Alfredo Cardona Tobón*
En esta época que festejamos el fin de un año y el principio de otro
conviene hablar del calendario que señala el nacimiento de Jesús e identifica
la era cristiana y recordar los calendarios de otras culturas.
Desde los primeros tiempos las
civilizaciones han establecido medidas del tiempo para
atender las distintas necesidades de la sociedad; esos ciclos se basan, generalmente, en los
movimientos de la tierra alrededor del sol y de la luna con respecto a la tierra
que determinan los años solares y los
lunares, dando origen a los calendarios.
El año solar mide el intervalo entre dos pasos consecutivos de sol por el
equinoccio de primavera; es un concepto introducido hace 5000 años por los
babilonios, que se repite cada 365 días,
pero no con exactitud absoluta, lo que da lugar a los desfases en las
mediciones, que se ajustan mediante recursos como los años bisiestos o con el cambio de fechas para ponerse al día con los ciclos observados.
Desde remotos tiempos las distintas culturas han tratado de armonizar el
calendario con los ciclos reales del sol y de la luna y por eso han aparecido
los calendarios; aún hoy con todas las modernas y avanzadas tecnologías hay
diferencias en los conceptos que sirven de base a los calendarios; el año
civil, por ejemplo, tiene una duración media de 365,2425, o sea 365 días,
49minutos y 12 segundos y el año trópico, empleado en astronomía, se toma como de
365,2422 días, o sea 365 días, 5 horas y
45,25 segundos.
LOS DIVERSOS CALENDARIOS
El calendario egipcio aparece en 3000 A.C; consta de 12 meses de 30 días
con cinco días adicionales de fiesta; en
el año 45 A. C el emperador romano Julio César encargó al astrónomo Alejandrino Susígenses la
elaboración del calendario de 365 días con
un día extra cada cuatro años y en el año
1582, el papa Gregorio XIII encargó a Luis Lilio y al jesuita
Christopher Clavius la reforma del calendario juliano y decretó el gregoriano que
empezó a correr el 15 de octubre, con diez días de adelanto dejando en el vacío
ese pequeño lapso de la civilización
occidental.
El calendario gregoriano rige en los países cristianos y ha sido adoptado
por otros estados del mundo de diferentes religiones. En la actualidad
coexisten más de cuarenta calendarios, entre los que se destacan el budista, el
chino, el calendario hebreo y el calendario musulmán. En tiempos remotos tuvieron
vigencia los calendarios Persa, Maya, Azteca, Inca, Andón y Taobada; unos eran
lunares y otros solares. El calendario maya constaba de 13 meses y 20 días más 5 días de meditación, el calendario inca era
de 12 meses de 30 días y el año azteca contabilizaba 365 días y cuatro horas.
También aparecieron calendarios políticos como el Republicano francés, con
vigencia entre 1793 y 1806 y el calendario soviético que se empleó entre 1929 y
1940.
EL CALENDARIO REPUBLICANO FRANCÉS
Durante la revolución francesa se quiso romper con los nexos monárquicos y
clericales y se adoptó otro sistema en vez del calendario gregoriano: Francia
instauró el año revolucionario de 12 meses y 30 días, subdivididos en tres
períodos de diez días o décadas.
Los 5 días comprendidos entre el 17
y 21 de septiembre gregoriano, fueron de
fiesta nacional. El año empezaba en el equinoccio de otoño, se cambiaron los nombres
de los días de la semana que empezaba con el Primidi y terminaba con el Décadi.
Los nombres de los meses también variaron y se les designaron de acuerdo con la
naturaleza; por ejemplo, el vendimiario era el mes de la vendimia y el
Fructidor correspondía a la cosecha de los frutos.
EL CALENDARIO CHINO
Aunque China adoptó desde 1912 el
calendario gregoriano para usos oficiales y administrativos, aún utiliza el
antiguo para fechar sucesos importantes
en la vida de la nación o entrelazados íntimamente
con sus tradiciones tales como el Año Nuevo o el Festival del Otoño.
El calendario chino se remonta a la
dinastía Shang, miles de años antes de Cristo y comprende 12 meses entre 353 y
355 días; cada tres años se intercala un año con un mes más. Este calendario
tiene ciclos de doce años regidos por:
la rata, el toro, el tigre, la liebre, el dragón, la serpiente, el caballo, la
oveja, el mono, el gallo, el perro y el cerdo.
CALENDARIO MUSULMÁN
Empieza con la hégira o huida de Mahoma a la ciudad de La Meca, que en la
fecha gregoriana corresponde al 16 de julio de 622. El año islámico tiene 354
días que comienzan cuando sale el sol, los meses empiezan dos días después de la luna
nueva. Este calendario tiene como base ciclos lunares de treinta años, divididos
en grupos de 19 años con 354 días y
otros de 11 años de 365 días.
El año islámico tiene doce meses, los días de la semana son siete y el
al-yuma´a, o viernes gregoriano, es
el día festivo durante el cual se
realiza la oración colectiva en las mezquitas.
EL CALENDARIO HEBREO
Se basa en los ciclos del sol y de la luna; empieza con la génesis del
mundo, que según la tradición judía fue en el año 3760 antes de Cristo; de esta
manera el año gregoriano de 2013 equivale al año hebreo 5773. El mes hebreo dura 29 días y medio, el
año tiene doce meses o trece meses (si
es bisiesto) con nombres de origen Babilonio. Se empieza con el Tishrei que cae
en septiembre u octubre y termina con
Elul en agosto o septiembre.
Con el berenjenal de los calendarios
hay divergencias con el principio de las semanas: Las normas ISO 8061
toman como primer día el lunes, concepto también aceptado por los europeos y
los latinoamericanos; en cambio los norteamericanos consideran el domingo como el primer día de la semana. , pues cada cultura se
aferra a sus calendarios basados en creencias ancestrales.
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