CORRESPONDENCIA ENTRE MANUELITA SAENZ Y JUANA AZURDUY




Manuelita Saenz, una gran mujer, también honrada como teniente coronela del ejército colombiano, escribió a Juana Azurduy  desde el  Callao, con fecha de diciembre 5 de 1825, la siguiente carta:

“Señora Doña Juana:

 

El Libertador ( Bolívar) me ha comentado  la honda emoción que vivió al compartir con el general Sucre, Lanza y el estado Mayor del Ejército Colombiano la visita que realizaron para reconocerle sus sacrificios por la Libertad y la Independencia.

El sentimiento que recogí del Libertador, y el ascenso a coronel que le a conferido, el primero que firma en la patria de su nombre, se vieron acompañados de comentarios de valor y la abnegación que identificaron a su persona durante los años más difíciles de la lucha por la independencia. No estuvo ausente la memoria de su esposo, el coronel Manuel Asencio Padilla, y de los recuerdos que la gente tiene del Caudillo y la Amazona.

Una vida como la suya me produce el mayor de los respetos y mueven mi sentimiento para pedirle pueda recibirme cuando usted disponga  para conversar y expresarle mi admiración que me nace por su conducta; debe sentirse orgullosa de ver convertida en realidad la razón de sus sacrificios y recibir los  honores que ellos le han ganado.

Téngame, por favor, como su amiga fiel.

Manuela Saienz.”

 

Juana Azurduy, por su parte, le envió a Manuela Saenz la siguiente misiva;

 


“Señora Manuela Saenz:

Manuelita Saenz, otra gran mujer, también honrada como teniente coronela del ejército colombiano, escribió a Juana  Azurduy ,desde el  Callao,la siguiente carta con fecha de diciembre 5 de 1825:

“Señora Doña Juana:

 El Libertador ( Bolívar) me ha comentado  la honda emoción que vivió al compartir con el general Sucre, Lanza y el estado Mayor del Ejército Colombiano la visita que realizaron para reconocerle sus sacrificios por la Libertad y la Independencia.

El sentimiento que recogí del Libertador, y el ascenso a coronel que le a conferido, el primero que firma en la patria de su nombre, se vieron acompañados de comentarios de valor y la abnegación que identificaron a su persona durante los años más difíciles de la lucha por la independencia. No estuvo ausente la memoria de su esposo, el coronel Manuel Asencio Padilla, y de los recuerdos que la gente tiene del Caudillo y la Amazona.

Una vida como la suya me produce el mayor de los respetos y mueven mi sentimiento para pedirle pueda recibirme cuando usted disponga  para conversar y expresarle mi admiración que me nace por su conducta; debe sentirse orgullosa de ver convertida en realidad la razón de sus sacrificios y recibir los  honores que ellos le han ganado.

Téngame, por favor, como su amiga fiel.

Manuela Saienz.”

 

Juana Azurduy, por su parte, le envió a Manuela Saenz la siguiente misiva;

 

“Señora Manuela Saenz:

 El 7 de noviembre el Libertador y sus generales, convalidaron el rango de teniente coronel que me otorgó el general Pueyrredón y el general Belgrano en 1816, y al ascenderme a coronel, dijo que la Patria tenía el honor de contar con el segundo militar de sexo femenino de ese rango. Fue muy efusivo y no ocultó su entusiasmo cuando se refirió a usted.

Llegar a esta edad con las privaciones que me siguen como sombra, no ha sido fácil, y no puedo ocultarle mi tristeza cuando compruebo que chapetones contra los guerrilleros en la revolución, hoy forman parte de la compañía de nuestro padre Bolívar. López de Quiroga a quien mi Ascencio le sacó un ojo en combate, Sánchez de Velasco, que fue nuestro prisionero en Tomina; Tardío contra quien, yo misma, lanza en mano, combatí en Mesa Verde y La Ricoleta, cuando tomamos la ciudad junto al general ciudadano Juan Antonio Alvarez de Arenales. Y por ahí estaban Velasco y Blanco, patriota de última hora.

Le mentiría  si no le dijera que me siento triste cuando pregunto y no los veo, por Camargo, Polanco, Guallparrimachi, Serna, Cumbay, Cueto, Zárate y todas las mujeres que a caballo, hacíamos respetar nuestra conciencia de libertad.

No me anima ninguna revancha, ni resentimiento, solo  la tristeza de no ver a mi gente para compartir este momento, la alegría  de conocer a Sucre y a Bolívar, a tener el honor de leer lo que me escribe.

La próxima semana estaré por Charcas y me dará usted el gusto de compartir nuestros quereres.

Dios guarde a usted. Juana”

 

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