Alfredo Cardona
Tobón.*
Un anciano con el
cráneo achatado, semidesnudo y el cuerpo pintado de achiote, tomó la lanza
aguzada al fuego, y se acercó a la
fogata donde ardían unos palos de balso con bejucos que crepitaban y se encendían
como teas.
“ Veo ceniza
blanca- dijo el viejo; los augurios son
buenos, el humo señala el triunfo y el vuelo de esas garzas que ves en el
firmamento anuncian la derrota del enemigo”-
El cacique Matara
miró al hechicero con respeto, luego trepó hasta el risco y ordenó prender
hogueras para reunir a los mandones dispersos y organizar el ataque contra la
columna española que se internaba en territorio pijao.
LA RESISTENCIA.
En 1556 Francisco
de Trejo obtuvo licencia de la Real Audiencia del Nuevo Reino para conquistar y
reducir a los pijaos. Con 80 hombres cruzó el río Amoyá y avanzó por trochas en
medio de la selva.
Los rayos de sol se
filtraban a plomo por el dosel del monte cuando los gritos de agonía de los
indios cargueros y el aullar lastimero de los perros traspasados por las
flechas indicaron que el infierno caía de repente sobre las tropas de Francisco
Trejo.
Cuarenta hombres
perecieron en la emboscada. En manos del cacique Matara quedaron prisioneros
Francisco de Aguilera, Tomás Gutiérrez y
Alonso de Rua.
-“Se los van a
merendar”- fue la sentencia de los sobrevivientes, pues las exageradas crónicas
de frailes y aventureros achacaban a los pijaos como 100.000 víctimas de su
antropofagia y el comercio al por mayor de carne humana, surtida con europeos e
indios mitayos.
EL CAPITÁN
BOCANEGRA.
Diego
Bocanegra dedicó su vida a la aniquilación de los pijaos.
Principió su faena
como sargento mayor de la expedición que
el capitán Domingo Lozano organizó en el año
1563 con el fin de vengar la derrota de Trejo y someter a los indomables
nativos. La fuerza de Lozano, compuesta por 60 soldados, penetró a la región de
Amoyá y en movimiento sorpresivo logró rescatar a Francisco De Aguilar, quien,
a pesar de su panza y lozanía, no pareció alentar el apetito de sus enemigos.
Tras algunas
escaramuzas la expedición desanduvo el camino con el temor de otra emboscada,
esperando en cada rastrojera la acometida del enemigo hábil con la lanza, sin
miedo a la noche ni a las sombras, que rehusaba el combate en campo abierto y
desgastaba al invasor con embates sorpresivos y a mansalva.
A pesar de los
caballos, de las cotas, de la pólvora y el acero, los europeos parecían
incapaces de doblegar a los pijaos que se movían en un territorio inmenso que
conocían como la palma de su mano.
Las tropas de Santa
Fe desplazaron a los belicosos nativos
de las riberas del río Magdalena hacia los riscos del Quindío y las fértiles
tierras del norte del Valle del Cauca. Era
difícil derrotarlos por su movilidad y sus tácticas guerrilleras tan diferentes
a las conocidas por los europeos.
En 1567 los pijaos
derrotaron al capitán Bartolomé Talaverano y le mataron diez soldados. En 1570
entraron a la población de San Vicente de Páez, la redujeron a cenizas y
asesinaron a numerosos vecinos.
Bocanegra escapó
ileso de San Vicente. Con el apoyo de su hermana Isabel, equipó 60 combatientes y consiguió
que la Real Audiencia le concediera el permiso de conquistar y explotar a los
pijaos.
Bocanegra penetró por Natagaima, venció al cacique Tala
y estableció la villa de Santiago de la Frontera sobre la quebrada Ortega. Bocanegra
se convirtió en el verdugo de los pijaos. Utilizó sus mismas estratagemas, era
como la encarnación de Eliani, o el espíritu del mal que aterrorizaba a los
indígenas.Cuando los pijaos asesinaron al hijo y al sobrino de Vasco de
Mendoza, un gobernador de Popayán,
Bocanegra reunió 95 españoles y 200 indios sometidos, persiguió a los
culpables y los masacró cerca del río La Paila.
No lejos del río
Tuluá vivía Pedro Barbosa. Los pijaos cayeron sobre la estancia de Barbosa,
mataron a dos españoles y secuestraron a varios individuos. Alguien avisó a
Bocanegra, quien ensilló su caballo, cogió una lanza y con dos amigos armados
de trabucos alcanzó la partida y liberó a los prisioneros.
Ya muy viejo, el
capitán Bocanegra organizó una expedición contra el cacique Calarcá, quien por
el año 1603 tenía en jaque a las fuerzas del rey. Al cacique Calarcá- refiere
Bocanegra- y a los demás que lo acompañaban quemé las casas, talé las sementeras
y comidas de todo género, árboles de fruto y palos de bija, sin
dejarles tinajas, ni ollas ni calabazas...
EL FIN DE LOS
PIJAOS.
Tras un siglo de
lucha los menguados pijaos se refugiaron en las alturas de la cordillera, De
nada valieron sus plegarias y los sacrificios a su dios Lulumoy, un ídolo de
piedra con tres cabezas y seis piernas.
Los épicos
recuerdos de Belara, Gualara, Matara, Melaqui y Calarcá se borraron en medio de
las continuas derrotas. La esclavitud, el hambre, la mortalidad de mujeres y
niños en los continuos desplazamientos acabaron por fin con la nación de los
pijaos.
Su lengua se
perdió. Solo palabras sueltas como bota ( madre), tui (bueno) o caique
(saludo) atestiguan su voz. También se
perdieron sus leyendas y sus dioses.Con la captura del
cacique Tacuavi en el año 1611 se acabó
la resistencia de esos bravos americanos.
ALFREDO CARDONA......... BOCANEGRA NO PUDO QUEMAR NINGUNA PLATANERA DE LOS PIJAOS, PORQUE EL PLÁTANO ES DE ORIGINARIO DEL ASIA Y POR AQUELLAS ÉPOCA, NI PLÁTANO , NI BANANAS, LA MUSA APARECIÓ EN LAS CANARIAS MUCHO MÁS TARDE...OJO....
ResponderEliminarTiene toda la razón. En vez de plataneras debió decirse cultivos.
EliminarEsos cultivos posiblemente fueron maíz, ahuyama y hasta cacao en tierras cálidas.
Gracias por su observación. Haré la corrección pertinente.
buena aproximacio ¿Que papel tuvo en la consolidacion del llano de Buga
ResponderEliminarno esta mal...
ResponderEliminarLa palabra platanales aparece literalmente en la 3a relación del capitán Diego Bocanegra (la firma es así, sin el de):
Llegué hasta los aposentos de Quindío do estaba poblado el más bravo indio y Cacique principal de todos llamados Calalla; (¿Calarcá?) a éste y a todos los demás quemé las casa y talé todas sus sementeras y comidas de todo género, platanales y arboledas de fruto, y palos de bija que ellos tienen en mucho...
Ref. Enrique Otero D´Costa. Tercera relación del Capitán Diego de Bocanegra. Archivo Historial de Manizales, Academia Caldense de Historia, Vol 2 (1920), 301.