Por Luis Arnul Carvajal
El sábado 27 de junio de
1982, “Tanque” llamó a casa a las 6:30 de la mañana terriblemente preocupada
porque Tulio no se levantaba y parecía estar muerto. Partimos de inmediato a su casa, justo después de llamar a Arturo, amigo y
médico, para que se nos uniera en el estudio
que Tulio compartía con “Tanque”,
situado en el noveno piso de la Torre Atlas, una de las tantas Torres
de la Porte d´Italie, zona que empezaba ya a convertirse en el “Chinatown” de
Paris.
El estudio constaba de un
salón más o menos grande que servía también de dormitorio, un baño y una
cocina. En la cocina por designios de Tulio, reinaba “Tanque” y debía hacer
frente al condumio familiar con lo que tuviera a mano. De modo que como mobiliario de cocina tenía
dos baúles metálicos, estilo Leroy Merlyn, que servían de acomodo a las
múltiples mudanzas que la pareja realizaba buscando alojamiento en los barrios
parisinos. En esos baúles guardaba los utensilios y demás trastos que utilizaba
para cocinar porque, según sentencia bayeriana de Tulio, ella tenía que apañarse
con lo que tuviera a mano, como si estuviera en la selva colombiana de
supervivencia.
Ese mismo sistema de
supervivencia se utilizaba en el salón dormitorio donde existía una mesa con
cuatro sillas plegables, dos máquinas de escribir eléctricas, marca IBM,
calibradas de tal manera que si una dejaba de funcionar o se atascaba,
inmediatamente se saltaba a la otra, ya que el método de ganarse la vida de Tulio
era traducir al español 80.000 palabras por día, de lo contrario no era
rentable el pago que recibía. Trabajaba
como traductor para varias agencias especializado en armamento y medicina. La
industria del armamento, cuando quería traducir al castellano su catálogo, lo
repartía entre varias agencias como medida de seguridad, dándose la paradoja de
que todas esas agencias contrataban a Tulio quien traducía al completo y luego repartía
de nuevo la traducción, manteniendo vivo el espejismo de la seguridad militar.
En la pared del frente
existía un tablero blanco donde “Tanque” escribía las palabras difíciles de
traducir o que quedaban pendientes para ser revisadas más tarde. En un rincón del salón y tirado en el suelo,
como en campaña militar, estaba el colchón doble donde dormían y en el que en
ese momentos, el enorme cuerpo de Tulio reposaba sin vida.
Tulio Bayer Jaramillo tuvo la muerte
menos esperada y la que en ningún momento su mente llegó a vislumbrar. Se
acostó por la noche y nunca se levantó.
El corazón le jugó una mala pasada pues en sus locuras de hombre
enfermo, imaginó mil maneras de quitarse la vida. Tenía 58 años y desde hacía varios meses las
piernas se le hinchaban y se sentía aquejado de enfermedades. Su comentario
permanente era que ya estaba jodido y no quería ser un estorbo Los pocos médicos
que visitó le recetaban dieta y remedios, que, inevitablemente, siguiendo sus instintos
de médico bayeriano nunca siguió ni tomó.
Él se diagnosticaba y se prescribía como si estuviera en la selva
colombiana, en donde su mente enfermiza y sus recuerdos quedaron incrustados y
petrificados para siempre.
Hacía tiempos que había
tomado la decisión de suprimirse. Según sus propias palabras, quitarse la vida
no constituía un problema. Tirarse por la ventana del noveno piso, tirarse al
metro de Paris o meterse a la bañera y pegarse un tiro, eran algunas de sus
soluciones inmediatas. De hecho, seis meses antes de su muerte, se había
comprado un rifle calibre 22 que mantenía junto a la máquina de escribir
apoyado en su silla. En la pared del
fondo junto a la puerta, había colocado un hacha grande contra la cual
disparaba sus municiones cada vez que le llegaban las oleadas de rabia.
Pero el dilema, el Gran
Dilema, que afrontaba Tulio en ese entonces, no era su muerte, sino el destino
de “Tanque” después de su muerte. No concebía en ningún momento que ella
pudiera tener vida sin él. Que pudiera existir sin su presencia. Por lo tanto,
en su lógica bayeriana, lo primero que tendría que hacer era matarla y luego
matarse. Era un acto de justicia racional que su mente encontraba como acción
de sensatez lógica y consecuente. Pero nunca encontró la fuerza suficiente para
realizar esa acción.
Amira Pérez Amaral, la compañera
venezolana de Tulio a quien apodó “Tanque” para toda su vida, era una rolliza
indígena que conoció en Puerto Ayacucho (Venezuela) y que lo seguía por todas
partes obedeciéndole en todos sus caprichos y sirviéndole hasta en cosas que
nos dejaba asombrados. Le gritaba “ Tanque, agua..; “Tanque, leche…” y Amira sin decir nada, salía de la cocina
para servirle el agua o la leche… ¡ que Tulio tenía en la mesa frente a él¡.
Así mismo, sin decir nada, era ella la que encontraba las palabras exactas en las
traducciones y las escribía en la pizarra de trabajo. Por ese comportamiento
machista y desconsiderado, mi compañera
Rosa mantuvo con Tulio acaloradas discusiones en las que Tulio
intentaba justificar lo injustificable, basándose en la tradición machista del pueblo
colombiano y para ratificar su posición llegó a grabar en un casette múltiples
canciones tradicionales en donde se demostraba
la conducta del hombre macho. Evidentemente, Rosa se convirtió en una aliada
de “Tanque” y la llevó a alejarse de Tulio en una de las más tiernas y duras
peleas que tuvieron Tulio y Amira.
Conocí a Tulio Bayer en 1978
cuando empezaron a formarse las Asociaciones por la Defensa de los Derechos
Humanos en Colombia por toda Europa, en
el gobierno de Turbay Ayala, en donde, hasta Gabo tuvo que salir corriendo.
Ese corpulento hombre de
casi dos metros de altura, desgarbado y con cara de niño debido a que era
barbilampiño, me brindó su amistad de inmediato y pronto me enteré de su
extraordinaria vida como médico guerrillero y de sus andanzas como refugiado
colombiano en Paris. Se los presenté a todos mis amigos entre ellos a su
paisano el poeta Eduardo Aguilar, a quien Tulio empezó a llamarlo el Virgilio
caldense.
La austera vida que llevaba
Tulio solo se veía alterada por el consumo cuantioso de vino y coñac, hasta que
los médicos en 1981, se lo prohibieron y entonces decidió tomar solamente leche
mientras todos tomábamos vino. Pero
hasta ese entonces sucedieron dos episodios que perturbaron la vida de ermitaño
que mantenía en ese tiempo.
LA PELÍCULA DE LA PELÍCULA
La participación decidida en
los actos por la defensa de los derechos humanos en Colombia, abrió la puerta
de su casa a muchos intelectuales, escritores, estudiantes ( algunos terminando su adolescencia) y emigrantes
colombianos que empezaron a frecuentar su domicilio y a participar en las nutridas cenas que ofrecía, regadas de
copioso licor Aparte del arrendamiento, estos gastos se los podía permitir
Tulio, puesto que llevaba una frugal vida monacal y poco a poco mantuvo una
buena cuenta de ahorros en el Banco. Un día el Banco le propuso invertir esos
ahorros en productos financieros y en la paranoia que constantemente mantenía,
Tulio decidió que su peculio debería servir para otra cosa distinta que
alimentar a los prestamistas. En las tertulias con los colombianos, poco a poco
fue surgiendo la idea de realizar una película sobre la vida de los colombianos en Paris. La idea fue
tomando forma y se empezó a hablar de quien o quienes podían ser los guionistas,
de quien o quienes podían ser los directores y Tulio, como productor del film,
actuó como maestro de ceremonia para que democráticamente se realizara tan
loable empresa. Pero no contaban con la idiosincrasia colombiana pues a la hora
de seleccionar guionistas y directores, empezaron los problemas, vetándose unos
a otros, acusándose de esto y aquellos, organizando debates interminables de
tal forma, que el proyecto no avanzó y murió rápidamente entre las zarandajas
de los militantes de partidos políticos, lo no militantes y los demás bohemios
que tenían algo que decir al calor de las botellas.
Finalmente Tulio se hartó de
tanta necedad y decidió por su cuenta y riesgo comprar el mejor equipo
domésticos de video-grabación que existía en esos momentos, invirtió casi
80.000 francos en un equipo VSH recién salido al mercado con TV incluida. Lo plantó en su casa y obligó a “Tanque” a
asumir la responsabilidad de saber manejarlo y ser la camarógrafa oficial dela
película doméstica en donde él no solo sería el actor principal, sino también
su guionista y su director. Los actores
secundarios fueron todos aquellos colombianos que visitaron la casa de
Tulio. En cassetes de 60 y 90 minutos
grabó las conversaciones de todos aquellos, que gracias al licor, soltaron la
lengua de sus andanzas y fechorías cometidas en Paris. Por su mesa pasaron
además de estudiantes, intelectuales y músicos toda una fauna de ladrones,
travestis, prostitutas, narcos y sicarios.
Cuando cayó enfermo de tanto
exceso, se le acabó la euforia fílmica y de la noche a la mañana, vendió el
equipo y volvió a su vida anterior. Cerca de 50 cintas grabadas, con material
más o menos explosivo, quedaron en manos de Amira que, conociendo su contenido,
quería destruirlas. No sé si lo hizo pues se fueron con su equipaje cuando se trasladó
a la Cooperativa libertaria “Longo Mai” ("Que dure mucho tiempo" en legua
provenzal), adonde se fue a vivir después de la muerte de Tulio. Desde entonces
le perdí la pista y como “Tanque” murió en 2011, no sé si ese material
desapareció o sigue arrumado en un rincón de alguna casona.
UN MECHÓN DE SU CABELLO
Desde que la conocimos,
comentábamos entre nosotros las características físicas de la fortachona Amira
y efectivamente “Tanque” era un sobrenombre que le convenía perfectamente, o,
al menos, su continua repetición nos hizo creer que así era. Pero tenía además,
un distintivo grandioso en su pelo negro, brillante, lustroso y abundante que
recogía en una trenza enorme que le llegaba hasta las macizas corvas. Tanto
Tulio como Amira, se sentían orgullosos de esa formidable trenza. Tulio y
“Tanque” tenían numerosas peleas domésticas debido sobre todo al comportamiento
machista de Tulio y en una de ellas Tulio le levantó la mano. No creo que fuera
la primera vez que lo hacía, pero era la primera vez que Amira se sentía protegida no solamente por
Rosa, sino también por el jesuita Mario
Calderon ( asesinado vilmente en Bogotá en 1997 por los paramilitares).
“Tanque” se fue de casa y dejó solo a Tulio con todas sus miserias y extravagancias.
Tulio, que nunca creyó que su mujer pudiera
actuar de esa manera se sintió además inválido, completamente huérfano y
desvalido puesto que no sabía hacer nada en la cocina y debía bajar nueve pisos
para tomarse un café. Poco a poco fue
hundiéndose en la depresión, consumido por la impotencia, culpando a Mario y a
Rosa de ser los culpables de esa separación.
Nos pidió que interviniéramos para que volviera, prometiendo nunca más
maltratarla. Y entonces sucedió algo que nos causó estupor y ternura a la vez.
Amira Pérez Amaral, la
obediente indígena, la sumisa compañera, la resignada esposa, volvió a casa
después de cometer un acto impensable en otro momento de su vida. Sin contar
con el permiso de Tulio y sin contárselo a nadie, se cortó la grandiosa trenza
convirtiendo su cabello en una guedeja sobre los hombros. Con este acto de rebeldía nos indicaba a
todos que ya no era la misma, y sobre
todo, advertía a su pareja que nunca más
soportaría sus improperios ni sus abusos de poder. Por primera vez Tulio,
asombrado por tan tremenda osadía se doblegó a las pretensiones de “Tanque”,
LA CREMACIÓN
El sábado de su muerte,
llegaron Arturo y Piedad justo después de nosotros y empezamos a realizar los
necesarios trámites administrativos para levantar el cadáver. La Comisaría del
barrio y los médicos forenses certificaron que murió de muerte natural Sin embargo,
anunciaron que por normativa francesa no existían entierros los fines de semana
y en consecuencia, solo el lunes se podría oficialmente sacar el cuerpo del
apartamento. A la media mañana llegaron los de la funeraria a tomar medidas y
amortajaron el cuerpo con un enorme pañal y suficiente hielo carbónico, para
que pudiera aguantar la temperatura de verano hasta el lunes siguiente. Amira
no quiso abandonar su cuerpo y nosotros no quisimos abandonarla, de modo que
nos pasamos dos días encerrados en el apartamento conviviendo con un gigante
bebé en pañales, dormido por siempre en el colchón familiar.
Teníamos dos días por
delante hasta lograr la cremación y, evidentemente, para pasar el tiempo, como
creo que sucede en toda velación, nos entretuvimos contando anécdotas, cuentos
y poco a poco nos olvidamos del cuerpo presente para empezar a reír a
carcajadas. Sin embargo, de vez en cuando Tulio nos recordaba su presencia con
movimientos bruscos del cuerpo, con respiraciones esporádicas y con otras
manifestaciones post mortem que gracias a las explicaciones científicas de
Arturo, pudimos soportar para no salir corriendo.
No hubo ninguna ceremonia
religiosa pues nadie era creyente, al contrario, Tulio mantuvo una
animadversión manifiesta contra el estamento católico culminada en la obra que
escribió contra un Obispo: “ San Bar, vestal y contratista”, inspirada en la obra de Sartre “San Genet, comediante y
mártir”. En este escrito demuestra que el Obispo es un Santo porque es
un idiota y ambos comparten la misma aureola.
Tulio tenía unas tias monjas
con quien mantenía una correspondencia esporádica. Esa noche nos enteramos por una indignada Amira, que cuando cayó enfermo, las piadosas monjas le escribieron
para preguntarle sobre su patrimonio y quien heredaría los derechos de autor.
Era lo único que les interesaba Pero el tema de la herencia también importaba
ese día, no tanto por bienes materiales que no había, aparte del exiguo ajuar
doméstico, sino por la liquidez que quedaba en el Banco. Tulio era el único
titular de la cuenta bancaria siguiendo su autoritaria y egocéntrica manera de
manejar su vida. Afortunadamente, Amira conocía las claves de la tarjeta de
crédito y los dos días nos pasamos sacando el máximo dinero que permitía el
cajero automático antes de que el Banco se enterara de su muerte y bloqueara la
cuenta.
El sábado por la noche Rosa
se llevó a Amira a dormir a nuestra casa y Arturo y yo nos quedamos a velar el
cadáver por mandato expreso de Amira que nos hizo prometer que no lo dejaríamos
solo. Esa noche, Arturo, nuestro querido amigo médico, psiquiatra y psicoanalista, se
despertó sobresaltado jurando y perjurando que había visto a Tulio levantarse
del lecho y tirarse por la ventana. Pero que era tan grande que se había
atorado en el marco y que él y yo estábamos empujándolo hacia afuera con todas
nuestras energías, hasta que se despertó angustiado del tamaño esfuerzo que
estaba realizando.
El lunes en la mañana
llegaron los de la funeraria para la “ mise en
biere”, trayendo consigo un inmenso ataúd que ocasionó dos graves
problemas: primero porque tuvieron que subirlo por las gradas hasta el noveno
piso ya que no cabía en los ascensores. Esta primera proeza se convirtió en
formidable hazaña cuando a seis fornidos operarios les tocó bajarlo de nuevo
con los 120 kilos de peso de Tulio y sus dos metros de estatura. Era como bajar
un piano de cola por estrechas escalera completando escalón por escalón hasta
llegar a la calle. No sé cuánto tardaron, pero hacía rato que estábamos
esperando para acompañarlo al crematorio y columbario de Pere- Lachaise y despedirlo
definitivamente.
En el mítico cementerio
parisino del siglo XIX donde lo llevaron, se realizó una simple ceremonia al
entregar el cuerpo de Tulio al crematorio.
Tuvimos que esperar dos horas y las gastamos recorriendo las diferentes
secciones, en medio de las tumbas de grandes literatos como Balzac, Moliere,
Apollinaire, Musset, Wilde, César Vallejo… cantantes como Piaf, Montand,
Callas, Moustaki, Morrison y en la que incluso, está el sepulcro del filólogo
colombiano Rufino José Cuervo. Cuando volvimos nos entregaron la urna funeraria
con las cenizas todavía calientes de Tulio, y entonces caímos en cuenta que no
habíamos previsto un saco para meter la urna. Nos tocó apañarnos con una bolsa
rosada de los “Almacenes Tati” para que Amira pudiera transportarla sin
quemarse.
Caminábamos hacia la salidla
por una de las alamedas, cuando Amira se detuvo, sacó las urna funeraria de la bolsa y sin importar abrasarse, empezó a reflexionar en voz alta: Todo lo que
fue Tulio, todos los caminos que recorrimos juntos, todas las peleas y las
rebeldías que nos hicieron salir
corriendo de muchos sitios; toda su corpulencia y su voz de mando.. ¿Quedó
reducido a este puñado de polvo gris?
- ¿Esto es todo???...
Por primera vez en los tres
días que estuvimos juntos a su lado, la vimos llorar sin amargura, pero con una
suavidad tan grande que nos atoró la garganta. En ese momento de su vida, Amira
comprendió que en adelante tendría vida propia y su futuro dependería de ella
misma. Guardo la urna en la bolsa y en silencio seguimos caminando.
Madrid,agosto de 2017.
Luis Arnul Carvajal
INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR DE ESTE ARTICULO
EXPERTO EN NEGOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LA UNIÓN EUROPEA, MERCADOS E INSTITUCIONES MULTILATELARES.
Luis Arnul Carvajal
NOTA: Para complementar información entrar al blog historiayregion.blogspot. y consultar el articulo LA GUERRA DE TULIO BAYER.
Luis Arnul Carvajal
INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR DE ESTE ARTICULO
Dr. Luis Arnul
Carvajal
Universidad Carlos III de Madrid
EXPERTO EN NEGOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LA UNIÓN EUROPEA, MERCADOS E INSTITUCIONES MULTILATELARES.
El Dr. Carvajal es PhD en Economía por la Universidad de París. Profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) Profesor Visitante de diversas
universidades europeas y latinoamericanas en países tales como Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Colombia,
Perú, Ecuador, México, Paraguay, Portugal, Uruguay, España, Francia, Italia, entre otras. Más de 25 años de Experiencia como Director Financiero para empresas francesas y españolas especializadas en comercio exterior;
Auditor de la Sociedad
de Auditoría en París, Consejero en Cooperación Internacional y en Proyectos de Ciencia y Tecnología. Durante los más de 10 años fue Secretario
Ejecutivo de la Asociación Internacional de Costos (IIC) con participación de Asociaciones de
Argentina, chile, Colombia,
España, Francia, Italia, Brasil, Cuba, México, Paraguay, Portugal y Uruguay. Invitado como estratega en comercio
internacional alrededor del mundo en diferentes congresos, seminarios y ponencias. Es autor y coautor de diversos artículos
publicados en revistas
españolas, francesas y latinoamericanas sobre modelos de economía internacional,
negociaciones multilaterales, emprendimiento y dirección de empresas entre
otros temas.
Luis Arnul Carvajal
NOTA: Para complementar información entrar al blog historiayregion.blogspot. y consultar el articulo LA GUERRA DE TULIO BAYER.
Don Luis Arnul Carvajal y qué pasó con las cenizas? a dónde las depositaron? Qué paso con su archivo, sus pertenencias, cuáles eran los nombres completos de las personas que estuvieron esos últimos días con Tulio Bayer?Qué pasó después con Tanque, NO hay fotos? Tiene usted documentación correspondencia, fotos de Tanque y Tulio?
ResponderEliminarGracias
Orlando Villanueva