RECUERDOS
DE VETERANOS
Tokio año de 1952.
En un cabaret con música estridente,
bellas mujeres de ojos rasgados levantan sus copas en medio de soldados de
cuatro continentes; en una mesa cercana a una gran pista de espectáculos un
grupo de combatientes colombianos empiezan a despedirse de sus compañeros, para
algunos el tiempo se les está acabando pues en poco tiempo dejarán sus vidas en
la línea de combate.
Al salir una bailarina ofrece un recuerdo de Tokio,; medio borrachos le dan
dos o tres dólares y reciben un pergamino de “Los dominios del Dragón Verde”,
donde consta que son miembros de una secta oriental con poder absoluto sobre el
amor y la muerte.
Con una sonrisa lo hermosa muchacha entrega un pergamino a un gringo pecoso
de Tennesse, otro a un negro neoyorquino , otro a un soldado kurdo de las
fuerzas turcas y el último, enrollado y con una cinta roja, fue el que vi en la pared de un pequeño
cuarto, al lado de un corredor bordeado de milfloras, en una finca de
Belalcazar, Caldas.
Son las tres de la madrugada, la policía militar desaloja el cabaret, la
japonesita de los pergaminos se cubre con un abrigo y se pierde entre las luces
de la avenida de la gran ciudad oriental mientras Julio Ernesto Jaramillo
Arango con otros compatriotas se dirige a las barracas del cuartel donde están
acantonadas tropas de las Naciones Unidas.
LA PRESENCIA COLOMBIANA EN COREA
Varios países escucharon el llamado de la ONU para hacer frente a la
invasión norcoreana a Corea del Sur; el
gobierno de Laureano Gómez envió tropas colombianas en 1950 dizque para
defender la democracia de la expansión comunista. Era irónico, fue una cortina
de humo para tapar las iniquidades del régimen cuya policía chulavita arrasaba
a sangre y fuego poblaciones liberales y
conculcaba todos los derechos ciudadanos.
La memoria colombiana ha tendido un manto de olvido sobre los soldados que
envió un dictador sanguinario a defender una democracia ajena, en la Avenida Cien de Bogotá vemos un
monumento levantado por Corea del Sur en honor a los colombianos caídos en su
suelo y el Hospital Militar se construyó con los dólares donados por los
Estados Unidos en pago del sacrificio de nuestros combatientes. En algunos
municipios, como en Quinchía, se ven modestas placas que recuerdan a los héroes caídos en tierra asiática.
NUESTROS
COMBATIENTES
Julio Ernesto Jaramillo Arango vivió
en la vereda La Sainera del municipio de Belalcázar y fue uno
de los soldados colombianos distinguido con la medalla de bronce por su
valentía en el combate. Es, si no ha muerto, un labriego pacifico que nunca
empuñó un arma, pero a quien los arrebatos de la juventud lo convirtieron en un
momento dado en una máquina de muerte.
Hace unos cuantos años conocí a Julio Ernesto y aunque la bruma del tiempo
estaba borrando los hechos, recordaba la travesía de 25 días por el Océano
Pacífico, la llegada a Pusán y el agotador
entrenamiento de artillero.
Con el machete al cinto, el rostro quemado por el sol y sus manos callosas
hechas para labrar la tierra, Julio
Ernesto no quería recordar los sucesos coreanos, pero pudo más mi curiosidad y
la empatía que nos acercaba y me mostró, al fin, el pergamino de “Los Dominios
del Dragón Dorado” que estaba en la pared del cuarto al lado de un corredor lleno
de milfloras. Vimos los álbumes repletos de fotografías de Corea, Hawai,
Estados Unidos, Panamá y Cartagena... mientras los recuerdos llegaban en Cascada y mi mente volaba hacia las remotas tierras de
oriente en tanto Julio Ernesto me contaba u experiencia en Corea.
EN PLENA LUCHA
Jaramillo llegó al frente de combate
con el segundo contingente del Batallón Colombia; ya era conocida la legendaria
capacidad de nuestros soldados en el combate
de “La Chamicera”, donde mostraron un arrojo y una temeridad que no tenían
los gringos.
Los comunistas empleaban todo tipo de ardides para doblegar la voluntad del
enemigo; los norcoreanos con sus aliados chinos habían estudiado la cultura
latina para encontrar los puntos débiles de los colombianos y los
portorriqueños. Al caer la tarde en las trincheras comunistas se trasmitían
tangos y rancheras y en castellano decían en los altoparlantes:” Vuelvan a
casa, esta guerra no es de ustedes. No se hagan matar por defender a los
norteamericanos.”
El 26 de octubre de 1952 dos pelotones colombianos salieron a patrullar la
zona; se hizo tarde y al caer las sombras la avanzada se ubicó en un pequeño
cerro, cavó trincheras y se preparó para pasar la noche en ese lugar.
Como a las 21 horas un estrépito de pitos y cornetas rompió el silencio,
una enorme gritería resonó en las laderas y los norcoreanos se
precipitaron con bayoneta calada. Un
muchacho de Viterbo de nombre Jorge Toro cayó herido de muerte, pese a la
superioridad numérica los colombianos repelieron el ataque.... al amanecer el
comandante pasó lista y vio que el ansermeño José K. Ramírez yacía sin vida al
lado de varios cadáveres enemigos.
La guerra de Corea era muy diferente a la conocida por el Batallón Colombia
en sus choques con las guerrillas del Tolima; era una guerra de posiciones y
tecnología donde se permanecía semanas enteras en las trincheras; los
proyectiles rebanaban colinas enteras, las bombas carbonizaban los bosques y el
tronar de los cañones era continuo y desesperante.
Durante el día los ataques comunistas eran esporádicos y débiles; a medida
que llegaba la noche el peligro aumentaba; cuando oscurecía los norteamericanos
iluminaban los campos adyacentes a las posiciones con potentes reflectores y
colocaban micrófonos sensibles donde esperaban los ataques.
Para confundir a las tropas de la ONU los norcoreanos soltaban perros y
gatos con tarros amarrados a la cola; los aullidos lastimeros de los animales
heridos ponian la carne de gallina; en la oscuridad estallaban las minas
cazabobos y retumbaba el tableteo de las ametralladoras.
En una ocasión, contó Julio Ernesto, un soldado colombiano impresionado por
la barahunda lanzó una granada contra los atacantes sin darse cuenta que su
trinchera estaba rodeada de una gruesa malla de alambre; la granada rebotó y destrozó
a tres muchachos que estaban en la casamata.
Sabe usted, continuó diciendo Julio Ernesto, que me daban lástima los
norcoreanos y los chinos, uno los veía menuditos, desharrapados y hambrientos.
En un cinturón de lona, que aseguraban al pecho, llevaban una tira de harina y
de pescado para alimentarse durante días, a veces llegaban a la trinchera sin
armas, con cuchillos y piedras... parecían drogados, atacaban con furia pero
eran fáciles de vencer, algunos se dejaban capturar para que los curáramos y
les diéramos comida..
TESTIMONIO DE OTRO VETERANO DE
BELALCAZAR
Por información de Julio Ernesto pude contactar otro veterano de la guerra
de Corea residente en Belalcazar, se trataba
del teniente de infantería Edgar Vallejo Marín, nieto de uno de los fundadores
de la población.
Cuando se envió el primer
contingente del Batallón Colombia a Corea, Edgar Vallejo estaba recién casado y
no tenía ningún interés de irse como voluntario a tierra extraña. Pero era un
oficial reconocidamente liberal y el régimen despótico de Laureano Gómez, vio
en la guerra de Corea la manera de
librarse de los oficiales adversos a su régimen.
Así pues, Vallejo y otros tantos liberales, fueron enviados a pelear al
lado de los turcos y los gringos.
Vallejo llegó a Pusán como Oficial Administrativo, con la misión que la
tropa disfrutara de las comodidades ofrecidas por el Tio Sam. Enviaba a las
trincheras periódicos y revistas, chicles, chocolatinas, gaseosas, leche,
cigarrillos y cuanto apetecieran los
soldados. Vallejo oía la guerra pero no la peleaba hasta el viernes 23 de enero
de 1953, cuando los comunistas tomaron la colina T-Bon.
Era necesario recuperar esa posición y para hacerlo se tenía que conocer la
potencia del fuego enemigo, misión que se encomendó al Batallón Colombia. Unas
patrulla denominada “Bravos compañeros” avanzó en campo enemigo causando diez
bajas y destruyendo algunas
instalaciones enemigas, pero no logró el objetivo propuesto, entonces se envió
una segunda patrulla de reconocimiento comandada por Vallejo.
“No tuve miedo- me dijo Vallejo- mientras un aguacero barría las calles de
Belalcazar, “ sentí rabia simplemente, porque me estaban sentenciado a muerte
junto con los compañeros de patrulla al
mandarnos hacia la boca del lobo.” Yo le manifesté al general Ruiz Novoa que me
dijera por qué me mandaba al degolladero, que me lo dijera, pues todo condenado
a muerte tiene derecho a saber por qué lo matan”- Nada me contestó- Entonces le
dije: “ Le aseguro mi general que tendrá que rendirme honores esté vivo o en pedazos,
Le juro ante Dios que moriremos con heroismo.”
Al anochecer del 25 de enero el teniente Vallejo salió con la patrulla y no
tardó en ser emboscado por el enemigo. Vallejo recibió impactos de
ametralladora en la pierna, el estómago y un brazo en tanto que sus hombres
respondían el ataque con granadas de
fragmentación; se incorporó como pudo y puso a salvo cinco compañeros heridos y
con el resto de la patrulla repelió al enemigo que en una segunda oleada trató de
aniquilarlos.
La patrulla se retiró en orden con sus heridos dejando en el campo al
soldado de Armenia Alfonso Silva
totalmente destrozado por las balas.
EL COMBATE DEL CERRO CALVO
El batallón Colombia tomó posiciones en el cerro Old Baldy o Viejo Calvo, llamado así por los destrozos que había causado la artillería norteamericana en su cumbre. El cerro en si, era apenas un promontorio, que había sido tomado 41 veces por los comunistas y recapturado otras tantas por las fuerzas de la ONU.
El 22 de marzo tras continuos ataques y 55 bajas colombianas, se recibió la
orden de evacuar el cerro; a las siete de la noche estaba casi totalmente evacuado, solo quedaba una avanzada de la
Compañía A compuesta totalmente por colombianos.
Cuando nadie esperaba otro ataque llegaron los comunistas que rebasaron los
tanques y la artillería y cercaron al grupo de colombianos que aun quedaban en
el cerro. El pelotón de morteros del Batallón Colombia trató de auxiliar a sus
compañeros y después de disparar 3500 proyectiles se vio que era imposible
detener a los norcoreanos. Los soldados de la Compañía A se defendieron como
fieras, una bala de cañón mató a Camilo
Echeverri, un soldado natural de Apía, cayó tambien el ansermeño Gabriel López
y el quinchieño Manuel Ladino.
El combate duro dos días, el 24 de
marzo el cabo Marco T. Trejos, de Quinchia, con otros compañeros pudieron llegar a la roca East View donde combatieron hasta quedarse sin municiones y perecieron defendiéndose a pedradas..
REGRESAN LOS VETERANOS
La explosión de una mina elevó a Julio Ernestos y lo dejó inconsciente,
este fue el pasaporte de regreso a casa; una vez recuperado de sus heridas el teniente Edgar Vallejo regresó al cuartel de infantería en el Cantón Norte de Bogotá, José Vinasco,
de Riosucio, cayó en poder de los comunistas y fue canjeado en Pan Mun Jon, su
paisano Norman Guzmán regresó a tiempo de celebrar los carnavales del diablo en
Riosucio... Estos fueron los más afortunados. De otros se repatriaron las
cenizas y de algunos ni apareció el cadáver...
Que se sepa no hubo flores ni música a la llegada de los veteranos...
muchos lisiados e incapacitados para trabajar que al fin murieron agobiados por
la pobreza esperando una pensión que jamás les llego como le sucedió al combatiente
inmortalizado por García Márquez en "El coronel no tiene quien le escriba".
ESPECTACULAR, QUE DIESTRA PLUMA DESCRIBE CON ARGUMENTOS ESTA ETAPA FUNESTA DE COLOMBIA Y MAS DE NUESTROS SOLDADOS COLOMBIANOS QUE SOLO HAN RECIBIDO PLOMO, SANGRE Y PLOMO DE UN GOBIERNO QUE AL DIA DE HOY HACE LO MISMO QUE EL DE ANTAÑO, DARLE LA ESPALDA A LOS HEROES DE LA PATRIAA
ResponderEliminarMuchas Gracias por tu investigación y exposición. Hasta ahora lo leo y me parece muy valioso todo lo que estos personajes pueden compartir. Recuerdo que mi abuelo paterno estuvo allí, en pusan, su nombre era Alvaro Jose Suarez.
ResponderEliminarNuevamente Gracias!
Hola Profe Alfredo, mi tio abuelo combatió allï también. Jesus María Zuluaga.
ResponderEliminarMi abuelo tambien combatió en la guerra de corea. Y no hayo ningún documento ni ningun archivo nada el era subitendente se llamaba celestino antonio camargo esguerra
EliminarBuenas tardes a todos yo estoy orgulloso que mi papa es también héroe de guerra pero hasta ahora a el no se le a hecho de reconocimiento ninguno el se llama guillermo alvarez y estuvo en la guerra de Corea y el nos cuenta sus historia donde en estuvo esperó q Colombia reconosca la labor q dio mi papa muchas gracias
ResponderEliminarPor favor recoge los testimonios de tu padre y me los envias para enriquecer este articulo.
EliminarA muchos veteranos se les indemnizo. Dile que averigue en la sección de veteranos de las fuerzas armadas.
Mi papá se llamaba Juan Damaceno Arias y tambien estuvo alla el ya murio t tambien estuvo solo en el olvido, que trizte nuestros heroes y olvidados.
Eliminarmi padre Gonzalo Parrado Cuellar estuvo presente
ResponderEliminarquien puede tener la lista de los soldados que participaron en la guerra de corea
ResponderEliminarHola. Tengo el libro donde figuran todos los soldados que fueron a corea
EliminarHola y usted puede darlo a conocer por favor. Mi tio Andres Vivas tambien participo en esa batalla, pero nunca supimos si hallaron su cuerpo o fue uno de los 😐
Eliminarbuenas tardes mi padre se llama justo maria moreno prieto, el participo como soldado en esta guerra , actuamente tiene 88 años, el me dice que a el no le reconocieron ninguna indemnizacion por ir alla, el tiene un libro viejo en el que aparece casi todos los nombres de los que estuvieron combatiendo alla
ResponderEliminarDarwin! Cómo me gustaría saber si en el libro de tu padre aparece el nombre de mi padre, él se llama JOSÉ ISAÍAS RODRÍGUEZ HERRERA. Ese libro es un tesoro.
EliminarHola mi nombre es Nancy Escbar, mi Padre Augusto Escobar Garcia, soldado, el conocio a tu Padre Jose Isaias, me ha contado muchas anecdotas, hay una en particular ellos trajeron en una tula a un niño de 17 meses Coreano que quedo huerfano y su familia fue masacrada y mi Padre con un compañero Pedro Nel Espinosa decidieron traerlo escondido en una tula, tambien muchas anecdotas me gustaria que nos contactaramos y poder realizar un trabajo como Tributo a nuestros Padres. Un abrazo mi correo es sgc.consultoriayproyectos@gmail.com
EliminarBuenas tardes Darwin. Me podrías indicar si en tu libro aparece el nombre de Jesús Rodríguez Rueda.
EliminarGracias
Darwin me puedes decir si aparece el señor severo Gamboa y de Barrera x fa
EliminarMi nombre es Marcos y mi correo es romerogarciamarcosc@hotmail.com
EliminarDarwin, hago un cortometraje y la info de ese cuaderno me podria ser de gran ayuda. Podriamos charlar para que tan solo me lo dejes ver? Me sería de inmensa ayuda.
ResponderEliminarMi abuelo participo en la guerra de corea se llamaba mariano Bustos oriundo de nariño
ResponderEliminarMi abuelo tambn estuvo en la guerra de Corea su nombre Venancio Quiñones que el día de hoy acaba de fallecer de un ataque al corazón en la ciudad de Tumaco el día de hoy
ResponderEliminarlamento la muerte de don Venancio. Qué recuerdos tienes de tu abuelo?- Tienes fotos?- Por favor envíalos a alcartob@gmail.com
EliminarMi padre también estuvo la guerra de Corea, su nombre es José Isaías Rodríguez Herrera. El fue uno de los héroes sobrevivientes.
ResponderEliminarConoci en mi pueblo natal YOTOCO. VAlle del cauca, un coterraneo de nombre POLICARPO ROJAS, comunmemte llamado POLO.
ResponderEliminarCreo que sus compañeros que estuvieron con el en KOREA, lo llamaban cariñosamente YOTOCO.
Nunca oi decir, que el estado hubiese retribuido en algo esta representacion. Ya fallecio. Dejo familia. Que bueno hacer reconocimiento, aunque postumo, a este noble soldado colombiano.
Quisiera saber la suerte del soldado Humbero Sarria, quien regresó con vida, pero no sé si aun vive. Gracias por su información
ResponderEliminarSiendo niña participe en un saludo de bienvenida que la población de Dagua - Valle del Cauca-y con ella las escuelas hicieron a los veteranos que regresaban en tren por Buenaventura. Ese día hubo un asesinato de un habitante,en medio de la multitud. Es un recuerdo imborrable.
ResponderEliminarHola mi abuelo Orlando Lozano también fue un héroe de la guerra fría el Corea pero el murió hace unos años y quiero saber mas sobre el poro no se donde buscar
ResponderEliminarbuenas tardes a todos, Mi abuelo Gerardo Estrada Adarve también participo cuando era cabo, esta por cumplir 90 años, tengo algunas fotos de cundo estuvieron en Korea
ResponderEliminarHola, mi abuelo es veterano de la guerra fría, y de las pocas veces que hemos logrado capturar su sonrisa fue este año El 20 de julio al recontrarse con sus compañeros.
ResponderEliminarHola, mi abuelo combatió en la guerra de corea su nombre era LEONIDAS LASSO GAVIRIA; si alguien tiene un familiar que lo halla conocido por favor comunicarse.
ResponderEliminar1000219383.a@gmail.com
Hola,mi nombre es Wanda Tatiana, mi papá se llamaba Carlos Efrain Coral Jacome y era oriundo de Ipiales Nariño.
ResponderEliminarMe encantaría saber historias sobre el.
Gracias!
Hola quisiera saber los nombres de.los que participaron en la guerra
ResponderEliminarHola, mi padre José Octavio Pineda González de Aguadas caldas también combatió en la guerra de Corea.
ResponderEliminarhola darwin me podrias decir si el nombre de mi padre se encuentra en el cuaderno es rafael cabezas ortis
Eliminarmi padre estuvo en la guerra de korea y aun vive en 1952 dirigido por el capitan guzman teniente cancino ya tiene 90 anos su nombres es rafael cabezas ortis
ResponderEliminarDarwin q bueno quiciera saber si mi abuelo aparece hay el hace poco tambien murio y no le. Hicieron ningun reconocimiento. El era subitendente se llamaba celestino antonio camargo esguerra o jose celestino camargo esguerra el tenia dos cédulas. Hasta tengo una foto de el
ResponderEliminarHola, Señor Alfredo Cardona.
ResponderEliminarMe gustaría saber si mi padre aparece en la lista de soldados, su nombre es Pedro Alejandro Sierra Rojas.
Le agradezco por el blog, muy enriquecedor.