Iglesia de Salamina- Caldas- Colombia
Si se analiza la
vida del sacerdote Manuel Canuto Restrepo con la óptica de estos tiempos, se
diría que fue un cura retrógrado y fanático; pero si la vemos con la concepción
de su época, tendríamos que concluir que fue un
clérigo valiente, comprometido con su misión y entregado totalmente a su
causa.
Los enemigos lo
llamaron "Trabuco Restrepo" cuando era cura, y "Monseñor
Trabuco" cuando llegó a ser Obispo, epítetos que describieron
acertadamente la personalidad del sacerdote, que como el trabuco o escopeta
corta y de grueso calibre, hizo estragos al enfrentarse con los perseguidores
del catolicismo y del conservatismo, que en esas calendas eran lo mismo.
COMBATIENTE DESDE LA CUNA
No lo amedrentó la
pobreza ni lo amilanó el medio estrecho de Abejorral, su ciudad natal; por eso,
al terminar los primeros estudios empacó una muda de ropa, preparó un hatillo
con fiambre de arrieros y a pie, sin un centavo en el bolsillo, paró en Bogotá
donde en el año de 1849 se ordenó sacerdote a
la edad de 24 años.
A partir de
entonces la vida de Manuel Canuto Restrepo se reparte entre el altar y la
política. Empieza su misión pastoral en Aguadas , Caldas, y en 1951 lo vemos en
Abejorral, Antioquia, reclutando gente para atacar una partida del gobierno de
Hilario López y quitarle cien fusiles que transportaba desde Sonsón a Rionegro.
En 1851 el
presidente Hilario López empieza a romper el espinazo colonial y el caparazón
español que aún recubre al país. Es una tarea difícil debido a la enorme
influencia de la iglesia católica y el rechazo de provincias clericales como el Tolima y
Antioquia. Para ello debe debilitarlas y
empieza por fraccionar a la provincia de
Antioquia en tres secciones dirigidas por ciudades liberales. Luego suprime el
fuero eclesiástico, expulsa a los jesuitas y establece la libertad de cultos.
La reacción no
tarda en emerger y en Antioquia, suena el clarín de la insurrección contra el
poder central. Con la consigna
"Dios y Federación" los conservadores van al combate llevando
banderas negras con la cruz roja por un lado y por el otro lado las iniciales
de Jesucristo.
El "Trabuco
Restrepo" inicia la guerra con la toma de cien fusiles, los rionegreños lo persiguen y después de una
breve escaramuza recuperan el armamento. El sacerdote no es muy bueno para el
combate físico, pero que tiemblen sus enemigos cuando sube a un púlpito y
levanta a los ariscos parroquianos. A la revuelta se suman otros sacerdotes;
tal es el caso del presbítero Joaquín Isaza, cura de Aguadas e integrante de la
columna conservadora en el ataque a Santa Fe de Antioquia y del padre Tomás
Henao, capellán de los sublevados de Sonsón.
Antioquia entera se
rebela contra López y antes que la guerra se extienda por toda la nación el gobierno
central invade la provincia por todos los costados. Los jefes del alzamiento,
Eusebio Borrero y Braulio Henao, buscan una rendición honorable, pero Manuel
Canuto Restrepo, capellán de la tropa, con el respaldo de varios militares, se
opone a cualquier transacción con el adversario y se ofrece a encabezar las
avanzadas que frenen a los invasores.
Por obra y gracia
del cura” Trabuco” la mayor parte de
las tropas paisas continúan luchando en
una guerra perdida, es un enfrentamiento suicida que termina en septiembre de
1851 en los extramuros de Rionegro con la derrota de los clericales.
EN EL ALTAR Y EN LA
POLÍTICA
Durante la
dictadura de Melo, Manuel Canuto participa en el Congreso Provincial de Córdova y figura como representante en el
Congreso reunido en Ibagué "Capital provisoria de la Nueva Granada" y
una vez restablecido el orden constitucional, el presbítero funda un periódico
para defender las tesis conservadoras.
En 1855 el inquieto
sacerdote hace una pausa en la política y ocupa el curato de Salamina, donde inicia la
construcción del templo e impulsa la apertura del camino de Herveo.
En 1860 el general
Mosquera desconoce el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez y Antioquia se pone
al lado del presidente. Se combate en el norte del Cauca y Mosquera sigue con
sus cañones y sus músicos con rumbo a Manizales, pero se estrella en la
fortaleza paisa y tiene que retroceder.
José María Mosquera
toma el camino del Tolima y tras las victorias en Segovia y El Derrumbado cruza
el río Magdalena y se apodera de Santa Fe de Bogotá. Antioquia resiste dos años
los embates caucanos y al fin tiene que capitular.
Con la derrota
llegan tiempos difíciles a La Montaña. Mosquera
impone un régimen liberal en Antioquia y sus agentes inician una cruda
persecución contra los conservadores y
la iglesia católica.
El "Trabuco
Restrepo" no se queda cruzado de brazos, desde el púlpito y en los abiertos de los
colonos dispara sus andanadas contra los invasores y sus aliados; los radicales
ordenan su captura, pero es imposible, los feligreses guardan su espalda y lo
ocultan en los ranchos perdidos en la montaña.
En 1862 los
"Restauradores" conservadores retoman el poder en Antioquia y Manuel
Canuto, en previsión de cualquier sorpresa, se pone al frente de una columna de
sesenta hombres que lleva a Manizales los presos liberales que podrían amenazar
el nuevo orden. Al igual que con los cien fusiles el cura “Trabuco”, mejor con
el verbo que con las armas, pierde la
partida y un pequeño comando enemigo, libera a los cautivos y hace correr
al presbítero con todos sus acompañantes.
EL OBISPO RESTREPO
Manuel Canuto viaja
a un Concilio Ecuménico en Roma como
acompañante del Obispo de Medellín; como está vacante el obispado de Pasto y
las circunstancias se prestan, el Papa
nombre a Canuto Obispo de Pasto.
Es un pastor joven,
con apenas 49 años de edad y lleno de
energía para enfrentarse con quienes preconizan la libertad de cátedra la
enseñanza laica. En 1877 vuelven a chocar los liberales con las provincias de
Antioquia y del Tolima en una guerra religiosa que fue catastrófica para
Colombia. El gobierno expulsa del territorio nacional a monseñor Restrepo y a
los obispos de Medellín y de Popayán, señalados como instigadores de la
oposición. Tras cinco años de ostracismo y restañadas las heridas del cruento
conflicto, Manuel Canuto Restrepo regresa a Pasto desanimado, enfermo y allí
renuncia al obispado.
En un viaje que
sería el último, "Monseñor Trabuco" se reencuentra en Salamina con la
imagen del "Señor del Improperio" y celebra en su honor una misa
adonde asiste toda la feligresía. El Señor del Improperio y Monseñor Trabuco se
identifican plenamente, el uno con el cuerpo lleno de heridas y el otro con el
alma llena de penas. El prelado continuó su viaje hacia Abejorral; por el camino de Victoria
llegó a Honda y en Guaduas lo sorprende
la muerte el 29 de octubre de 1891 a la edad de sesenta y seis años.
hola monseñor canuto
ResponderEliminarEXCELENTE REPORTAJE POSEE VALIOSA INFORMACIÓN, MUCHAS GRACIAS POR PUBLICARLO
ResponderEliminarQue verguenza este señor para mi querido Abejorral
ResponderEliminar