RUSIA EN LA INDEPENDENCIA DE AMERICA LATINA

Alexandr Sizonenko

Instituto de América Latina -Moscú-

 
Desde el inicio de la lucha libertadora de los pueblos de América Latina, todos los gobiernos de Rusia asumían la actitud de no intervención y neutralidad a pesar de sus estrechas relaciones con los regímenes monárquicos de España y Portugal, lo que se explicaba principalmente por el desinterés por parte de Rusia por intervenir en los asuntos del continente que distaba muchos miles de kilómetros de ella, y por otra parte, por la creciente amenaza de la guerra con Napoleón. Pero el factor esencial era la ausencia tradicional en la política exterior de Rusia de algunas aspiraciones colonialistas o intervencionistas.

La política rusa con relación a los jóvenes estados nacientes de América Latina se expresó en varias declaraciones concretas. En éste aspecto, en 1811 el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Nikolay Rumiántsev instruyó al embajador ruso en Washington Fedor Polenov para que asegurase a  los representantes de las rebeldes colonias españolas que el gobierno ruso reconocería su nuevo estado político, o sea su independencia. Más tarde, en los años 20, el gobierno de Rusia a pesar de la conocida presión española rechazó apoyar su intervención contra México. En 1828, Rusia reconoció Brasil con el que  estableció relaciones diplomáticas, lo que contribuyó en gran medida al fortalecimiento de las posiciones internacionales de este país.

La actitud por parte de la sociedad rusa hacia  el movimiento libertador,  se evidenció claramente con la participación de los voluntarios que llegaron a América Latina habiendo atravesado miles de kilómetros desde la lejana Rusia, dos de los cuales, Iván Minuta y Iván Mayer, en 1819 fueron admitidos como voluntarios en el ejército de Bolivar. El primero era un teniente coronel del ejército Ruso, y es muy probable que hasta ese momento luchara contra las fuerzas de Napoleón. Iván Minuta participó en el asalto de Cartagena, en la toma de las fortalezas de Portobello y Chagres, luchaba por Quito. De émodo que era uno de los libertadores de Ecuador, Colombia y Venezuela. El alférez Iván Mayer participó en el combate de Pitayo, luego en 1821 servía bajo comandancia del general Valdez.
El tercero, llamado Mikhail Skribítskiy arribó a América del Sur en 1824 y en el mismo año ingresó como teniente en el ejército de Bolivar. Skribitskiy recibió su primer bautizo de fuego en la famosa batalla de Ayacucho. Por su valentía y heroísmo, fue condecorado con la medalla “Busto de Libertador”. Luego Mikhail sirvió en el ejercito de la Gran Colombia y Venezuela habiendo ascendido a capitán. En 1830 fue promovido al rango de teniente coronel. Participó en las conversaciones pacíficas con los representantes de Nueva Granada al mismo tiempo se convirtió en ayudante del presidente de Venezuela José Antonio Páez. Regresó a Europa en 1831.

Las personas mencionadas no eran los únicos representantes de Rusia en el movimiento por independencia de América Latina. La lista de los nombres interesantes es extensa. A principios de los años 50 del siglo XIX, en Cuba se encontraba el científico y escritor ruso Egór Sivers quien vivió en la Habana casi 2 años. Aparte de la dedicación al estudio científico de Cuba (que resultó en su monografía fundamental “Cuba, la perla de las Antillas»), el Sr. Sivers una vez participó en una expedición militar de los patriotas cubanos contra los colonizadores españoles.

En los años 90 del siglo XIX cuando el pueblo cubano se levantó para la lucha decisiva por su libertad, los voluntarios de Rusia se unieron también a sus filas. Conocemos nombres de tres de ellos: Nikolai Melentiev, Evstafiy Konstantinovich y Petr Streltsov. los cuales en 1896 fueron incorporados a uno de los destacamentos de los insurgentes cubanos. Les conocía y apreciaba altamente uno de los dirigentes de los insurgentes el general Maceo. Su personalidad impresionó mucho a los rusos durante el encuentro. “ "Trataba a todo el mundo como  a  iguales“, recordaba el Sr. Streltsov sobre el general Maceo. En los combates siguientes los tres voluntarios rusos participaron como artilleros. Lamentablemente, ninguno de los tres amigos  logró ver la victoria debido a heridas y enfermedades.

Además, el estado mayor del Ejercito ruso durante la guerra hispano-americana mandó a Cuba dos observadores rusos. Sus comunicaciones a Rusia presentaban una visión objetiva de los eventos y mostraban la simpatía de la parte rusa al pueblo cubano. No obstante, aún no hemos mencionado todo. Refiriéndose a la opinión pública rusa sobre el movimiento libertador en América Latina, era amplia y se caracterizaba por varios aspectos. Todavía en los años 20 del siglo XIX expresaron su cálida solidaridad con ésta lucha expresaron los “decabristas”, representantes del movimiento progresivo antimonarquico de Rusia. En los años 60 cuando México fue objeto de la intervención extranjera, representantes de amplios estratos de la sociedad democrática rusa encabezados por lider Nikolay Chernyshevskiy intervinieron apoyando la lucha del pueblo mexicano y condenando la intervención.

Finalmente nos referimos a un hecho significante más. Cuando en 1941 la Unión Soviética fue atacada por la Alemania fascista, en las filas del Ejercito Rojo se encontraban también los voluntarios de América Latina - México y Cuba que residían en aquel entonces en la URSS. Era una especie de estafeta noble que recibimos de los pueblos de América Latina en signo de gratitud y reconocimiento por el apoyo que brindó a su tiempo el pueblo ruso a América Latina.


 

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