LA PATRIA BOBA-


Bicentenario de la Independencia- V-
Alfredo Cardona Tobón*
 

El período que se extiende desde 1810 hasta 1816  se conoce en la historia de Colombia como la “Patria Boba”; es una etapa que abarca  los sucesos  comprendidos desde la rebelión  en  Casanare liderada por Pedro Salgar y Andrés Rosillo el 11 de enero de 1810,   hasta la derrota de las tropas patriotas en  la “Cuchilla del Tambo” el 29 de junio de 1816.

La “Patria Boba” fue un período  de confrontaciones intestinas  y de luchas provinciales por el poder;  en cinco años once jefes  tomaron el  mando general  y en un sainete irresponsable, las provincias al garete se desangraron y empobrecieron, mientras sus dirigentes se enfrascaban en conflictos estériles donde se tildaron de picaros, ladrones, asesinos y cambiaban de bando por asuntos de familia o motivados por ascensos y sueldos, es decir seducidos por la “mermelada” como diríamos en los tiempos actuales.

El poder de los franceses  y el papel protagónico de Napoleón Bonaparte hicieron creer a  los criollos   que todo había terminado  para España; que nada había que temer de una nación  impotente, de la cual poco se podía esperar, pues estaba sumida en el caos. Los criollos creyeron que  con el nombramiento de unas Juntas se había consolidado la independencia; pero  Napoleón cayó y la España atrasada y débil  se levantó para dar el último zarpazo  con la expedición de reconquista comandada por  Pablo Morillo.

Al subestimar el  poder español  las provincias  enfrascadas en  rencillas domésticas no se prepararon para presentar un frente común ante  el enemigo externo. Había desunión y disparidad de criterios. En realidad no existía el concepto de nación, pues para los granadinos la patria tenía los límites de cada provincia cuyo gobernador  dependía directamente del rey, ni siquiera del virrey, que podría haber sido un elemento aglutinador. Esa dispersión era  política de la monarquía, que en esa  forma impedía  la conformación de estados que amenazaran el entramado colonial.

La lucha por la independencia no fue un fenómeno simultáneo: las provincias se separaron individualmente de  la administración española; primero fue Mompox, después Cartagena,  luego Casanare y Cundinamarca...  No todas las provincias fueron republicanas, pues Popayán y Santa Marta se mantuvieron durante mucho tiempo al lado de la monarquía y otras como Antioquia estuvieron atentas al desarrollo de los acontecimientos sin adherirse incondicionalmente al rey o a la república.

Cuando  llegó el momento de establecer un gobierno, varias secciones se rebelaron contra las ciudades matrices. Hubo  conflicto entre Mompox y Cartagena, entre Tunja y Sogamoso, entre Ibagué y Mariquita, entre Quibdó y Citará.  Por otro lado, mientras  Cundinamarca abogaba por un estado centralista, las provincias de Cartagena, Antioquia, Neiva, Pamplona y Tunja proponían una asociación federativa. Fue así como se  conformaron dos  frentes de gobierno: uno  centralista, liderado por Cundinamarca con Antonio Nariño a la cabeza y otro  federal con Camilo Torres al frente y  una sede itinerante. De las arengas se pasó a los hechos y la guerra fratricida envolvió a las provincias: tropas  de Cundinamarca ocuparon a  Mariquita y atacaron la  ciudad de El Socorro y luego, en las calles de Santa Fe chocaron las tropas de Tunja con las de Cundinamarca.

SE FORTALECEN LOS REALISTAS

Mientras las provincias se debatían en medio del barullo, en el  norte y en el sur del virreinato crecía la amenaza realista. Santa Marta se convirtió en una inexpugnable fortaleza de los amigos del rey y en el sur los pastusos extendieron sus dominios hasta Popayán. Ante tales circunstancias, el Precursor Antonio Nariño  buscó el apoyo de las provincias federalistas  y personalmente emprendió  una campaña preventiva en el sur mientras enviaba refuerzos al coronel Santander, quien con las guerrillas del llano mantenía el control en la zona de  Cúcuta. Las tropas enviadas por Antioquia a respaldar a Nariño  se empeñaron  en atacar a los centralistas del  Valle del Cauca en tanto los pastusos derrotaban  al Precursor  y Sámano empujaba a los patriotas hasta Ibagué.

En  1815 el general español  Pablo  Morillo desembarcó en Venezuela y se apoderó  de Cartagena;  los realistas reconquistaron el virreinato  y  el 29 de junio de 1816 liquidaron la ”Patria Boba”  en el  combate suicida de la Cuchilla de Tambo.

Los cadalsos levantados por la monarquía  no hicieron distinción de sexo, edad, posición ni riqueza. La flor y nata de los criollos pereció en los patíbulos. No hubo piedad  con los alzados en armas ni clemencia para los  tibios y los neutrales. Muy tarde  los criollos se  dieron  cuenta de la futilidad de sus afanes.

Hay que anotar que la libertad proclamada por las élites   jamás llegó al pueblo raso; lo primero que hicieron los próceres de Santa Fe fue arrebatar la  tierra a los indígenas de la Sabana; por otro lado los nativos  y los negros no pudieron elegir ni ser elegidos ni tuvieron cabida en las instituciones republicanas, lo que ocurrió también a los humildes y a quienes carecían de bienes de fortuna.

Gran parte de los indígenas  fueron realistas, al fin y al cabo sus   explotadores no eran  los españoles enquistados en   los puestos oficiales, sino los criollos dueños de las tierras, las minas y de los cabildos locales; por otro lado   la voluntad de los negros fluctuó entre los dos bandos  seducidos por las promesas de libertad . Todos ellos fueron mera carne de cañón, fueron montoneras empujadas a la guerra por voluntad de sus amos.

 La concepción de nación  enfrentó las provincias manejadas por los criollos, y el  error de los  españoles  fue haberlos acorralado  después de la reconquista de Morillo. Otro rumbo habría tomado la historia si la monarquía les  hubiera abierto espacios con  autonomía controlada, que era lo que realmente buscaban; pero no, los españoles prefirieron el exterminio de los rebeldes y así nació la reacción en Casanare, en el Socorro y en la Sabana de Bogotá.  Fue entonces cuando el león debilitado no pudo reunir  alientos para intentar más zarpazos y los criollos lograron la victoria.

Una de las pocas virtudes de  la “Patria Boba”  fue la caballerosidad de los paladines en pugna: En Charalá los centralistas de Cundinamarca rindieron sus armas a un grupo de mujeres para evitar hacerles daño; en el combate por Santa Fe las damas  de la ciudad atendieron a los heridos de la tropa vencida y en el sur el gobernador  de Pasto se opuso a la orden de Quito de pasar por las armas a Antonio Nariño. La crueldad entre los bandos se extremó  posteriormente, con la guerra a muerte decretada por Bolívar y por Morillo y  la perpetuaron los  caudillos del desastre que como Mosquera y demás militares han ensangrentado a Colombia.

Los argentinos llaman “Patria Niña”    a  los albores de su nación, algunos  dicen que su nación no  maduró y siguió con los berrinches de los  adolescentes;  lo mismo podríamos decir  los  colombianos que  continuamos viviendo en una “Patria Boba”, donde se repiten una y otra vez los  errores que marcaron  esa etapa desdichada.

Comentarios