Alfredo
Cardona Tobón
Si
no fuera por la muchachada las marchas
de estos días hubieran sido lánguidas demostraciones de descontento, similares
a los desfiles de los primeros de mayo. No son
los campesinos ni los obreros ni los maestros capaces de mover este
paquidérmico estado, es la juventud y
exactamente la juventud de clase
media, que no está amarrada a los políticos como sus padres y no
se dejan manejar por los odios heredados por los mayores.
Nunca
los jóvenes habían sido actores de primer plano. Eran los tirapiedra de las
universidades o los extremistas en los partidos de fútbol, pero no les había
dolido la Patria, con mayúscula, como ahora les está doliendo.
Por
fin se dieron cuenta que su futuro está secuestrado, que Colombia y su vida están en mano de una clase que
desde siempre maneja este país. Se dieron cuenta que son los mismos criollos, herederos de los
españoles, los que hacen lo que les da la gana en el país: Son los dueños del poder, de los puestos, de las industrias, de
la tierra, de los sueños y las
oportunidades.
Por
fin la muchachada se está dando cuenta
que no pueden seguir permitiendo que unos clanes, que unas gavillas de ladrones
y aprovechados sean los que definen su futuro y se apoderen de sus sueños. No
más de los mismos apellidos, no más delfines, no más liberales y conservadores.!
Fuera, fuera! Que llegó la hora del
relevo.
Pero
las manifestaciones deben pasar de los espectáculos con artistas y
tambores, a la creación de cuadros de acción para definir liderazgos, para ir a las
urnas con nuevas listas, con gente nueva, con sangre remozada, con ideas que
identifiquen a esa clase media que es la columna vertebral de la democracia.
El
grupo que citó a las marchas no es el personero del cambio. Pues son aquellos
que han luchado por el magisterio
que olvida a los alumnos, a las escuelas en ruinas y a los muchachitos
con hambre, pues los corruptos se roban los recursos de la alimentación ante la
vista cómplice de los maestros que piden más y más recursos sin comprometerse a trabajar como el resto de
los colombianos.
Quienes
se nombraron personeros del cambio
son los panzudos dirigentes de las
centrales obreras que en su momento se dejaron quitar las horas extras, los
dominicales y los derechos logrados por los trabajadores sin una marcha, sin
hacer frente al Señor del
Úberrimo y a los compinches que legislan para los privilegiados y no para el
pueblo desamparado.
Los
personeros del cambio son los profesionales jóvenes, los estudiantes,
los emprendedores, los soñadores que con
un tambor y sus canciones derrumban las
murallas como lo hizo Josué con las
murallas de Jericó, son los
aprendices a quienes los senadores ahítos de privilegios quieren
recortar sus menguados sueldos.
Pero detrás
de los sucesos que podrían cambiar nuestro mundo están agazapados los eternos dueños
del país, los terneros mamones, los sinvergüenzas atornillados al estado esperando que ese alud de renovación pase, se calme, se adormezca, para seguir con sus zarpazos.
No
parece que los jóvenes se hayan dado cuenta de las maniobras dilatorias del
presidente Duque y sus aliados y allí
están esperando con su música como los
comuneros en Zipaquirá, mientras los vendidos capitanes
negociaban con el arzobispo Caballero y
Góngora. En ese entonces pudo haber cambiado nuestro rumbo, pero se perdió la
oportunidad ¿ Irá a suceder lo mismo en esa
ocasión?-
En
las últimas elecciones algunos jóvenes
notables lograron infiltrarse dentro de las ratoneras de los cuerpos
colegiados. En las próximas elecciones
los jóvenes pueden generar el cambio sin sangre, que tanta se ha
derramado en Colombia, sin violencia, sin atropellos. Pero deben empezar a
prepararse para tomar el poder y las riendas de esta bestia desbocada, que nos llevará a todos al precipicio.
La
juventud de las comunidades indígenas también está despertando y acompañando a
la muchachada urbana, pero no debe permitir
que la sigan encarrilando dentro del folclorismo, pues lo que necesita su gente
son dirigentes con sentido social como Quintin Lame, pulidos en la Academia,
que sepan de números y proyectos, de leyes y tecnología.
Paradogicamente la juventud es la que sostiene a los
explotadores: Son los soldados que
enfrentan a los estudiantes y a los guerrilleros, los obreros que por salarios
miserables engordan las arcas de esos explotadores o los empleados que ven acabar su vida sin esperar una
jubilación.
¡!LA
JUVENTUD AL PODER DEBE SER LA CONSIGNA¡¡
¡ABAJO URIBE, ABAJO PETRO, ABAJO LOS CHAR, ABAJO LOS SANTOS , LOS LOPEZ Y DEMÁS SANGUIJUELAS, ABAJO TODOS LOS QUE SE CREEN DUEÑOS DEL PAIS
Y SE SIENTEN BAJADOS DEL SOBACO DEL
PADRE ETERNO Y DICEN SER SOBRINOS DE
LA VIRGEN DEL CARMEN¡¡.
QUE LAS MARCHAS DE LA JUVENTUD Y SUS ANSIAS DE
LIBERTAD SEAN LAS QUE CAMBIEN UN PAIS SUMERGIDO EN LA BARBARIE Y LA EXPLOTACIÓN
DESDE TIEMPOS INMEMORIALES.
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