NOS SALIÓ BACHILLER
Alfredo Cardona Tobón
Mi amigo Hernán Martínez tiene un dicho para calificar a quienes se salen del común y
nos dan ejemplo de vida. “Nos salió bachiller”- dice para exaltar a un buen
alumno- “ Nos salió bachiller”- dice al
calificar a Faustino Asprilla como un colombiano de bien, de pelo en pecho y
corazón sin miedo.
El negro Asprilla como le dicen los que se creen
blancos o venidos del sobaco del Padre Eterno, nos mostró que con valor civil y con entereza podemos neutralizar a los
antisociales. Ásprilla no se plegó a la extorsión ni a las amenazas sino que
denunció y obligó a las autoridades a poner entre rejas a un bandido que estaba
asolando a Tuluá. Claro que tenía que ser Faustino Asprilla el
denunciante, porque de otra manera las autoridades laxas, complacientes o
cómplices, que va uno a saber, no hubieran hecho nada contra “Porrón” y sus compinches. Porque si
hubiera sido un campesino desconocido, como el padre de los cuatro niños
asesinados miserablemente en el Caquetá, nadie lo hubiera parado bolas. Pues este pobre colombiano pidió protección a
la fuerza pública y denunció las amenazas
y nadie le prestó atención, hasta
que le mataron a los cuatro muchachitos.
Este Asprilla tiene peso en las pelotas. Ojalá no
lo dejen solo. Ojalá no sea el próximo mártir en un país donde a los buenos los
dejan solos y muchos encubren a los
criminales. Buena por esa actitud de colombiano sin miedo, que si se pudiera
clonar podría ser la salvación de una patria poblada por miedosos que no se la
merecen.
ASPRILLA Y ‘PORRÓN’ / ARIETE
'FAUSTINO ASPRILLA, CON ENTEREZA SIN IGUAL, ENFRENTÓ A LA GENTE DE ‘PORRÓN’'.
Si en Colombia existieran más colombianos con el temple y la verraquera de Faustino Asprilla, nuestra gloria del fútbol, muy probablemente el azote de la extorsión que se campea por ciudades y veredas se habría terminado.
Faustino Asprilla, con entereza sin igual, enfrentó a la gente de ‘Porrón’, el diminuto extorsionador que por tres años mantuvo en jaque a las gentes de Tuluá y con su denuncia pública obligó a la Policía a recular en sus afirmaciones torpes sobre la inexistencia de ‘Porrón’ y consiguió que un cuerpo élite de esa institución, independiente del extraño influjo protector de que gozaba el extorsionador, le echara mano y lo pusiera a buen recaudo.
Por alguna razón a ‘Porrón’ nunca lo encontraba la
Policía aunque a casi todos sus segundos o los pillaban con facilidad o los
encontraban muertos. Algunos comandantes de la Policía Valle llegaron a decir
que las denuncias sobre el éxodo que se precipitó en Tuluá, y que aquí denuncié
varias veces, eran invención de mi calidad de novelista o se trataba de una
franquicia para delinquir. Pero fueron donde Asprilla a exigirle el pago cara a
cara (como siempre lo hacían) a nombre de ‘Porrón’ y el negro les resultó
respondón, se negó a pagar y denunció a toda Colombia la situación de Tuluá. Él
no se tragó el bochinche tulueño de que a ‘Porrón’ lo protegían desde una
agencia norteamericana porque había permitido desmantelar muchas bandas
narcotraficantes.
El resultado de su valentía es el que debemos
aspirar a que se propague por toda Colombia. Las bacrim no pueden
avanzar más. La batalla de la Policía debe ser contra ellas como pudieron
hacerla contra ‘Porrón’. Civiles y uniformados podemos pararlas. @eljodario
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