COLOMBIANOS EN LA INDEPENDENCIA DE CUBA


Alfredo Cardona Tobón

                                                     Jose Rogerio Castillo
 
Después de la  liberación del Alto Perú y alejada la amenaza de los brasileños que pretendían anexar territorio boliviano, el general Simón  Bolívar  quiso que la antorcha de la  libertad iluminara las islas antillanas y para tal fin propuso a los  mejicanos unir sus fuerzas para  invadir a Cuba y librarla de yugo colonial.
El Libertador concentró naves en Cartagena, pero el proyecto se frustró por la oposición de los Estados Unidos que veía más fácil arrebatar la isla al declinante imperio español  que someter a un pueblo soberano.

Pese a las presiones norteamericanas la solidaridad colombiana se mantuvo firme; luego del estallido de la guerra de 1868, el gobierno de Bogotá prestó todo su apoyo al agente revolucionario Francisco Javier Cisneros en el reclutamiento de voluntarios y en la organización de expediciones a Cuba. Gracias a ese respaldo Cisneros reunió trescientos caucanos y desde Colón envió a costas cubanas un buque con mil fusiles y decenas de combatientes.

El siete de enero de 1871 el vapor Hornett, procedente de Panama, fondeó en  Punta Brava  con  sesenta colombianos y seis cubanos que se internaron en la manigua para unirse a las filas patriotas; a los tres días de marcha los españoles que tenían noticias de su llegada emboscaron la  columna rebelde. El combate fue breve y sangriento,  la sangre de treinta y cinco colombianos empapó la  tierra cubana y el resto, después de una dramática odisea, escapó hacia la población de  Las Tunas bajo el control  de los rebeldes comandados por el general Vicente García.

En 1872 el  presidente Manuel Murillo consiguió del Congreso colombiano un apoyo para los refugiados cubanos, dinero que en realidad tenía como fin patrocinar expediciones armadas para apoyar a los patriotas de la isla. En la sesión del Congreso con fecha 29 de abril de 1873  se discutió un proyecto para armar junto con Venezuela 20.000 combatientes, que con el auxilio de  las flotas de Perú y Chile, invadirían a Cuba.La acción soterrada de Estados Unidos y la influencia de España sobre los sectores conservadores de Colombia hicieron fracasar el proyecto..

En la larga confrontación contra los españoles, numerosos jóvenes colombianos lucharon al lado de los cubanos por la libertad de la isla. Muchos se reclutaron en Panamá y en el Cauca y otros viajaron por sus propios medios a lugares de enganche en las Antillas y en los Estados Unidos. En  Barranquilla circuló el periódico “Guerra de Cuba” con información de los revolucionarios cubanos y en las principales ciudades colombianas se formaron círculos que daban apoyo moral y material a los rebeldes. En la isla quedó indeleble la memoria de numerosos colombianos que dieron su vida por la libertad; se recuerda a Rogerio Castillo y Zúñiga,  Avelino Rosas,  Martín Sierra, Manuel Lidueña. Francisco Mosquera, Benjamín Soto…

JOSÉ ROGERIO CASTILLO Y ZÚÑIGA

Este caucano nacido en Popayán  el 19 de marzo de 1845 fue guerrero desde la cuna y radical liberal hasta los tuétanos.  Castillo y Zúñiga inició su vida militar en  1861 bajo las banderas del General Tomás Cipriano de Mosquera; combatió en Segovia, en el Derrumbado, entró victorioso a Santa Fe y chocó con los ecuatorianos en Guaspud

Al terminar la contienda de 1876, Castillo y Zúñiga se radicó en Panamá, allí  conoció a Francisco Javier Cisneros y desde entonces se comprometió con la independencia cubana.  Castillo y Zúñiga acompañó a Cisneros en su correría por el Estado del Cauca, donde se les unieron Juan Nepomuceno Caicedo, Francisco Mosquera, Manuel José Castrillón, Baltazar Orozco, León Velasco, Joaquín Quintero y otros voluntarios pertenecientes a lo más selecto del radicalismo liberal caucano.

Cisneros organizó en Panamá una partida  comandada por Rogerio Castillo y Zúñiga y como segundo teniente Francisco Mosquera, fue una acción conocida por marineros y espías que permitió a los españoles alertar sobre la salida del vapor Hornett y el posible lugar de desembarco. Los veinticinco sobrevivientes del desembarco se unieron a  las tropas mambises, no eran simples reclutas, casi todos ellos habían combatido en las guerras colombianas y muy pronto ocuparon altas posiciones en las tropas rebeldes.

 Rogerio Castillo y Zúñiga alcanzó el grado de  capitán en el Batallòn de Jiguaní y al frente de sus hombres luchó en Baire donde quedó mal herido, después de recuperarse regresó a las línea de combate y estuvo en la línea de fuego hasta la capitulación rebelde con el Pacto del Zanjòn Después de firmarse la precaria paz con los españoles, casi todos los colombianos regresaron a su patria, pero Rogerio Castillo y Zúñiga  se quedó en Cuba y se residenció en   Yara  donde siguió  conspirando al lado de Flor Crombet y José Maceo.

Las actividades revolucionarias de Castillo lo llevaron a la prisión de Chafarinas en la península ibérica, al cabo de unos años recobró la libertad y  en 1881 regresó a Cuba para seguir  trabajando por la libertad de su segunda patria En 1895 Rogerio Castillo con el grado de General de Brigada sale de La Florida con 153 hombres fuertemente armados y desembarca en Tallabacoa

La intervención de Estados Unidos a favor de los rebeldes inclina la balanza, Cuba se desliga de España y empieza otra época  para la nueva republica antillana  que ahora debe luchar para zafarse  de la garra de los norteamericanos..

Despues de la independencia de  Espana, Rogerio Castillo y Zúñiga permanece en Cuba con el grado de  Inspector General del Ejército Libertador. Ya nada tiene que hacer en Colombia donde un gobierno clerical y conservador maneja los destinos del país. Rogerio contrae matrimonio con una cubana y forma una familia, rodeado de aprecio y admiración Rogerio fallece  en la Habana el 21 de septiembre de 1821, siendo el único latinoamericano que  participó en las tres guerras de liberación de la isla antillana

AVELINO ROSAS

                              Avelino Rosas y un grupo de mambises
 
Este otro caucano nació  en 1856 en la aldea de Dolores (La Horqueta)., fue un hombre de lucha, un hombre de guerra, un combatiente sin pausa que militó bajo las banderas del liberalismo y atacó lanza en ristre la tiranía y el atropello.

De valor legendario, Avelino Rosas  poseía don de mando y  una habilidad extraordinaria para escapar de situaciones difíciles. Cuando Rafael Nuñez asume la presidencia sale desterrado a Venezuela, allí se  une a una rebelión contra el gobierno de este país que en 1887 lo lleva a otro destierro en la isla de  Curazao

En 1895 los cubanos de nuevo buscan su libertad, el general  Antonio Maceo , que conoce los méritos de Avelino, lo invita a unirse a la causa cubana. Al frente de una columna  rebelde Avelino sale, el 25 de marzo de 1896, de los Estados Unidos y  desembarca en  Marabí  con cien hombres  armados con  modernos fusiles, carabinas y artillería liviana.  Con el grado de General de Brigada Avelino Rosas hace la campaña de Camagüey y participa en las acciones de Matanzas, Minas y Punta Brava. El León del Cauca, como lo llaman los cubanos,se hace famoso por la osadía y la intrepidez en el combate.

Después de la derrota española, Avelino regresa a Colombia y se une a los rebeldes liberales en la Guerra de los Mil Días El veterano militar  marcha  por tierras tolimenses y caucanas , esta vez no vale su valentía, pues las fuerzas enemigas destrozan la guerrilla y lo hacen prisionero en Santa Rosa de Cabal.
Avelino burla a sus captores y se integra a las fuerzas liberales del sur. Vienen más derrotas y en Puerres vuelve a caer en manos enemigas, lo conducen a un calabozo y allí, desarmado, cansado, hambriento, y sin seguirle juicio alguno,  lo asesinaron vilmente.

--(Ver en este blog Avelino Rosas el temible olvidado)-

OTROS COLOMBIANOS EN LA LUCHA CUBANA

En su autobiografía el general Rogelio Castillo revela nombres de algunos colombianos que  pelearon a su lado:, entre ellos el teniente coronel Martin Sierra, natural de Cali, que se batió heroicamente en el ataque a Jiguaní.,  y el comandante Heriberto  Duque, héroe de Jimaguanyú,  hombre corajudo  que jugaba chanzas y recitaba poesías para animar a sus hombres antes de los combates. A la larga lista habría que agregar al riosuceño Rafael Díaz Morkum, famoso por sus cargas a machete que peleó bajo el mando de Maceo y  de regreso a Colombia participó en la guerra de los Mil Días.

Como general de las tropas liberales.  Rafael Díaz Morkum combatió en Tumaco y fue el artífice del triunfo de sus copartidarios en la sangrienta batalla de Aguadulce en tierras panameñas. Una vez terminada la guerra con el triunfo de las armas oficiales, Rafael Díaz viaja al Brasil  y muere en Manaos.

La mayoría de los combatientes colombianos fueron caucanos,  pero hubo boyacenses como el corneta Santos Pardo; eran de Antioquia Benjamín Soto Varela y el capitán Baltazar Orozco, de Cundinamarca  el capitán Joaquín Urdaneta; de Bogotá Ignacio Medrano y  de Bararanquilla Francisco Tamayo
.
Hay que destacar los llamados Clubes Maceo, que en Manizales, en Pácora, en Riosucio  y en  muchas ciudades y aldeas de Colombia se organizaron para recoger fondos y ayudar a los emigrados. A ellos se sumaron los núcleos masones que, en contraposición a la posición españolista de clérigos y conservadores,  apoyaron sin restricciones la lucha de esa Cuba libre, que no cayó como fruta madura en las fauces norteamericanas como había vaticinado un presidente norteamericano..

Comentarios

  1. Es importante trabajar para darle a la derruida tumba que en la Necrópolis de Colón en La Habana, guarda los restos de José Rogelio Castillo Zuñiga, una condición de dignidad de la cual hoy carece. Escribir a moisespinedasalazar@yahoo.com

    ResponderEliminar

Publicar un comentario