- Alfredo Cardona Tobón-
Siguiendo las huellas de mis ancestros
viajé al municipio de Támesis. Desde el río Cártama vi la población recostada
contra la Cuchilla de Cristo Rey, con la cascada La Peinada, desbocada entre
espumas, como fondo y enmarcada por un enorme batolito puntiagudo, los
farallones de La Pintada, los quingos del río Cauca y los cafetales tupidos de las
lomas de Valparaíso.
Támesis es un pueblo de guadua y de
casas pintadas, de calles con adoquines, aleros acogedores y aceras con
estampados de tigres, palomas, rombos, cruces y medialunas.
Árboles frondosos cobijan las toldas de
mercado y en las mesas al aire libre de la plaza central la cerveza sabe a
gloria y el bravo aguardiente antioqueño acompañado de rodajas de pina,
pedacitos de coco o cascos de naranja ombligona hace olvidar los sucesos de
este mundo convulsionado.
EL RENACER DEL PASADO
Los empresarios medellinenses Juan
Santamaría, Gabriel Echeverri y Juan Uribe compraron en 1845 vastos territorios
del suroeste de Antioquia. Con el apoyo del gobierno de esa sección colombiana
iniciaron el poblamiento de tales soledades aprovechando mano de obra esclava y
hasta los presos de las cárceles de Medellín. Impulsaron la construcción de
caminos cediendo extensos lotes a quienes colaboraran en su apertura y
conservación. Y con esfuerzo de colonos y aparceros nacieron las poblaciones de
Fredonia, Andes, Titiribí y Támesis.
Mientras mi imaginación corría tras los
arrieros, las campesinas complacientes de las fondas encaramadas en las
montañas v las peripecias de mi bisabuelo Ceno y de mi bisabuela Cena, miré
casi sin darme cuenta, los bustos del fundador de Támesis y de su esposa,
ubicados sobre un pedestal al lado de la iglesia, desplazando el ensueño hacia
sus viejos caminos.
Por el año de 1846 la acaudalada familia
de los Orozco, salió de Sonsón cruzó el río Cauca. Después de vencer las
agrestes vertientes de la cordillera tomó posesión de un vasto globo de terreno
ofrecido por los capitalistas de Medellín en los alrededores del sitio de
Támesis. Poco tiempo después llegaban los Ospina. los Osorio, los Arroyave, los
Naranjo, los Morales y los Cardona y empezó a tomar forma el nuevo pueblo.
Los Orozco se asociaron con otras seis
familias y conformaron la "Sociedad Restrepo, Montoya, Santamaría y
Mejía" con el objeto de explotar las tierras públicas del municipio de
Támesis. La empresa financió semillas, aperos, bastimentos y fue revendiendo
lotes en globos mejorados con excelentes rendimientos económicos.
La Sociedad se liquidó en 1870; sus
bienes fueron repartidos y los socios se disgregaron. Los Santamaría se
radicaron en Medellín, los Mejías, los Restrepo y los Montoya continuaron en el
suroeste antioqueño y los Orozco, después de vender tierras y montajes, se
dirigieron unos a la aldea caucana de Ansermaviejo y otros a la población de
Victoria en el Estado del Tolima.
EL AGÓNICO ANSERMAVIEJO
Por el año 1876 la aldea de Ansermaviejo
era un corregimiento del distrito caucano de Quinchía. Los vecinos indígenas no
llegaban a 700 almas y de no mediar un milagro era inminente la desaparición
del poblado. El vecino más notable del lugar era el coronel Felipe Ortiz, cuyo
padre Jerónimo había sido un gran latifundista, al igual que los abuelos.
Cuando el gobierno autorizó la venta de
las tierras de los Resguardos indígenas Felipe Ortiz compró once derechos de
los comuneros del Resguardo de Tabuyo, en cercanías de la aldea. El negocio fue
por doscientos pesos que los nativos recibieron felices. "Buen
negocio!", dijo un nativo a su compadre, "tierra es lo que nos
sobra". Y con esa filosofía vendieron sus derechos sobre un área inmensa
que se extendía desde la quebrada La Maldecida hasta el sitio del Horro y desde
el río Risaralda hasta el lomo de la cuchilla de Belalcázar, hasta quedarse sin
una pucha de terreno.
Llegó la guerra de 1876 y Felipe Ortiz
fue hecho prisionero en el combate de Reventón donde quiso atajar la invasión
coaligada de los conservadores de Antioquia y el Cauca.
Entre tanto Don Pedro Orozco uno de los
fundadores de Támesis, arreglaba maletas, organizaba petates y muladas y se
disponía a viajar, por las tierras frías del Resguardo de la Montaña, hasta la
aldea indígena de Ansermaviejo.
LOS OROZCO DE ANSERMAVIEJO
Don Jorge fue el primer Orozco del clan
de Támesis que llegó a Ansermaviejo. Era un rábula muy hábil para los negocios y
la política. En breve tiempo fue nombrado secretario del corregidor, notario
auxiliar, miembro de la Junta de la Iglesia, representante de los padres de
familia, presidente de la Junta repartidora de tierras y concejal e integrante
de la Junta
de caminos cuando Anserma fue erigido
nuevamente en municipio.
Como miembro de la Junta repartidora
Jorge recibió lotes urbanos en calidad de poblador y parcelas de los Resguardos
del Tabuyo y Tachiguí entregadas a los comuneros. En los remates de tierras del
municipio obtuvo a precios irrisorios extensos globos de terreno en el sitio de
Varillas y en las márgenes del río Risaralda. Como integrante de dicha Junta
regaló casa al cura, cedió el lote de la iglesia y vendió al sacerdote Tirado
unas mejoras por el lado de Cauya.
Un hermano de Jorge, de nombre Salvador
Orozco, recibió lotes como poblador y remató en el año de 1881 las rentas de
aguardiente del municipio. Sandalio Orozco compró tierras a lado y lado del río
Cauca, montó fincas en La Soledad, hizo abiertos en Filadelfia y fue uno
de los primeros pobladores de Samaría. Pedro Felipe fue uno de los fundadores
de Belalcázar y Pedro Orozco. el principal de todos ellos repobló a
Ansermaviejo, promovió la colonización de la cuchilla de Belalcázar y de las
lomas de Apía, compró miles de hectáreas a lado y lado del río Risaralda, y
apoyó las empresas de todos sus parientes.
DON PEDRO OROZCO
Mientras tomaba mis aguardientes en la
plaza principal de Támesis me pareció que el busto de Pedro Orozco era
merecedor de algo más que una escultura anónima; con Fermín López, Isidro Parra
y Leocadio Salazar conforma el cuadro de honor de los fundadores paisas.
En verdad la vida de Don Pedro es un
compendio de luchas y de triunfos. Fue un empresario corajudo, mujeriego,
caritativo, visionario y muy creyente. Fue el artífice de la moderna Anserma y
el titán de la serranía de Belalcázar.
Los ansermeños más viejos cuentan que
era tanta la preocupación de Don Pedro por el futuro del pueblo que para apoyar
a los colonos compraba todos los sobrantes en los mercados del domingo.
Don Pedro colonizó el occidente con la
ayuda del clero antioqueño. En los pulpitos de Támesis, Palermo y Jericó los
sacerdotes aconsejaban a los labriegos sin tierra que se dirigieran al sur a
los abiertos de Don Pedro, donde los esperaban con bastimento, semillas y
herramientas. "Debemos llevar la buena nueva a los territorios caucanos,
decían los curas, los paisas debemos llevar al catolicismo a esas regiones de
infieles como lo hizo Colón cuando llegó a las costas de América ".
Y las familias del suroeste animadas por
la ilusión de las tierras, el apoyo de Don Pedro y quizás por la fe en Cristo,
atravesaron las tierras frías del Oro, llegaron a Barroblanco y se descolgaron
por los baldíos de Mismis, a las tierras de Pedro Orozco o a los resguardos sin
indios de Guática. Tachiguí y
Tabuyo.
La actividad de Pedro Orozco era
asombrosa. Compró la mayor parte del resguardo de Tabuyo y extensos lotes del
de Tachiguí. Entre 1876 y 1882 se hizo dueño de casi toda la cuchilla de
Belalcázar y de las riberas del Cauca y del Risaralda, de las lomas de Don
Juan, del Alto de los Aguirre, del Horro, de La Tesalia y de Guaduapintada, de
Paloblanco, Zarcirí, el Cortado y Tusa. Adquirió propiedades en Chápala, La
Cuchilla de Palestón, en Cauya y en Nacederos, donde ubicaba colonos recién
venidos, a quienes colocaba como agregados o les daba tierras para valorizar
los alrededores.
Además del negocio de las tierras. Don
Pedro explotó minas, salados y con empresarios de Supía abrió caminos,
construyó puentes y usufructuó peajes y pontazgos.
A partir de 1887 Don Pedro empezó a
traspasar sus bienes a los hijos, regaló terrenos a los paisanos y aparceros y
dio apoyo pleno a la fundación de Belalcázar. Por ese entonces se retiró del
negocio de los abiertos y vendió grandes extensiones a compañías, que como la
de Correa Hermanos, no tuvo miramientos con los colonos sin títulos de la
serranía.
Pedro Felipe Orozco heredó la fortuna de
su padre Pedro, pero no sus agallas ni su amor por la tierra. Fue mal
negociante aunque un gran guerrero, en la revolución de los Mil Días Pedro
Felipe murió de fiebre amarilla en un sitio ignorado entre Cali y Buenaventura.
Don Pedro regresó a Támesis y su hermano Jorge se fue a probar fortuna a la
población de Victoria. Don Pedro murió en su ley, en medio de la sementera.
Esto dicen unos versos tamesinos:
"Aquí yace Pedro Orozco
de Támesis fundador
principal de Ansermaviejo,
de las selvas poblador,
que rodó por un peñasco
y bien muerto se quedó
arrancando una maleza
en el morro de Cristo Rey.
Ah malhaya suerte del viejo,
con una muerte tan cruel,
después de haber dominado
las selvas de Soledad
y haber guardado cien tigres
en la secreta del carriel".
Buenas, una pregunta, la información sobre la sociedad Restrepo, Montoya, Santamaría y Mejía que fuente de información tiene, gracias
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