  se ha venido reduciendo hasta lo que es actualmente 1.141.748 kilometros cuadrados en beneficio  de los países vecinos. A la hora de defender las fronteras hemos sido indolentes, pasivos y demasiado condescendientes, casi cobardes. Miles de muertes en feroces combates, ninguno por defender nuestro territorio, a excepción del conflicto con el Perú , donde murieron 26 soldados.

El reconocido experto profesor Pierre Gilhodes, a su juicio dijo: “Colombia  no tiene clara conciencia de sus fronteras”. El mayor descalabro y trauma histórico fue la secesión de Panamá, hecho que le permitió  a los Estados Unidos construir el canal desde 1903. En medio de una cruenta guerra civil, no se supo manejar este acontecimiento tan vital para el país y con el apoyo de los Estados Unidos y los mismos colombianos se configuró la independencia de Panamá. Todo se hizo mal, el Congreso dilató las negociaciones  y no estuvo a la altura  de los acontecimientos, las tropas establecidas en el canal al mando del general Huertas fueron sobornadas por  60.000 dólares y el grupo de cartageneros encabezados por Amador Guerrero precipitó  la instauración de la nueva república.

Cuando en 1987 el mal recordado presidente Urdaneta Arbeláez cedió el archipiélago de los Monjes, en una visión miope y de traición a la patria, el Concejo de Estados, en una sesión informal, lo desautorizó, pero en 1986, cuando los venezolanos ya estaban posesionados  de unos terrenos  ricos en petróleo y que además les aumentaba la plataforma continental. El único comentario de la prensa colombiana, en la misma dirección antipatriótica, era “ que más valía la amistad con Venezuela que unos pedazos de roca”.

Miguel Antonio Caro estuvo dispuesto a ceder la costa de la Guajira. A mediados del siglo XIX, el procurador Florentino González, propuso que  el país dejara de existir y se agregara como un estado  a los Estados Unidos, adelantándose cien años a lo que  es hoy Puerto Rico, “Estado Asociado”. Ospina Rodríguez insistió más tarde en esta insólita propuesta, que los norteamericanos ni siquiera comentaron. Otra actitud desastrosa para la integridad del país de haber sido aceptada, es que los generales José Hilario López , José Maria Obando y Tomás Cipriano de Mosquera propusieron anexar el estado del Cauca ( Nariño, Cauca y Valle) al Ecuador. El tratado Salomón-Lozano de 1922, a plena satisfacción del Perú, significó para Colombia ceder en el Trapecio Amazónico más de 100.000 kilómetros cuadrados.

Olaya Herrera cedió los cayos de Roncador y Quitasueños a los Estados Unidos los que ulteriormente fueron devueltos, no por gestión colombiana, sino porque  los norteamericanos así lo decidieron. El general Reyes había cedidos gran parte del Amazonas a la Casa Arana del Perú, constatándose una gran generosidad de nuestros gobernantes.

Con respecto a San Andrés, es inconcebible que un fallo de un alto Tribunal  Internacional como el de la Haya, sea considerado inapelable, como sino estuviera sujeto a errores tanto jurídicos como de forma, que fue lo que realmente ocurrió.  Debe haber una segunda instancia a satisfacción de las partes, para que realmente cumpla una función de arbitraje internacional.  No se tuvieron en cuenta los derechos humanos de una población de 100.000 isleños, que viven básicamente de lo que produce el mar. Por otra parte es absurdo que un islote de tierra colombiana, quede rodeado de aguas de otro país.

Nadie duda de la calidad de nuestros negociadores, pero a la luz de los resultados significa que no han sido lo suficientemente capaces de defender con argumentos sólidos, que Colombia los tenia, la soberanía nacional. Tambien quiere decir que los negociadores de Nicaragua fueron mejores, lo que se puede apreciar con la cara de satisfacción que todos tenían al escuchar el fallo.

Siguiendo la tradción, todo ha sido mal manejado, Colombia estando segura de los documentos que justificaban la soberanía sobre el archipiélago, no ha debido aceptar concurrir a dicho tribunal. Se demostró mejor habilidad diplomática de Nicaragua, desconoció el tratado Esguerra- Bárcenas de 1928, que la misma corte dijo que era válida y estableció una demanda donde nada tenía que perder.

Un fallo más equitativo habría sido declarar las aguas en disputa como aguas internacionales, compartidas por los países de la región ( Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia). Tener en cuenta que de acuerdo con el cambio climático, que implica un aumento  de la temperatura global que está derritiendo los polos y los grandes glaciares y que trae como consecuencia el aumento del nivel de las aguas marinas, estos islotes de San Andrés, van a desaparecer dentro de veinte años, como están desapareciendo las regiones costeras del planeta. Existe el antecedente de que otros países  no han acatado los fallos de la Haya; Colombia tendría razones suficientes para no acatarlo o pedir una revisión con verdaderos expertos en  derechos humanos y de plataformas marinas. Es triste que la soberanía nacional dependas de terceros países. Las disputas territoriales entre vecinos deben hacerse con negociaciones bilaterales, con veedores  internacionales si es el caso, hasta agotar todas las instancias pacíficas, evitando el extremo de una solución militar. La Historia está llena de estas eventualidades.

 


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