Alfredo Cardona , José Vicente Estrada y Walter Benavidez
En los vuelos sobre Pereira
se ve una larguísima franja que correspondió en décadas pasadas al ferrocarril
de Caldas. Ya no hay rieles y tampoco pasa el tren; ahora es una calle estrecha
con viviendas a lado y lado de la antigua ferrovia, poblada por miles de
habitantes que, infortunadamente, son invisibles para una gran parte de la
sociedad pereirana..
Para tener una visión más clara de Galicia, empecé el recorrido desde el punto donde estaban
los corrales de la hacienda Esperanza en compañía de Marco Aurelio
Ramírez, juez de Paz del corregimiento
de Cerritos y de José Vicente Estrada; el primero un líder popular que se
las conoce todas y el otro un noble
anciano que figura entre los primeros ocupantes de la zona.
Los caseríos establecidos a lo largo de la vía ferroviaria constituyen la zona de Galicia, que a su vez se divide en Esperanza Galicia, La Colonia y Estación Villegas; es una comunidad de gente pobre en la parte más antigua y de gente aún más pobre en la parte recién colonizada; los lideres comunales afirman que los habitantes de Galicia pasan de veinte mil, pero las estadísticas oficiales bajan la cifra a la cuarta parte.
A primera vista se palpan las enormes necesidades de Galicia y su infinita diferencia con los condominios, las casas de campo, los hoteles y los estaderos de Cerritos cuyo lujo y ostentación son una afrenta ante la falta de vías, de techo digno, de alcantarillado, de trabajo y de futuro de los vecinos de Galicia .
LOS PASOS DE JOSÉ VICENTE
Para seguir la pista a José Vicente Estrada cuya vida está entreverada con el pasado de Esperanza Galicia, debemos remontarnos al año de 1935, cuando lo trajeron en brazos desde una vereda de Fredonia. En ese tiempo de la República Liberal dirigida por Alfonso López Pumarejo había trabajo para todo el mundo; así que su mamá y los abuelos consiguieron coloca por los lados de Morelia en la finca La Cristalina de don Roberto Escobar. Era una propiedad enorme: con un salado y siente mayordomos donde circulaban vales en lugar de billetes y con ellos se compraban alimentos y mercancías en el economato de la finca.
A primera vista se palpan las enormes necesidades de Galicia y su infinita diferencia con los condominios, las casas de campo, los hoteles y los estaderos de Cerritos cuyo lujo y ostentación son una afrenta ante la falta de vías, de techo digno, de alcantarillado, de trabajo y de futuro de los vecinos de Galicia .
LOS PASOS DE JOSÉ VICENTE
Para seguir la pista a José Vicente Estrada cuya vida está entreverada con el pasado de Esperanza Galicia, debemos remontarnos al año de 1935, cuando lo trajeron en brazos desde una vereda de Fredonia. En ese tiempo de la República Liberal dirigida por Alfonso López Pumarejo había trabajo para todo el mundo; así que su mamá y los abuelos consiguieron coloca por los lados de Morelia en la finca La Cristalina de don Roberto Escobar. Era una propiedad enorme: con un salado y siente mayordomos donde circulaban vales en lugar de billetes y con ellos se compraban alimentos y mercancías en el economato de la finca.
Sin haber pisado el umbral
de una escuela, el mundo fue la universidad de José Vicente y los barbechos
fueron las aulas; empezó de garitero en
La Cristalina, luego fue cotero de caña en la
finca La Albania, más tarde cogedor de café, se graduó de arriero en las
fincas de San Joaquín y se aposentó al fin por los lados de la finca La
Esperanza de don Ernesto Latorre en un
pedacito de tierra aledaño a la via del
ferrocarril.
José Vicente vive en una
casa amplia que luciría en cualquiera de los barrios de estrato cuatro de
Pereira; atrás está el potrero de una hacienda y adelante la calle estrecha que
en tiempos idos fue una arteria vital en la economía del Viejo Caldas y ahora envuelve todo el carrete de su vida.
Es grato hablar con José
Vicente y ver como desbarata mitos mientras camina por el corredor de su casa
lleno de flores y de cantos de pájaros.
Cuando vine a vivir por estos lados, por allá en los años cincuenta,
esto estaba muy despoblado- dice José Vicente-
Había llegado Pedro Ramírez de Pácora a trabajar en una finca y como no tenía donde vivir armó un
rancho en la franja del tren y al lado sembró unos palos de café y unas matas
de plátano. Yo creo que fue el primer colono o uno de los primeros junto con Jesús Garzón, un tolimense que decía a todo el
mundo que la tierra era del que la trabajaba y Vicente y Mercedes Ramírez, que
construyeron la primera vivienda de material en Esperanza Galicia.
En esos tiempos- agregó José
Vicente- la zona estaba llena de fincas
grandes y productivas; Pereira era un
emporio de café, de caña, de plátano y ganado; recuerdo “La Lorena” por la
Plaza de Ferias, “ Egipto”, La Alsacia”, “Castilla”, “La Esperanza”, “Galicia”,
el trapiche de “Dinamarca”, “San Felipe”
de café, caña y ganado, “Gavilanes” de caña y café, “El Rubí”, “El Diamante”,
“El Tigre” también de caña, café y ganado, “ La Palmera” y “La Comuna”. Los
pobres vivían en el campo y por eso
hacían sus casas en los caminos, en los barrancos de las carreteras
y a
lo largo de las carrileras, cerca de los cosechaderos o de las haciendas donde jornaleaban.
Al principio
venía la autoridad y desalojaba a los colonos, pero más tardaban en irse que la gente en
regresar y volver a armar su vivienda. En 1959 dejó de funcionar el tren, la fuerza
pública no volvió a molestar y entonces más personas ocuparon los sitios baldios, arrendaron las posesiones o
compraron las mejoras.
Muy pocos exilados por la
violencia llegaron al Callejón de Galicia; uno de ellos fue Jaime Castañeda
que en 1951 vino de Santuario junto con su mamá y consiguieron trabajo en la Hacienda Gavilanes.
Por ese entonces el caserío de Volcanes
tenía cuatro casas y en Estación Villegas había como catorce.
Como casi todas las comunidades pobres de Pereira han tenido un protector que capitaliza sus votos, le preguntamos a José Vicente por el mecenas de Galicia, que supusimos había sido Camilo Mejía Duque por su proximidad con los campesinos.
- Ni Camilo ni ningún otro nos ayudaron mayor cosa- nos contestó - En los primeros tiempos tuvimos que defendernos solos.
Como casi todas las comunidades pobres de Pereira han tenido un protector que capitaliza sus votos, le preguntamos a José Vicente por el mecenas de Galicia, que supusimos había sido Camilo Mejía Duque por su proximidad con los campesinos.
- Ni Camilo ni ningún otro nos ayudaron mayor cosa- nos contestó - En los primeros tiempos tuvimos que defendernos solos.
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Buenas noches, estoy averiguando sobre mi abuelo el señor Manuel de Jesús Sanz Montoya, el fue dueño de la hacienda Galicia que quedaba a 10 mn de Pereira, espero encontar una anecdota sobre él, mil gracias
ResponderEliminarAcá se está hablando de la hacienda galicia hacia el sur.
ResponderEliminarPero, obviaron la parte norte que de la hacienda hacia Pereira.
Una gran franja de tierra, fue cedida por los dueños de la hacienda Galicia para los ferrocarriles nacionales.
Una extensión, la tomó mi papá Rafael Octaviano Martinez, por alla en el año 1950 aproximadamente.
Construyó una vivienda, en principio de bahareque, (ahora en material y con todos los servicios públicos, excepto el gas) y cultivó café arábigo, cacao, plátano, y árboles frutales.
Vivió mi padre en este sitio que lo llamó LA ESPERANZA, hasta octubre 12 del 2015, fecha en que falleció y estaba a punto de cumplir 100 años.
Son algunos recuerdos que rememoro.
No sé ha podido hacer escritura porque no figura en instrumentos públicos, pero si en catastro con su respectiva ficha.
Alguien puede ayudarme a sacar la escritura para registrar esta posesión de más de 65 años?
Esto es lo que llaman Galicia Alta .
Gracias.