Publicado
15/02/2009
Mario
Montoya Agudelo
Es
falso que una madrugada húmeda y fría como las de siempre, los
tanques del acueducto municipal despertaron llenos de dolor; una
bandera de la patria flotaba indolente sobre el agua. Tampoco es
cierto que los pereiranos bebieron de ese néctar, como lo describió
en su columna el Perrenke/ Julián Caleño el día lunes 19 de mayo
de 2008 en el periódico El Diario del Otún, titulada “El
día que se ahogó La Pola”.
La
versión que por más de 34 años se tejió es que murió ahogada en
los tanques del acueducto municipal de Pereira. Este fue tema de
tertulia entre Hugo Ángel Jaramillo y yo cuando nos
encontrábamos en algún sitio de la plaza de Bolívar y amenamente
compartíamos tópicos históricos de la ciudad.
En
uno de los tantos diálogos, justo un año antes de su muerte,
tocamos el tema de la forma en que había fallecido La Pola,
personaje típico muy querido de la ciudad.
Él afirmaba que dentro de las investigaciones que había efectuado ésta se había producido en la ciudad de Sevilla-Valle de muerte natural y así lo consignó en su libro “Pereira Proceso Histórico de un Grupo Etnico Colombiano” tomo dos.
Él afirmaba que dentro de las investigaciones que había efectuado ésta se había producido en la ciudad de Sevilla-Valle de muerte natural y así lo consignó en su libro “Pereira Proceso Histórico de un Grupo Etnico Colombiano” tomo dos.
El
doctor Ricardo Mejía Isaza, médico personal de Rita Osorio de Gonzalez, apodada La Pola, la atendía
gratuitamente en su consultorio de la calle 22 con carrera 6a. y a su
vez es el padrino de Nicanor Sánchez, nieto de La Pola; también
coincide en que fue en Sevilla-Valle donde murió.
El doctor Hugo Fernán Gaviria Wolff jefe de operaciones de la planta durante 20 años, de diciembre de 1961 a diciembre de 1981, certificó que no tuvo conocimiento de la muerte de persona alguna ahogada en los tanques. En los últimos años me di a la tarea de investigar y concluir de qué y dónde murió La Pola. Esta es la historia.
Datos
Cuando se casó había sido profesora rural en Andes, Bolombolo y Jericó, Antioquia. Tuvo siete hijos:- Bernardo, tiene 79 años, vive en su pequeña finca llamada Los Alamos cerca al matadero de San Antonio corregimiento de Sevilla-Valle.
- Nicanor fue bombero en Dosquebradas, murió hace cuatro años de un infarto, le sobrevive su señora Aura Londoño Hincapié, reside actualmente en Circasia-Quindío, en compañía de su hijo Javier, en la carrera 7a. con calle 7; Aura, otra hija, también tiene la residencia en Circasia, Nicanor hijo vive en los 2500 lotes y presta servicio de vigilancia de carros y motos a un lado del intercambiador de Megabús en Dosquebradas.
-
Arturo, murió en el año 1951 en Sevilla-Valle, de tisis.
- Rubén, murió en Bogotá a la edad de 19 años a consecuencia de una gangrena.
- Ofelia, Marina, Eumelia, esta última murió a la edad de dos años ahogada en Andes–Antioquia.
- Ricardo Sánchez Restrepo, el esposo, fue asesinado en el año 1951 en Ceilán-Valle en plena violencia política.
- Rubén, murió en Bogotá a la edad de 19 años a consecuencia de una gangrena.
- Ofelia, Marina, Eumelia, esta última murió a la edad de dos años ahogada en Andes–Antioquia.
- Ricardo Sánchez Restrepo, el esposo, fue asesinado en el año 1951 en Ceilán-Valle en plena violencia política.
Cali y Pereira
Vivieron en Cali, cerca a la estación del ferrocarril, en esta ciudad Rita conoce a don Juan de Jesús Tabares y convive con él, se trasladan a la ciudad de Palmira. en esta ciudad aprenden el arte de la confitería como dulces, bombones de coco, chupetas rojas y verdes (llamados liberalitos), surtían muchos negocios de Palmira. Se trasladan a Pereira don Juan, Rita y el nieto Francisco Antonio Sánchez Betancurt a la calle 24 con carreras 3a. y 4a., frente al anfiteatro.
Luego se trasladan a la calle 20 número 2-61, frente a la casa de dos vecinas: Aceneth Arenas de León y Soledad Arenas de Valencia.
Policarpa
Para el año 1957 a Rita le da la esquizofrenia por ser Policarpa Salavarrieta y esto la incitó a la vida militar.
Se le conoció en todos los desfiles patrios y demás celebraciones de importancia, vestida con un impecable atuendo militar que resaltaba su figura obesa.
Quienes no la conocían no podían ocultar el asombro que les causaba tan marcializada mujer de la vida castrense. Ataviada con kepis, chaqueta blanca con galones, pantalón azul rey, botas negras, charreteras amarillas y sable. Vivía en son de rendir homenaje a los símbolos patrios.
Portaba en los desfiles una bandera de Colombia con el escudo, la cual fue fabricada por Soledad Arenas de Valencia, vecina que la visitaba con frecuencia y a quien le pagó con chupetas y bombones.
A propósito, sobrevivían con la venta de bombones, chupetas y un caramelo que lo envolvían con papel rojo y lo llamaban liberal. Surtían todas las tiendas de las escuelas y colegios de Pereira, eran de un sabor sin igual.
Desamparada
Cuenta el hijo de doña Soledad, Jorge Enrique Valencia Arenas, que La Pola era de muy mal genio y que sometía a sus caprichos a don Juan, su compañero.
Se produce la muerte de éste a consecuencia de una anemia, como Nicanor vivía en Marsella y trabajaba en la panadería de don Carlos Rojas, lo entierran en ese municipio. La Pola queda desamparada en Pereira y su nieto, Francisco Antonio Sánchez Betancurt la lleva a vivir a su casa en la calle 28 con carrera 11, durante cuatro meses.
Su hijo Nicanor la lleva a vivir a Marsella y estando en esta localidad viene Bernardo que manejaba una finca en Villa Colombia, la cual estaba ubicada en la parte alta de Jamundí-Valle, se la lleva para Novillera, una vereda de Santa Elena, corregimiento de Cerrito-Valle.
Postrada
La Pola estuvo postrada en la cama durante dos años y fue asistida durante este tiempo por Celina Londoño Hincapié, esposa de Bernardo. Lo anterior a consecuencia de un cáncer en el estómago el cual empezó con un dolor en el brazo derecho el cual se le hinchaba, la ve el Doctor Girón de Cerrito-Valle.
Antes de morir el párroco de Santa Elena fue hasta la vereda a confesarla y llevarle la extremaunción. Como el sitio era un poco retirado, el señor Isidro Ruiz facilitó dos yeguas para el transporte del cura y de Bernardo.
La Pola murió el día 9 de noviembre de 1974 a las 11 y 13 minutos de la noche, de cáncer en el estómago en la vereda Novillera que administraba su hijo Bernardo. Fue enterrada en el cementerio de Santa Helena, corregimiento del Cerrito-Valle el día 11, a los tres días, esperando al hijo Nicanor que no llegó. Isidoro Ruiz, Tulio Ruiz y Braulio Gómez colaboraron económicamente para el entierro y la compra del ataúd.
La partida de defunción se registró en la parroquia San Pedro Apóstol, en el libro 01 folio 178 número 625.
Comentarios
Publicar un comentario