AL OLOR DE LA PIÑUELA


Alfredo Cardona Tobón


Así como la guayaba tiene su olor y lo tienen las pomas y numerosas frutas, la humilde piñuela tiene  un aroma que va adosado  a la picazón en la lengua  causada por minúsculos cristales de oxalato de calcio cuando  se consume su fruto.
 La piñuela ( bromelia Karatas L)  florece en racimos y se  identifica  con los estratos sencillos de  la población americana, agrada a la gente cobriza y forma setos de no más de dos metros de altura en  zonas rurales entre Mejico y el norte argentino. Es un arbusto de   hojas largas y angostas  que concentran la lluvia y están revestidos de  espinas que lo protegen. La piñuela no se ve en los grandes mercados,  se ve en los puestos pueblerinos y en las pequeñas fincas,  podría decirse que es una planta  sin pedigrí  que al paso que vamos en  pocas décadas se  verá extinta  o como mera muestra en los jardines botánicos.

Hay muchas variedades de piñuela. Se utiliza como alimento pero más como  cerco  vivo en las zonas andinas, en el Cesar y en las veredas perdidas donde remplaza al alambre de púas.  En América Central la llaman timbiriche y en Méjico se denomina guámara. Tanto  allá como aquí  se utiliza ornamentalmente , para  elaborar miel, jugos o como alimento humano o  para el ganado debido a su alto valor nutritivo.

  El  sabor de la piñuela es agridulce, sus frutos se presentan en  racimos hasta de  cincuenta bananitos con el color rosado de los niños boyacenses;  posee minerales, vitaminas  A, B y  C , antioxidantes y tiene un  poderoso  poder antibacterial utilizado por los mayas  y sus descendientes en las curaciones. 

A los bananitos maduros se les quita la cáscara y se consumen crudos adobados con sal y  ají. En el Ecuador los cocinan para presentarlos en la mesa o  preparar un rico postre con harina de arroz y panela. La piñuela es  una planta exótica, con facetas por descubrir y enormes  posibilidades  para los  genios  del paladar.

En los municipios sureños de  Mercaderes y el Patia utilizan la piñuela en tratamientos para deshacer los cálculos biliares  y en  bebidas que aplacan la sed y corrigen la pesadez estomacal. Hay que advertir que no todos  pueden  consumir la piñuela, ella se reserva para algunos,  pues a otros les escalda la lengua  o choca por  su sabor agridulce
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Las tunas dificultan la cosecha de  los racimos.  Pero  su ramaje es un fortín para los ratones campesinos, para las arañas y las culebras, por ello conviene mantener  la piñuela alejada de la casa. Se cultiva en climas secos de más de 24°C de temperatura  en suelos  sin requerimientos especiales.

La guámera  o piñuela va de  la mano con nuestra gente llana, es un cultivo  de mínimos cuidados del que se aprovechan hojas, frutos y raíces, ya que sus hojas  utilizadas como cubiertas de los quesos le dan un sabor muy especial  y la base de su tallo  constituye  un agradable condumio..
En los viejos tiempos los escueleros  capaban clases para ir al rio y  gozar de las frutas que  se atravesaran en el recorrido.  No importaba el agridulce, la lengua escaldada, los chuzos ni los bichos.  Era e tiempo de la piñuela, de las dulumocas, las churimas, los chachafrutos ,las moras silvesres, y otras delicias que ahora solo se ven en las láminas de los libros.

Las niñas no fueron  amigas de la piñuela, era exclusividad de los varones quienes  en osado arranque la consumían  sin  hacer gestos al picarles la lengua  cuando no se cocinaba.  Lo que  aún  no se explica es como Temilda, la mejor cocinera que tuvo el occidente del Viejo Caldas, que en su restaurante en Riosucio  hacía dulces de arracacha,  inventaba  arequipes de fríjoles además de cidras con purés de papas aeréas... no  hubiera incluído  turrones,o sorbetes de piñuela  e inventos varios de esa planta.  Definitivamente hubo discriminación con ese vegetal proletario que sigue esperando un redentor que lo salve del olvido 
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Así como Cochise le dio categoría a la panela en  la Vuelta a Francia en bicicleta habrá que interesar a  uno de nuestros grandes  deportistas para que se ponga la camiseta de la piñuela y  extienda el gusto por su sabor agridulce en el resto del mundo.  Eso sería hacer Patria al ritmo de cumbia y picazón en la lengua.

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