Alfredo
Cardona Tobón
La Dorada
En las
últimas décadas del siglo diecinueve los antioqueños se extendieron por el
norte del Tolima y dieron otro aspecto
al Estado vecino como lo
describe Medardo Rivas en su obra “Trabajadores
de la tierra caliente: “Para convertir a
Guatequisito en una pradera envié a Manizales por trabajadores; y el día menos
pensado se me presentaron doscientos antioqueños con sus mujeres, niños y
perros. Se establecieron por cuadrillas, bajo la dirección de capitanes, con quienes hice
contrato por la rocería por cuadras a $25 cada una. A los tres meses el bosque
íntegro había desaparecido, a los seis meses se recogieron mil cargas de maíz,
al año estaba formado el potrero de lurá para cebar quinientas reses.”
Para
consolidar el poblamiento y asentar los paisas nómades que iban de monte en
monte, haciendo abiertos y vendiendo mejoras, la Legislatura del Tolima dispuso
en febrero de 1857 que quienes recibieran tierra debían establecerse en ella
durante cuatro años, o de lo contrario perdían los derechos, pues no se
reputaban como pobladores.
En la zona
cordillerana del Tolima sin los grandes
latifundios del sur de Antioquia y norte
del Cauca, desde el gobierno de Hilario
López se proyectó un nuevo distrito
parroquial al noroeste de Mariquita y con tal fin se hicieron las siguientes
concesiones:
“A cada
poblador se le darán hasta 50 fanegadas de tierras baldías, quedando obligado,
a poner en ellas casa y labranza, dentro de cuatro años de hecha la concesión;
se exime del pago de diezmos y primicias; se le exime del contingente para el
servicio militar en el ejército en tiempo de paz, por ocho años”. Además de lo
anterior el gobierno central dispuso
recursos para la construcción de
iglesia, cementerio, casa cural y congrua para el sacerdote en los caseríos que
reunieran más de diez familias.
Desde
Manizales, Salamina y el altiplano cundiboyacense se descolgaron hacia el Tolima innumerables
colonos; en 1853 se estableció en El Líbano el francés Desiré Angee y luego
Isidro Parra con un grupo de antioqueños, en 1857 el Estado concedió 7600 hectáreas de terrenos
baldíos a los colonos del Fresno y posteriormente asignó 200 hectáreas para la
población de Manzanares, 32 hectáreas de
baldíos a los colonos casados sin
descendencia y a los casados con familia otras cinco hectáreas por cada hijo.
En 1871 el
Despacho de Hacienda y Fomento de la nación, adjudicó 12.000 hectáreas a favor
del distrito de Soledad ( Herveo), y dos años más tarde entregó al distrito del
Líbano 499 lotes de 31,9 hectáreas y 50 adicionales para el área
urbana. Dentro de la jurisdicción del Líbano, además de las 16.000 hectáreas
entregadas en 1866, el gobierno nacional destinó en 1873, un globo de 19.680
hectáreas de terrenos baldíos para el
fomento de la población de Murillo.
LOS LIDERES
FUNDADORES
Además de
Isidro Parra en el Líbano, otros notables personajes convirtieron las selvas
del Tolima en emporios de riqueza.; Ramón María Arana hizo el primer trazado
del caserío de Murillo y con Clemente
Cifuentes y Rafael Parra, impulsó la ganadería y los cultivos de tierra fría. Es
de anotar que los primeros pobladores de Murillo y de las tierras paramunas del
Tolima fueron en su totalidad antioqueños, sin embargo a partir del siglo XX
esos pobladores se desplazaron a otros sitios y los remplazaron fuertes
inmigraciones de cundinamarqueses, boyacenses y santandereanos que se dedicaron
al cultivo de la papa.
Otro
importante líder en la ocupación antioqueña del Tolima fue el general Cosme
Marulanda quien con Indalecio Cardona y varios
salamineños se aventuró más allá de los planes de San Félix, en la cresta de la
cordillera central, y colonizó la zona
de Plancitos. En 1874 Cosme Marulanda y Marco Aurelio Arango, formaron una
sociedad para cultivar las tierras aledañas, en las cuales abrieron grandes
fundos y sembraron extensos pastizales. En 1876 el Congreso cedió a los vecinos
12.000 hectáreas de baldíos, que empezaron a ser ocupados por los desplazados
conservadores de la guerra de 1876 y de la revolución clerical de 1879 en Antioquia. Un año más
tarde el caserío conformado por los vecinos, que alternaron los rezos con la
ganadería se convirtió en la aldea de Sucre que
en 1885, por disposición del presidente del Tolima, general Manuel
Casabianca, tomó el nombre de Marulanda en honor al fundador.
Fue difícil
la repartición de las tierras de Manzanares, pues se complicó por la dudosa
línea fronteriza que dio pie para que
los habitantes de Pensilvania, en Antioquia, reclamaran parte de las 12.000
hectáreas cedidas a los vecinos de Manzanares, quienes a su vez tomaron para sí
parte de las tierras entregadas a los vecinos de Victoria.
En 1849 el gobierno
nacional firmó una Concesión con José María Ramos, mediante la cual le
reconocía cuatro mil fanegadas de baldíos en el sur de Antioquia por legua que
construyera en el camino entre Sonsón y Honda. Sobre esa vía, y en la Cuchilla
de Buenavista, los campesinos paisas construyeron un caserío que tuvieron que trasladar en tres
oportunidades, debido a problemas con los terrenos, hasta que en 1879,
encontraron un bonito sitio con agua y
buenos suelos y fundaron la población de Victoria
En 1885
aparecen los primeros abiertos en el sitio de Risaralda en jurisdicción de
Manzanares. Desde el vecino municipio de Pensilvania el sacerdote Daniel María López atiende a los colonos dispersos en esas soledades en
la frontera entre Antioquia y el Tolima. El celo apostólico del padre López
vence las reticencias del cura de
Manzanares y edifica una modesta capilla
en ese sitio tan lejos de su jurisdicción
eclesiástica. Cuando termina el tabernáculo en el distante paraje, invita al
Obispo de Garzón para que celebre la primera misa. La bendición de tan alto
prelado es el mejor augurio de progreso de la vereda de Risaralda que se
convertirá en la cabecera del municipio de Núñez, hoy llamado Marquetalia.
En 1907 el
presidente Reyes creó la provincia de Manzanares, formada por una parte de la
provincia antioqueña de Aures y otro pedazo de la provincia tolimense de Honda
y anexó la nueva provincia al departamento de Caldas. De Aures se segregó
Pensilvania, San Agustín y Florencia y a Honda le quitó Manzanares, Victoria y
Marulanda.
Por el sitio
del Conejo, a orillas del río Magdalena, empiezan a verse ranchos de colonos
llevados por el tren que llega al punto donde en años, no lejanos, existió el
leñateo de Acosta cuyos troncos picados
alimentaban las calderas de los barcos que cruzaban las aguas rompiendo
con sus pitos la tranquilidad de la selva. En enero de 1908 empieza labores una
escuelita que reúne 18 niñas y 13 varoncitos de La Dorada y empieza a proyectarse
el puerto que conectará al nuevo departamento con el mundo.
Con tierras al lado del Magdalena, el
departamento de Caldas se siente al lado del océano. Por Ordenanza No. 13 de
1916, la Asamblea autoriza al gobernador tomar
todas las medidas para ensanchar el puerto y fundar una población en el
sitio del viejo leñateo. Ese anhelo se convierte en un objetivo departamental:
en 1920 se adquieren los terrenos y en
1923 La Dorada es un nuevo municipio
caldense.
¡Que hermosa historia! ojalá y en un futuro cercano, el Norte del Tolima se convierta en otro departamento del eje cafetero, hijo de la colonización Antioqueña. manifiestopaisa.blogspot.com.
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