EL COMBATE EN EL PUENTE DEL RIO PIENTA



Alfredo Cardona Tobón*

El rocoso rio Pienta en el territorio de Charalá fue escenario de un sangriento combate donde tropas veteranas de España, masacraron a los campesinos mal armados que hicieron frente al tenebroso oficial Lucas González. Esta confrontación armada impidió la llegada de 1800 combatientes realistas  al  Puente de Boyacá, lo que, quizás, habría cambiado el curso de la historia al cambiar la derrota por la victoria de los españoles.

 

A medida que llegaban noticias sobre la resistencia patriota en Casanare, se incrementó la acción  de los guerrilleros republicanos  en las provincias de Tunja, El Socorro y Santa Fe de Bogotá.  Para conjurar el peligro de una invasión por los llanos, el general José María Barreiro, comandante de las fuerzas realistas,  desplegó  tropas por el piedemonte andino  y desplazó valiosos contingentes  para contener las guerrillas. Mientras ello ocurría el general Francisco de Paula Santander con su batallón Cazadores de Vanguardia, tomó  el fuerte de Paya,  cruzó el páramo de Pisba y llegó  a la población de Socha, seguido por Bolívar con el  grueso de las fuerzas  combinadas de granadinos, venezolanos y efectivos de la  Legión Británica.

En  1819 el coronel español  Lucas González estableció su cuartel en El Socorro y extendió una ola de violencia para escarmentar a los patriotas. El cruel oficial ejecutó  y asesinó sin tener en cuenta sexo y condición, tal  como ocurrió  con Agustina Mejía y  Engracia Salgar sacrificadas por auxiliar las guerrillas  de Guadalupe,  y con Antonia Santos a quien fusiló el 28 de julio de 1819   acusándola de sostener la guerrilla de Coromoro.

Los asesinatos  levantaron una ola de indignación y galvanizaron los ánimos de los habitantes de la región, quienes al ver la salida de Lucas Gonzales a reforzar  a Barreiro después de la batalla en  el  Pantano de Vargas, ocuparon a Charalá  y nombraron a  Ramón Santos como alcalde popular..

Fernando Santos, hermano de Antonia,  y el coronel  Antonio Morales, el mismo que golpeó al chapetón Morales el 20 de julio de 1810, coordinaron las  guerrillas de Ocamonte, Cincelada, Coromoro, Riachuelo y Encino para organizar la defensa de Charalá ante la inminencia de una incursión enemiga.

  Lucas González se enteró en Oiba de   la revuelta  y en vez de marchar a Tunja se dirigió a Charalá a  someter a los insurrectos. El 4 de agosto de 1819  las milicias pobremente armadas se enfrentaron  a los realistas en el puente techado del rio Pienta con derroche de valor y temeridad   que no bastaron ante la capacidad combativa de los veteranos españoles..
 

 Los patriotas  lucharon desde balcones, ventanas, quicios y detrás de los árboles, desde donde  hacían fuego a los realistas. Las seis guerrillas campesinas  con Cayetano Téllez y Tadeo Rojas al frente y las banderas desplegadas al viento, poco a poco cedieron terreno ante el empuje enemigo. Viéndose perdidos los milicianos se atrincheraron en el casco urbano de Charalá peleando calle por calle, casa por casa. La mortandad fue enorme; el cura párroco aseguró haber sepultado más de 300 feligreses. En tres días de lucha cayeron  combatientes, gente del común, niños y ancianos. Los realistas violaron y asesinaron vilmente a las mujeres sin respetar el cobijo sagrado del templo.

  Después de los saqueos y vejámenes, la tropa de Lucas González abandonó la población, retomó el camino real Tunja dejando a  Charalá  inundada de cadáveres; en  el trayecto  hacia Tunja un posta le puso al corriente de la derrota realista en  el  Puente de Boyacá y la huida del virrey Sámano hacia la  costa del Atlántico, entonces  Lucas González se dirigió a Venezuela por  la vía a  Cúcuta  con el propósito de unirse a las fuerzas del  “Pacificador” Pablo Morillo.

Pese a la derrota, el combate  en Pienta tuvo importantes connotaciones:  Allí se ratificó la decisión  del pueblo de la provincia de  El   Socorro de sacudir  las cadenas coloniales y se impidió   que Lucas González reforzara a Barreiro con  1.800 hombres. Si esos soldados hubieran combatido en el Puente de Boyacá, quizás la victoria  hubiera acompañado a los  españoles y  tal vez hubiera cambiado el rumbo de la historia..

Charalá  significa mucho en la historia de Colombia: fue la patria chica de José Antonio Galán y del Tribuno del pueblo José Acevedo y Gómez; constituyó  un fortín comunero  y fue cuna de los arrojados combatientes  de Pienta que  no dudaron un instante en sacrificar su vida por la Independencia.

En este bicentenario se hace  honor a un  bravo pueblo, se conmemora un sacrificio  glorioso  para nosotros y  se recuerda una acción infame que debiera llenar de vergüenza a los españoles.  Infortunadamente todas las guerras  son cúmulos de atrocidades , lo que hicieron los peninsulares en Pienta  lo replicaron los republicanos unos años después, en el sangriento 24  diciembre de 1822, cuando las tropas comandadas por el general Antonio José de   Sucre masacraron a los indefensos  habitantes de Pasto..

 

 

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