Alfredo Cardona Tobón*
Iglesia de Boavita
Boavita es una pequeña población distante 187 kilómetros de Tunja, capital del departamento de Boyacá, en Colombia. Es una aldea conservadora y campesina, donde el tiempo parece ir a paso de caracol. y con un pasado violento, sobre todo entre los años de 1920 y 1940 cuando hubo sangrientos enfrentamientos entre su gente y las comunidades liberales de El Cocuy y Tipacoque.
Durante la República Liberal, que se extendió desde 1930 hasta 1946, muchos vecinos de Boavita, víctimas de las persecuciones liberales, abandonaron sus tierras para salvar la vida y emigraron a las zonas frías del Viejo Caldas y del Tolima, llevando consigo las larvas de la venganza, que ensangrentaron años después a Salamina y a la zona de Barragán en el Quindío
Una de las veredas de Boavita es la de Chulavita con una comunidad de labriegos de ruana y botas pantaneras dedicados a cultivar trigo, cebada, cebollas y otros productos que venden en Bogotá.
Chulavita es, pues, una vereda como cualquiera de las centenares veredas boyacenses, sin embargo su nombre quedó estampado en la historia colombiana por la violencia que desplegaron sus habitantes en otras regiones del país, con todos los matices de crueldad y sevicia.
LA CANTERA DE LA POLICÍA POLÍTICA
Chulavita es, pues, una vereda como cualquiera de las centenares veredas boyacenses, sin embargo su nombre quedó estampado en la historia colombiana por la violencia que desplegaron sus habitantes en otras regiones del país, con todos los matices de crueldad y sevicia.
LA CANTERA DE LA POLICÍA POLÍTICA
Para entender el papel de los vecinos de la vereda de Chulavita en nuestro triste pasado, debemos retroceder a principios del siglo XX, cuando después de la guerra de los Mil Días el gobierno conservador convirtió la policía en una fuerza de choque, al servicio de los caciques pueblerinos, que sirvió para afianzar el poder del régimen..
En 1930 el liberalismo volvió a gobernar, tras ochenta años de ostracismo, y en forma similar a los conservadores, utilizó la policía para asegurar su dominio; en 1946 los conservadores retomaron el poder y como era costumbre empezaron a licenciar a los agentes que no eran de su partido y a enganchar personal de su confianza,
Dos años después de victoria el conservatismo, aún había en la policía personal liberal, que en el nefando nueve de abril de 1948 se sumó a los amotinados en la rebelión tras el asesinato del líder Jorge Eliecer Gaitán. En esa fecha el pueblo bogotano se lanzó a las calles., destruyó las instalaciones de periódicos y emisoras conservadoras y el populacho desbordado incendió, robó y sumió en el caos a la capital colombiana.
Con parte de la policía en contra y con un ejército insuficiente y mal armado, el presidente Mariano Ospina Pérez espera lo peor , pero si no llegan refuerzos será imposible que esos bravos militares resistan por mucho tiempo. En tales circunstancias los jefes conservadores de Boyacá reclutan partidarios en las localidades mas fieles a sus banderas y con ellos marchan a Bogotá a contrarrestar el furor de las turbas. Mariano Jimenez con 500 voluntarios de Chulavita y otras veredas de Boabita se dirigen en camiones a la capital y en la madrugada del diez de abril de 1948 entran a sangre y fuego al centro de Bogotá.
Muchos alzados en armas duermen la borrachera en las aceras, otros se han marchado con el producto de la rapiña, el fuego consume edificios y bodegas, una lluvia pertinaz barre la sangre y también enfría los ánimos de la chusma que ronda como una manada de lobos el Palacio de los presidentes. Los voluntarios de Boyacá empiezan a cambiar la balanza de los acontecimientos, es gente fresca y motivada que viene a defender a su partido y cree estar defendiendo los valores cristianos amenazados por una turba comunista.
Al medio día del diez de abril llegan tropas del Tolima y los Santanderes y el gobierno controla la capital; la policía amotinada se disgrega y deserta con las armas de dotación.
De inmediato el gobierno conservador reorganiza el cuerpo policial con base a los voluntarios chulavitas y con centenares de campesinos conservadores de Chiquinquirá, La Uvita y Boavita en el departamento de Boyacá, y de las provincias de Vélez y García Rovira en Santander.
POLICÍA PARA EL CENTRO-OCCIDENTE DE COLOMBIA
En el Viejo Caldas se licenció casi toda la fuerza policial y llenaron las vacantes con gente de Boyacá y de Santander que no tenían vínculos con la región; eran personas con otra cultura, sin amigos en la zona, taciturnas, ignorantes, agresivas, arbitrarias y violentas que sirvieron a los jefes conservadores para sembrar el terror y alejar de las urnas a los oponentes políticos.. La gente los designó con el término genérico de “chulavitas” y les abonó el historial de las aldeas incendiadas, los asesinatos en masa y las violaciones, aunque en verdad no todos los crímenes cometidos en esa infame etapa del pasado fueron perpetrados por los chulavitas, pues tenebrosos personajes locales rivalizaron en crueldad con esos infames asesinos.
La policía chulavita fue enemiga declarada de los liberales y en muchas ocasiones se enfrentó al Ejército Nacional, que a menudo se puso al lado de las víctimas, pues en las filas del Ejército continuaban sirviendo oficiales y suboficiales liberales con gran respaldo en la Institución Militar.
EL REBOTE DE LA INIQUIDAD
El imperio de los chulavitas se extendió durante los gobiernos de Ospina y de Laureano Gómez. Al aparecer las guerrillas y las bandas de autodefensas liberales, se multiplicaron los asesinatos de chulavitas en la zona occidental de Colombia. Al final, en el régimen de Rojas Pinilla la policía chulavita desapareció de los cuadros oficiales por presión del liberalismo y de un sector del conservatismo .
En vastos territorios se recuerda con horror a los chulavitas: fueron la personificación de lo más ruin del género humano con las masacres, las torturas, los desplazamientos y los asesinatos selectivos de los dirigentes liberales. Otra opinión tienen los vecinos de Boavita, donde se ensalza la memoria de esa gente y en versos exaltan la valentía de esos asesinos que trajeron el infierno a la tierra y la desolación en los Llanos Orientales, en el Valle y el Tolima.
Hay que anotar, que al igual o tal vez más que los chulavitas, los responsables de las macabras acciones fueron los patrocinadores de la violencia, entre los cuales se cuentan ministros, gobernadores, alcaldes y políticos como Gilberto Alzate Avendaño. También la iglesia católica tiene una enorme cuota de culpa pues los altos jerarcas no tuvieron el valor de velar por la vida de los feligreses, numerosos sacerdotes azuzaron a los bandidos y la institución en general, fue incapaz de impedir los crímenes, cuando tenía el poder de hacerlo.
Los chulavitas fueron campesinos envenenados por el odio que al final fueron víctimas del horror que desataron , pues cuando los caciques locales ya no los necesitaron los dejaron librados a su suerte; muchos cayeron bajo las balas vengadoras y los más se perdieron en los cinturones de miseria de las grandes ciudades
LA TOMA DE PAEZ
Uno de los episodios más conocidos en los llanos fue la toma del fortín chulavita de Paez, comandado por tres conservadores, dos de
Campo Hermoso y uno de Rondón, junto con 34
hombres de la vereda de chulavita bajo las órdenes de un
capitán del ejército de apellido Mendoza, oriundo del municipio de Sevilla
Valle.
El capitán Mendoza, había llegado a Páez caminando desde Miraflores conn 47 soldados, pasó por la vereda del Morro y luego por la de Buenavista, sobre las riveras del rio Lengupá. Avanzó con sus hombres durante días hasta llegar al Mincho y de allí hasta Páez, en una travesía que duró 45 días.
El capitán Mendoza, había llegado a Páez caminando desde Miraflores conn 47 soldados, pasó por la vereda del Morro y luego por la de Buenavista, sobre las riveras del rio Lengupá. Avanzó con sus hombres durante días hasta llegar al Mincho y de allí hasta Páez, en una travesía que duró 45 días.
El recorrido,
así como el número de hombres al mando
del capitán y de los hombres que
estaban acantonados en Páez, fue registrado por la inteligencia militar de los
liberales, los cuales recibían información del viejo Pedro de Miraflores, de
Encarnación Morales y otros liberales,
los cuales en coordinación con los hombres de los hermanos Bautista.
Conocidos los detalles, se reunieron por el lado del barrio
el Rayo, en Miraflores, Cerveleón Caballero, Melitón Ramírez, Adonaí Sánchez y
Januario Leguizamón, en una casa que
estaba ubicada sobre el camino de piedra que conduce hacia el rio
Lengupá, unos 150 metros de lo que hoy se
denomina el Chorro del Aguardiente en la quebrada La Cristalina..
Bajo la luna llena, a la una y media de la mañana, llego Guadalupe Salcedo a la base de Cantor en
compañía de los hermanos Bautista, de Dumar Aljure y otros comandantes de
la región, sorprendiendo a muchos de los
que allí se encontraban; pues esta
operación era un de las mas secretas que se manejaran en ese entonces.
Los seis que integraban la inteligencia militar se reunieron con Guadalupe Salcedo, los hermanos Bautista,
y los Fonseca, en un cambuche
improvisado bajo los árboles y cubierto
con hojas de . Mientras los
cocineros servían tinto caliente y
aguapanela, se dio inicio a la planificación de este golpe que haría estremecer los llanos.
Páez, cuna de liberales,
era un punto muy deseado por los
conservadores y los chulavitas y fue por
eso, que meses atrás habían masacrado a muchos inocentes incluidas mujeres y niños. Los chulavitas se
habían apropiado del pueblo haciendo de él,
un antro dondeue bajo la protección del estado y el
contubernio de los sacerdotes de la época,
era permitido toda clase de vejámenes.
El día del golpe, correspondía a un domingo. A las
6 de la mañana empezaría la acción que debería culminar a las doce meridiano. Para ese efecto se enviaron unos
emisarios a Paez desde el día Jueves, para que el día sábado en
la noche, brindaran licor y
guarapo a varios conservadores, a la policía, al comandante del ejército
y a
los chulavita; para ello se valieron de la ayuda de varias tenderas de
las guaraperías que habían quedado viudas, o habían sido abusadas
sexualmente, y que precisamente por esto
no podían estar en paz con los militares del entonces ya que su sed de venganza estaba siempre presente
en sus vidas.
Ese sábado en la tarde, se instaron varios de los indicados en las
diferentes guaraperias, y sin tomar mucho, brindaron trago y guarapo a cuanto
personaje llegaba especialmente a los enemigos políticos, es asi como a las 8
de la noche, llevaron al cuartel dormidos por la borrachera al comandante de la policía, al comandante del ejército,
y 10 de los mas importante hombres de
los chulavitas, mas una veintena de personas entre
conservadores, soldados, chulavitas y otros
de mas bajo perfil; pues la celebración fue en grande y se había logrado ya un primer objetivo.
El Domingo muy a las 4 de la mañana el
pueblo estaba rodeado por más de
120 hombres que llegaron de las
cuchillas de la Gurupera, La Viola, el Cantor y el Palmichal, mientras
que varios frentes, se
aproximaban por varios de los puntos
principales y estratégicos del municipio de Páez, es decir, por los diferentes
puntos cardinales precisamente por los límites geográficos que separan al municipio con sus vecinos. Así el
primer frente entro por el norte, por los limites con Berbéo, San Eduardo y Aquitania,
otro por el oriente, límites con Chámeza, Tauramena y Monterrey, otro por
el sur, límites con Sabana Larga y San Luis de Gaceno, otro por el Occidente,
límites con Campo Hermoso y Miraflores.
La estrategia consistía en que
una vez el sacerdote llamara a
misa de cinco de la mañana, todos los que rodeaban al pueblo, debían estar
preparados para el asalto al cuartel de los chulavitas. Para ello enviaron a
un liberal, vestido con uniforme de
soldado oficial, llamado Severino Buitrago, que
acompañado de 7 hombres debidamente uniformados y con 5 mulas de carga, llegaron a la puerta del comando, mientras otros se apostaban cerca de la iglesia, con
el fin de encerrar allí a los
conservadores y el resto cercaba al pueblo en
anillos por los diferentes flancos.
Los caminantes que avanzaron desde días antes desde las fronteras, llegaron todos a su puesto de control cercando el
pueblo a una distancia de no más de dos kilómetros, a fin de
evitar fugas o que llegaran refuerzos
oficiales al municipio. Es asi como se
instalan por la Horca, la salida para
Sirasí, la salida del Mincho, y por
otros lugares dispersos, cercanos formando un gran anillo que cerraba el paso totalmente.
Al frente de cada escuadrón
pusieron al mando a los mejores
del momento, como Hermognes Cuervo, Desposorio Vargas,
Nonato Guzmán, Primogénito Fonseca y
Hermenegildo Plazas, entre otros, mientras que Cerveleón, Melitón
Ramírez, Adonaí Sánchez y Januario Leguizamón, junto con Bethsabé Zubieta. Se
movían por el pueblo dando señales y alarmando sobre movimientos tácticos del
enemigo.
Severino Buitrago, los 7 hombres de escolta, junto a sus mulas de carga, a las seis y
media de la mañana estaban golpeando los portones grandes de madera color
verde, que protegían el fortín chulavita, mientras los otros apostados cerca a
la iglesia y a los alrededores del parque, esperaban el momento.
Del interior del fortín militar, gritaron
con voz ronca, quien es? Severino, gritó
somos los refuerzos que mandaron
del gobierno y venimos a traer
pertrechos para reforzar a los
hombres que están combatiendo a los
cachiporros. Que pasen rápido, nuevamente respondieron de adentro,
en ese momento abrieron los portones que
daban paso al interior del fortín y cuando el centinela abrió , de inmediato le
cayeron encima y lo silenciaron, sin darle un segundo para que avisara. De
manera inmediata los hombres de Guadalupe, entraron y uno a uno fueron
despidiendo para el otro mundo a los policías, soldados y chulavitas que estaba
acantonados dentro, y pusieron presos a
los comandantes quienes no fueron
capaces de levantarse y de responder el feroz ataque debido a la borrachera y
guayabo que tenían después de esa noche de sábado cuando libaron licor y
guarapo ofrecido por la gente de Guadalupe, por montón, en todas las
guaraperías de Páez.
Mientras el asalto al ocurría, en la iglesia el sacerdote del
momento no se daba por enterado y su sermón avivaba el fuego en contra de los
liberales, fué ahí, cuando entró otro
comando a la iglesia y sacaron a
muchos conservadores y chulavitas que
estaban en la misa, algunos lograron
escapar y refugiarse en lo alto de la iglesia
pero fueron encontrados y sacados de allí. Uno de los tantos chulavitas,
que sacaron de la iglesia arrodillado le
manifestaba a Januario Leguizamón que él
era liberal y que no tenía nada que ver,
sin embargo una de las fieles le grito “Godo HP ahora si siente miedo, como no
sintió miedo cuando mato a mi marido y
mi cuñado en el Mincho”, y fue lo suficiente para que Januario lo
sentenciara, no sin antes llevarlo ante
Cerveleón para que se tomara la
decisión final, mientras caminaba pedía perdón a gritos , y al ver que no había respuesta decidió gritar
“cachiporros Hps esto no se queda
asi ya verán cómo vamos a derrotarlos”,
y mientras gritaba “soy conservador
y yo si soy hijo verdadero de
Dios”, recibió un golpe con un garrote
en la cabeza, por parte una señora
que era la madre de una hija de 14
años, a la cual este chulavita, la había
violado y luego la había matado porque
no accedió a irse con él para su pueblo natal Boavita.
Este golpe al cuartel chulavita en Páez,
fue uno de los más duros golpes
que dieran los liberales a sus enemigos y fue tal que la voz de la acción,
recorrió rápidamente por campos y veredas hasta los municipios de Tauramena y Monterrey, de
manera que se celebró por días y como se pretendía desde el momento de la
planificación, este golpe, hizo estremecer los llanos.
Años después de que esta historia, fuera contada por Cerveleón, el
compositor Mirafloreño Ciro Hernández,
compuso la canción que le obsequiara a
Arnulfo Briceño, cuando estudiaba en la
Universidad Libre en Bogotá, para que
Arnulfo le hiciera los
respectivos arreglos y le pusiera la
música, canción que fue denominada la
Toma de Páez y que fue un éxito musical en
todo Colombia.
No pues, ahora nos toca llorar y rezar por los chulavitas, almas venditas.
ResponderEliminarLos chulavitas sembraron de terror el campo en Colombia, preguntele a las personas de Tipacoque o a los Cocuyanos como perdieron todo y fueron los primeros desplazados de la violencia en este pais.
ResponderEliminarsoy estudiante de historia y tenia un trabajo de investigación sobre la violencia bipartidista , la verdad muchas gracias me parece un un escrito conciso objetivo e imparcial, ya que para decir algo no se necesita agredir ningún punto de vista para que a los demás les guste.
ResponderEliminaren cuanto a lo ultimo bien puedo decir que los textos académicos de cualquier clase, no se libran de una ideología por parte de su autor, pues el lengua humano no puede comunicar sin dar algo del pensamiento del autor en el mensaje. buen texto, quizás si de otros reconocidos personajes históricos se han elaborados textos de mayor extensión este grupo tan importante también se lo merece
ResponderEliminarEl inicio de la escoria Colombiana...
ResponderEliminarLAS ESCORIAS, DE SANTANDER¡¡¡
ResponderEliminarEl Génesis de la muerte y masacre bipartidista en Colombia
ResponderEliminarInteresante introducción al estudio de la violencia liberal-conservadora, especialmente por su énfasis en la responsabilidad delos lideres de los partidos en dicha fase de confrontaciones.
ResponderEliminarpodemos ver que la historia se ha seguido repitiendo unos en contra de otros como lo es los paramilitares, guerrillas - ejercito y policía la misma guerra, unos terminan y otros siguen con ella; la paz es la solución!
ResponderEliminarCuál paa?
EliminarEn sus investigaciones no a escuchado un ALEJANDRINO HERRERA
ResponderEliminarNo lo he oído mentar. Si tienes algún dato por favor envíamelo.
EliminarSolo se q era de Macaravita y vivia en Capitanejo en la hacienda Santa Rita y cuando lo perseguian se refugiaba en boavita y construyo un puende de palos para cruzar hacia boavita cerca al q hoy llaman puente de lata
ResponderEliminarAlejandrino Herrera fue un cacique conservador de Capitanejo, al finalizar la regeneración y empezar la república liberal de 1930. Promovió la violencia en García Rovira, pero fue anterior a los chulavitas.
ResponderEliminarPero esa es otra historia también trágica y violenta.
Impresionante historia, mi abuelo era de la vereda de sacachova lo mataron en el año 1934 cuando mi papa tenía 6 meses, mis 4 tías desaparecierón después del 9 de abril del 48, mi tío y mi papá fueron los únicos que quedarón junto con mi abuela, es una historia triste llevada por la violencia y los sufrimientos a mi papa le tocó en una época muy difícil en el ejército y luego en la policía (años 56 al 62) gracias a Dios salió con vida y de sus historias sólo me las contaba con sus tragos, fue un gran hombre aunque lacerado por la violencia el mejor padre que puede tener un hijo me quedan de recuerdo sus refranes "chulavita hasta la tierra que piso y el polvo que se levanta", "agua Dios y mayo venga Rojas Pinilla que nos mantenga" para siempre serás el godito de la séptima.
ResponderEliminarMalditos godos, malditos asesinos
EliminarGracias por tu nota. Por favor envíame lo que sepas de tu padre relacionado con los Chulavitas, es importante recuperar esas pequeñas historias que conforman la historia general. No es necesario citar nombre propios, pero sí lugares y fechas. Muchas gracias.
ResponderEliminarMi padre me contaba que cuanto estaba aun niño salían de Capitanejo un grupo armado llamado Policía de Rentas buscando los alambiques de aguardiente, pero aprovechaban para robar y tratar mal las mujeres, porque los hombre adultos y adolescentes les toca esconderse en las peñas para que no los mataran. Un día amanecieron en el plan de chulavita disparando con una ametralladora hacia la montaña, viendo estos vejámenes un señor disque se llama Lucas Jiménez con un gras (fusil de un tiro) empezó a dispárales desde varias lomas, corría de una a otra, la otra gente pensaron que eran varios y salieron corriendo por el camino real que pasa por Cualata y llegaba a la cabuya de las a juntas para pasar a Capitanejo, viendo la odisea de don Lucas Jiménez otros se levantaron en armas y empezaron a exagerar también.
Eliminarlos chulavitas o popol como sele conocio en san andres fueron unos miserables ladrones asecinos cobardes
ResponderEliminartodavía recuerdo los nombres con apellidos q no los nombro por respeto a sus familiares ellos no tienen la culpa de las atrocidades q cometieron si los hijos nietos supieran los crimenes q cometieron se ororisarian pero los chulavita o popol como seles llamava en san andres jueron unos criminales con sus mismos paisanos y en algunos casos asta con sus propios familiares por el solo heche de ser liberales o rojos
ResponderEliminartodavía recuerdo los nombres con apellidos q no los nombro por respeto a sus familiares ellos no tienen la culpa de las atrocidades q cometieron si los hijos nietos supieran los crimenes q cometieron se ororisarian pero los chulavita o popol como seles llamava en san andres jueron unos criminales con sus mismos paisanos y en algunos casos asta con sus propios familiares por el solo heche de ser liberales o rojos
ResponderEliminarExcelente recapitulacion
ResponderEliminarYo soy de San Andrés Cepita, según el comentario de mi padre, llegaban los chulavitas y mataban a todos hombres, mujeres y niños.Pero quienes serian los grandes patrocinadores. Porque mi padre en la misa de SanAndres doningo en la mañana, por el parlante de la Iglesia, mensionaba, que matar un cachorro mo era pecado, entonces a donde estamos y a donde vamos por favor, tantis años que paso y nadie es culpable
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