Alfredo Cardona Tobón
Campesinos encadenados
Campesinos encadenados
Al
finalizar la década de los cincuenta del
pasado siglo, el municipio de Quinchía quedó
en manos de las cuadrillas lideradas por
Medardo Trejos, alias “Capitán Venganza y de Héctor García, alias el ”Sargento García”. Fue tal el poder de esas bandas que las élites manizaleñas, aterradas por la
vecindad, propusieron el plan de tierra arrasada para contenerlas y alejar el peligro.
Las
cuadrillas operaban en determinadas veredas, cada una con su zona de influencia
y bajo el mando de un individuo que
seguía las órdenes de “Venganza” o del “Sargento García”. Entre los lugartenientes
de los máximos jefes se distinguió Benjamín Durán Hernández, alias “Capitán
Águila ”, con una cuadrilla de sesenta
individuos que azotó las veredas de La Cumbre, Naranjal, Guerrero y
Llanadas; también fueron tristemente
reconocidos los bandoleros Gerardo Largo Correa, alias “Gavilán Negro”,
Ignacio Bermúdez conocido como el “Patillón” y José Raúl Gallego llamado “Macho Flaco.”
Para
estudiar la situación y buscar fórmulas de sosiego, el 6 de abril de 1959 llegó una Comisión liderada por el Pbro. Germán Guzmán
Campos, Coordinador Nacional de
Paz y el doctor Otto Morales Benítez. Poco
después aparecieron en Quinchía varios
periodistas de medios bogotanos, que
difundieron la noticia de una “república independiente” manejada por bandidos
Mientras
se buscaba un entendimiento con los
jefes de las cuadrillas, el
ejército arreció sus operaciones en la vasta región que comprendía a Quinchía
y zonas de Riosucio, Guática y Anserma. El 20 de mayo
de 1959 las fuerzas militares
capturaron a Jesús Barreto Galeano
(alias Comino), a Luis Aníbal Galeano (Cabo Mico), Luis Ángel Tapasco (Cabo Peligro),
Efrain Trejos Ladino (El Mico), a Francisco Antonio Tapasco (Mano de Gato) y a otros ocho antisociales. En junio
de 1959 el Batallón Ayacucho dio
de baja a Gerardo Largo Ladino (Gavilán Negro). y al tolimense Ignacio Bermúdez
alias El Patillón.
El 8 de
junio de 1959 el gobierno nombró al teniente Francisco Arias Baena como alcalde del municipio; el oficial
no perdió el tiempo en su labor
pacificadora, pues a los pocos días de
posesionado capturó en la vereda de
Batero a Noel Largo (Cabo Sombra) y a
Rafael Pinzón, dos peligrosos bandoleros que estaban haciendo de las suyas en la zona rural. Las capturas se multiplican,
en Irra el ejército pone tras las rejas a 30 sospechosos y los remite presos a Manizales; infortunadamente
no todos los que privaron de la libertad
son bandidos, en su gran mayoría son campesinos inocentes que fueron a parar a la cárcel sin quién hiciera valer sus
derechos. En el año 2006 ocurrió lo mismo en la llamada “Operación Libertad”;
en ese entonces las fuerzas del gobierno de Uribe Vélez puso tras las rejas a más de un centenar de quinchieños acusándolos
de auxiliar a los antisociales del EPL, liderados por Berlaín de Jesús Chiquito, alias Leyton. En
esta ocasión, al igual que en 1959 muchos inocentes fueron acusados de ser bandidos.
En
1960 nada se movía en Quinchía sin la
anuencia del “Capitán Venganza”, él dice
qué maestros pueden enseñar y qué empleados pueden trabajar en el municipio; es
Medardo Trejos quien elabora las listas
para el Concejo y designa los miembros del Directorio Liberal.
El
“Capitán Venganza” cobra impuestos a los
pobladores de la zona, desde los jornaleros hasta los tenderos contribuyen
a su causa, los mineros aportan al igual que los transportadores y los dueños
de las haciendas. Además, legisla y
castiga, pues fija normas y tiene
sitios de reclusión para quienes contravienen sus reglas; “Venganza” fusila a los desertores y
a los espías y no tolera la presencia de conservadores en sus territorios, a menos que sean parte de
su andamiaje criminal.
En
la zona rural se juega al gato y el
ratón entre la fuerza pública y las cuadrillas bandoleras. La tropa patrulla el territorio pero no encuentra a los antisociales, que alertados por los vecinos se confunden con los trabajadores de las fincas.
Ante el fracaso de la acción punitiva, el 18 de octubre el gobernador de Caldas Javier Ramírez
Cardona designa alcalde de Quinchía a don Ricardo Gartner G. y el gobierno central ensaya una nueva
estrategia: se opta por aislar al capitán Venganza con obras que mantengan ocupados a sus
seguidores: entonces se abren carreteras
y caminos, se pavimentan las calles, se construyen viviendas, escuelas y
colegios, se intensifica el deporte y la cultura y el Obispo Baltasar Restrepo trae religiosos españoles para regentar los centros educativos
y dirigir campañas que busquen la tolerancia, la paz y la convivencia
ciudadanas.
Muchos
bandidos, incluyendo a “Venganza”, se acogen a una amnistía y reciben dinero para empezar una nueva vida.
Como el “Sargento García” se opone a
cualquier arreglo con el gobierno la
gente de “Venganza” lo embosca en el
caserío de Naranjal y lo asesina. Pese a un acuerdo de paz firmado con
representantes de la gobernación de Caldas, el “Capitán Venganza” continúa
delinquiendo; no es el personaje
que defendió a su gente contra los “pájaros” y los chulavitas sino un criminal
vicioso que se convirtió en el verdugo de su pueblo..
El 5
de junio de 1961 una patrulla del ejército asesina a Medardo Trejos en un
camino de la vereda de Batero y sus lugartenientes empiezan la lucha para conquistar el vacío dejado por
el antisocial. Los cuadrilleros van cayendo a uno por el plomo de las armas
oficiales o se pierden en el olvido en
la isla de Gorgona y en lejanas cárceles colombianas..
Llega
el postconflicto; es entonces cuando Zócimo Gómez, Joaquín Pérez, Enrique
Rodríguez, Arnoby Marín y otros líderes quinchieños aprovechan la coyuntura y para cimentar la paz
consiguen valiosas inversiones: a pico y pala se abre la carretera a Santa
Elena que da ocupación a más de 300 campesinos, se construye la carretera de
Riosucio al Jardín que emplea centenares de quinchieños desplazados; también se abre la carretera a Irra, logran el establecimiento de una sucursal
bancaria, la construcción de la Galería
y del parque principal, la pavimentación de calles, la carretera de Irra a Bonafont, el ensanche de
la vía a la Ceiba, la creación del Núcleo Rural y se celebra la Primera Feria
del Carbón.
Con
el campesinado ocupado, los jóvenes estudiando, dedicados al arte y al deporte,
cambia el panorama de Quinchía... Llega una época distinta, atrás queda la
etapa de la violencia partidista y florece la paz; pero no por mucho tiempo,
pues por desgracia regresan los
conflictos con otros actores y otras motivaciones.
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