Alfredo Cardona Tobón
El
27 de junio de 1819 el general Francisco
de Paula Santander, al mando de la vanguardia del ejército republicano, derrotó
a los españoles en la localidad de Paya, abriendo a las tropas libertadoras el camino hacia el altiplano granadino..
En
la actualidad Paya es una población con apenas mil habitantes en la zona urbana. Es un pueblo
bonito, de unos 28° C de temperatura,
rodeado de campos cultivados y un
paisaje enmarcado por cerros ásperos, distintos a las fértiles lomas de nuestro
Viejo Caldas.
Paya
está situado a 975 metros sobre el nivel
del mar; está comunicado con la
localidad de Labranzagrande por una carretera destapada y con Pisba,
por una vía recientemente abierta y en proceso de consolidación. En la época
de la Independencia Paya fue paso
hacia los llanos orientales y uno
de los diecisiete puntos que el general Barreiro, comandante de las tropas españolas, reforzó
para repeler una posible invasión
republicana desde el Casanare.
A
mediados de 1819 los altos mandos
realistas estaban al tanto del avance de
Bolívar desde La Guayana y de los
movimientos de Santander en el Casanare y de Páez en los llanos de Apure; pese a ello subestimaron el peligro y Barreiro fue incapaz de neutralizar las
innumerables partidas rebeldes que se multiplicaron en El Socorro, en el Valle de Tenza, Duitama y Sogamoso.
Los
indígenas de la región sirvieron de espías y estafetas a los españoles y aunque
eran malos combatientes, se convirtieron
en una calamidad para los patriotas, pues caían sobre las partidas en retirada y asesinaban a quienes se separaban del grueso de las tropas. Por su
parte los campesinos criollos, los sacerdotes y gran parte de los alcaldes
de la sabana y del piedemonte llanero fueron
aliados de los republicanos a quienes auxiliaron con hombres, bestias y provisiones
pese a la política de exterminio decretada por los realistas.
LOS
PLANES DE SANTANDER
Después
de la sangrienta reconquista española, Francisco de Paula Santander y Manuel
Roergas de Serviez, se desplazaron al Casanare con los restos de las fuerzas patriotas para
librar una guerra de guerrillas contra
las tropas coloniales. Mientras los
granadinos expulsaban a Barreiro de los llanos orientales, Páez luchaba contra
Morillo en el Apure y Bolívar se fortalecía
en la Guayana.
Se
pensó en liberar a la Nueva Granada y
luego extender las operaciones a Venezuela;: para lograr tal
objetivo Bolívar proponía el ataque por Cúcuta, mientras Santander aconsejaba
la invasión por uno de los pasos que comunicaban el altiplano granadino con la
provincia de Casanare..
Venciendo
la oposición venezolana, Bolívar finalmente acogió los planes de Santander y
fue así como en Pore se reunieron granadinos y venezolanos y empezó la durísima
odisea de remontar la cordillera; a la
vanguardia marchó Santander con los granadinos y en la retaguardia avanzó Bolívar con los llaneros del Apure, la plana
mayor venezolana y la Legión Británica.
Eran
tres las posibles rutas hacia el altiplano: por Salinas, por Paya y por el
Valle de Tenza. Por ser el tramo más difícil se pensó que el paso por el páramo de Pisba sería el camino menos
custodiado por los españoles, pero no fue así, porque en la población de Paya un fuerte destacamento, bajo las órdenes del
cruel Juan Figueroa y Ladrón, esperaba a
los patriotas..
Los
realistas se atrincheraron en una fortaleza con forma de estrella, rodeada por
profundos pozos, levantada por los europeos en los primeros tiempos de la Colonia para hacer
frente a los indígenas. En el primer
embate los patriotas tuvieron que retroceder ante la resistencia enemiga, pero
no había otra opción que vencer al enemigo para continuar el ascenso; así,
pues, los rebeldes dirigidos por
Arredondo y Santander volvieron a la carga y tras una intensa ofensiva tomaron
el fuerte e hicieron retroceder a sus defensores por el camino de Labranzagrande.
Simón Bolívar llamó esta acción “Las
termópilas de Paya”. No fue un combate mayor en la guerra de la Independencia,
pero fue muy importante por ser la primera victoria patriota tras una marcha
llena de penalidades, afianzar la moral de los combatientes, abrir el camino
hacia Socha y afirmar la posición de los
granadinos, tenidos a menos por los llaneros del Apure.
EL
PASO DEL PÁRAMO
La
retaguardia patriota llegó a Paya dos
días después del combate en Paya, en tanto la
vanguardia granadina continuaba su marcha hacia el poblado de Pisba donde
pernoctó y se preparó para cruzar el páramo de El Perro, como llamaban entonces
al Paramo de Pisba
Trasmontar
las alturas no fue una tragedia para los
“reinosos” acostumbrados a las alturas, pero fue fatal para los llaneros del
Apure y los miembros de la Legión Británica, muchos de quienes
perecieron víctimas del soroche y del frio. En ese duro tramo se perdieron hombres, bestias y ganado. Al fin,
el Batallón Cazadores de la vanguardia patriota remontó el páramo; y el dos de
julio de 1819 llegó a Socha donde los
recibieron con alborozo. Dos días después
de la entrada de la vanguardia llegó al pueblo
la retaguardia republicana auxiliada por voluntarios del altiplano.
Bolívar
envió emisarios a todas las aldeas, recogió vituallas y recompuso su tropa; los
españoles, entre tanto, esperaron sin atreverse a entablar combate formal, su
táctica fue la defensiva, y la ofensiva constituyó la táctica de Bolívar cuyas
avanzadas pican y se retiran en Gámeza, en
Tasco, en Tópaga y atacan en el Pantano de Vargas
Los
dos ejércitos igualmente maltrechos
estaban casi desnudos, escasos en municiones y bastimentos; la diferencia era el mando: Bolívar pleno de
energía, Barreiro convaleciente de una enfermedad y sin la confianza de sus
superiores. La moral de los republicanos iba en alto y los realistas atacados por todos lados, no veían la hora de salirse del berenjenal en que se hallaban para buscar reposo en los cuarteles de Santa Fe de Bogotá.
Doscientos
años después del combate se conserva el Trincherón y la iglesia colonial que adorna el parque. Paya
es una bella vecindad que espera un príncipe en forma de un pozo petrolero que la colmará de
riquezas. ¿ O de desgracias? . Los colombianos
debiéramos descubrir a Paya y disfrutarlo antes que encuentren el tesoro
aceitoso en su territorio, entonces será otro mundo y otros afanes embargarán
la vida de los payeros.
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