EL ÚNICO EDECÁN ANTIOQUEÑO DEL LIBERTADOR
Alfredo Cardona Tobón*
El término edecán designa a los oficiales de confianza que asisten al comandante supremo en las tareas más importantes de la guerra, tanto en el campo militar como en las actividades civiles y administrativas. El general Simón Bolívar contó con numerosos edecanes, la mayoría venezolanos, algunos europeos y unos pocos granadinos; entre estos figuran Tomás Cipriano de Mosquera y Julián Santamaría Tirado, el único antioqueño que tuvo el honor de servir como edecán del Libertador.
A Julián Santamaría se le llamó “El mensajero de la Victoria” por llevar a Santa Fe de Bogotá la primicia del triunfo en Ayacucho. Santamaría fue un diplomático de absoluta confianza de Bolívar a quien acompañó en la campaña del sur y veló en las horas de agonía; el antioqueño fue el enlace entre Bolívar y Sucre, facilitador con el gobierno del Perú y aliado incondicional del Libertador en medio de las insidias santafereñas.
Pero pese a sus méritos, Julián Santamaría es un desconocido entre los miles de compatriotas que se sacrificaron por nuestra libertad. Este militar no solamente fue un valiente que luchó en la costa Atlántica, en las riberas del Magdalena, en Bomboná en Junín y Ayacucho, sino también un valioso auxiliar ante el general San Martín, cuando Bolívar logró que el importante puerto de Guayaquil quedara anexado a Colombia en vez de pertenecer al Perú.
Julián Santamaría Tirado nació en Medellín el 28 de enero de 1800; hijo de don Manuel Santamaría, un importante personaje alcalde de la ciudad y corregidor del pueblo de La Estrella. Santamaría cursó sus estudios en Medellín y poco después de la batalla de Boyacá se enroló en uno de los cuerpos militares organizados por el gobernador José Manuel Restrepo y marchó en las filas del Batallón Girardot que tomó a Cartagena, a Sincelejo y luego a Santa Marta donde lo ascendieron a Ayudante Mayor.
Santamaría no solo luchó contra los españoles sino que su padre y su hermano Raimundo aportaron dinero y recursos para sostener la tropa antioqueña en su gloriosa campaña de la Costa Atlántica. El 26 de enero de 1822 el militar paisa hace parte del contingente que bajo las órdenes de Bolívar se dirige al sur.
Después de la hecatombe en Bomboná, donde casi desaparecen los batallones patriotas Bogotá y Vargas, y tras el triunfo en Pichincha, el Libertador lo asigna como escolta del teniente coronel José María Obando, oficial realista recién pasado a las filas patriotas y le dice: “Le doy por compañero a uno de mis edecanes de quien estoy seguro lo tratará como un caballero”; y en realidad no pudo haberlo dejado en mejores manos en esa época con los rigores de la guerra a muerte y cuando estaba al día el odio y la venganza.
Luego de dejar a Obando en Popayán, Santamaría siguió a Bogotá a comunicar al vicepresidente Santander sobre los acontecimientos del sur y entregar los partes de batalla de Bomboná y Pichincha. Nueve días duró el viaje después de pasar por el Valle del Patía infestado de enemigos, hasta entrar a la capital colombiana el 24 de junio de 1822 donde por orden de Bolívar recibió el grado de Teniente Coronel de Infantería.
En la entrevista de los generales San Martín y Bolívar en Guayaquil se planeó la campaña del Perú. Es entonces cuando el Libertador envía a Santamaría como parlamentario ante Riva Agüero jefe del gobierno peruano, y comprueba la mala fe de este traidor que intenta destruir el ejército de Colombia en alianza con las tropas realistas. El coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente apresó a Riva Agüero y a sus secuaces y por intermedio de Santamaría manifestó a Bolívar el reconocimiento del Libertador de Colombia como única y legítima autoridad en el Perú.
Después de Ayacucho Julián cumple nuevas misiones en la Nueva Granada como lo expresa José Manuel Restrepo en enero 28 de 1825: “ Hoy ha llegado el edecán de su excelencia el Libertador Presidente, teniente coronel Julián Santamaría, con una de las más grandes noticias que acaso se ha recibido en todo el curso de la revolución americana, tal es la destrucción total del ejército realista del Perú en los campos de Ayacucho el 9 de diciembre último.” Y agrega una mala noticia: “El Libertador ha enviado al Congreso la renuncia de su empleo desde Lima con fecha 22 de diciembre último”. Por fortuna esta vez Bolívar tuvo el apoyo del Congreso que se negó a aceptar tal renuncia.
EL RETIRO DE LAS ARMAS
El único edecán efectivo de Antioquia se retiró de las fuerzas armadas el 22 de marzo de 1825 para dedicarse a los negocios familiares; en Bogotá contrajo matrimonio con doña Concepción Soublette y Piar, una pariente de Bolívar.
Tras su retiro del ejército, Santamaría continuó en la política y en esos difíciles momentos fue un irreductible apoyo de la causa bolivariana. Por esto el 2 de septiembre de 1830, siendo consejero Municipal, le confiaron la misión de viajar a Cartagena a convencer a Bolívar de ejercer nuevamente la presidencia de Colombia en remplazo de Urdaneta, en vista de que Joaquín Mosquera se negaba a hacerlo y el caos se extendía por la República.
Santamaría junto con el coronel Vicente Gutiérrez de Piñeres llegó al puerto del Atlántico el 17 de septiembre de 1830 y presentó pliegos a Simón Bolívar; pero el Libertador se negó a ocupar la primera magistratura y así lo hizo saber a Urdaneta. Enfermo y decepcionado se trasladó a Santa Marta donde en menos de tres meses entregó su alma al Creador.
Ante el acoso de los enemigos de Bolívar que siguieron persiguiendo a sus partidarios aún después de muerto el Libertador, Santamaría se radicó en Caracas donde se dedicó al comercio y a la agricultura y desempeñó el cargo de Comandante de Milicias.
Cuando los restos de Bolívar fueron repatriado a Venezuela , Santamaría agobiado por la enfermedad, asistió a los actos oficiales con sus compañeros Diego y Andrés Ibarra, Miguel Arismendi y Marceliano de la Plaza, todos ellos antiguos edecanes de Bolívar. Los fieles asistentes del Genio de la Gloria condujeron la urna funeraria desde San Francisco a la catedral.
El teniente Coronel Julián Santamaría falleció en Caracas el 13 de junio de 1845 a la edad de 45 años. Sus cenizas fueron depositadas en la catedral en el lugar asignado a los próceres de la Independencia.
* http://www.historiayregion.blogspot.com
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