Alfredo Cardona Tobón
Pindaná, Bia, Chalima son nombres indígenas que recuerdan caseríos quimbayas incrustados
en la Cordillera Central; Aconchare,
Mápura y Opirama fueron poblezuelos situados cerca de las fuentes saladas que
explotaban los nativos de la región de
Anserma. De esos poblados ninguno sobrevivió y tan solo Pindaná de los
Cerrillos pudo asomarse a la época republicana y dejar algo de su pasado en la
historia pereirana.
Tan efímeras como esas aldeas americanas que seguían los
cultivos del maíz, o desaparecían ante el asedio enemigo, fueron los caseríos
que sirvieron de campamento a los conquistadores españoles. Los soldados de
Robledo fundaron a Guntras y a Morga como cabezas de puente en sus ataques contra
los chocoes y el poblado de Placencia se construyó en territorio carrapa, no
muy distante de la ciudad de Arma. Esos campamentos duraron pocos años pero
tuvieron su importancia como lo registran
las crónicas de su época.
Hacia 1546 por las
orillas del río Cauca aparece el poblado
de Ubeda. Su existencia fue fugaz; terminó con el ataque a sangre y fuego de
los pijaos. Unos años más tarde el capitán Asencio Salinas funda a Vitoria en
cercanías del río La Miel. Las
enemistades entre vecinos, la desaparición de los nativos por enfermedad
y mal trato, y el agotamiento de las minas de oro obligan a trasladar la ciudad
a la desembocadura del Guarinó en el río
Magdalena. Su vida es muy corta , pues
las plagas y el clima malsano acaban con
ella definitivamente.
En 1627 el Oidor Lesmes de Espinosa y Saravia reúne a los nativos del Resguardo de La
Montaña en una aldea con el mismo nombre. Con épocas de esplendor y otras de
miseria La Montaña sobrevive hasta el
año 1819 cuando constituye, junto con los vecinos de
Quiebralomo, la población de Riosucio.
Quiebralomo nació con las explotaciones auríferas de
principios de La Colonia. En sus socavones quedaron enterrados los huesos de
innumerables nativos llevados a la
fuerza por los encomenderos; fue un distrito importante y rico que sufragó gran
parte de los gastos de la columna
patriota que combatió al gobernador Tacón en el primer combate de la
Independencia.. Por Quiebralomo pasaron ejércitos y mangas de langosta, sobrevivió
hasta fines del siglo X1X, cuando desapareció a regañadientes dejando como
recuerdo el cementerio y unas cuantos
ranchos a orillas del camino.
En el siglo XVIII el comercio entre las minas de Marmato
y el Arrastradero de San Pablo en el río
Atrato reunió a centenares de indios cargueros
con sus familias en las estribaciones de la cordillera occidental donde se asentaron en los pueblos de San Juan
del Chamí y San Juan del Tatamá .
Tenemos noticias de esos
rancheríos en 1775 y según informes de 1886
eran sitios abrumados por la más absoluta pobreza. En 1925 el explorador
Jorge Brisson llegó a las ruinas de San
Juan del Chamí donde encontró un
esqueleto medio enterrado cerca del Altar del templo, quizá el del padre Toribio Luna, un sacerdote muy querido por sus fieles.
Hacia el año 1840
empieza la invasión antioqueña a los Resguardos de la banda izquierda
del río Cauca. Los paisas fundan a
Oraida en la tierra fría de Riosucio,
se riegan por el espinazo de la cordillera y
levantan un pequeño pueblo en Higueronal, adonde se trasladan los indios
de la parcialidad que abandonan por siempre a
Tachiguí. Las guerrillas liberales acaban con Oraida en la guerra de los
Mil Días y las tropas del gobierno al
caserio de El Cedral en la región del Chamí.
Otro poblado paisa llamado Llanogrande, localizado a unas
dos leguas de Oraida sobrevive hasta 1920 cuando la carretera troncal de
occidente lo deja fuera de ruta y
desaparece junto con los arrieros
y sus recuas.
Entre esas aldeas que fulguraron como cocuyos en la
inmensidad del tiempo persiste el misterio del distrito de Papayal. En 1855 la
Legislatura Provincial del Cauca autorizó al gobernador para que adjudicara
tierras baldías a los antioqueños que
estaban tumbando selva en la
desembocadura de la quebrada Papayal en medio del mortífero valle del Sopinga o
Risaralda. El asentamiento creció tan rápidamente que dos años más tarde se le
erigió como distrito parroquial con Tachiguí bajo su jurisdicción. Luego
desapareció. Cuándo?- Cómo ?- Quizás se agotó el oro en los alrededores, o
la viruela y la fiebre amarilla diezmaron a sus habitantes; o las guacas de
Santuario y Apía los motivaron a desplazarse
hacia la cordillera.
De las fundaciones mineras el olvido sepultó al Bureo, un
pueblito levantado por los mineros de Marmato en la orilla derecha del río
Cauca y no muy lejos, en territorio de Pácora, desapareció la aldea de Buenos
Aires hacia 1880.
A principios del siglo XX
dejó de figurar una aldea de
nombre California situada por los lados del río La Miel, en la desembocadura de
este río en le Magdalena hubo un poblado negro llamado Buenavista que describió
un viajero europeo y lo comparó con una aldea africana, esta comunidad de bogas
del gran río desapareció a mediados del siglo XIX sin que se sepa la causa de
esa desaparición. En Riosucio se
extinguió El Rosario, una población conformada por refugiados liberales de la
guerra de los Mil Días que llegó a tener
colegio de bachillerato, imprenta y telares .
A cuál comunidad le tocará el próximo funeral?- Será a Florencia en Samaná o a Aguabonita en Manzanares, o a Santa
Elena en Quinchia ?- Parece que hacia allí apunta el futuro, pues
cercada la primera por la violencia y la otras dos por la pobreza y el
descuido, la nación solamente les servirá para donarles la mortaja..
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