CENIZAS DE TULIO BAYER

 

LAS CENIZAS DE TULIO BAYER*

Alfredo Cardona Tobón

Amira Pérez Amaral, a quien el médico Tulio Bayer  apodó  “Tanque”,  era una rolliza indígena que el riosuceño conoció en Puerto Ayacucho, Venezuela,  y le sirvió de amiga, amante, socia y  auxiliar en  todos sus caprichos.

Avanzada la noche del 26 de junio de 1982 Amira  se recostó  y  al amanecer notó que  algo  anormal estaba sucediendo, en la madrugada del  sábado 27 de junio de 1982 “Tanque” llamó a su amigo  Luis Arnul Carvajal    y  constataron que Tulio Bayer  había muerto sin que se diera cuenta su compañera.


El salón grande que ocupaba la pareja era  dormitorio, baño y cocina, en los rincones  dos cajones metálicos guardaban las pertenencia y conformaban  el  mobiliario cuatro sillas,  dos máquinas de escribir, un amplio colchón extendido en el piso y un tablero en la pared  donde  anotaban las palabras difíciles  que iban  encontrando en su diario trajinar  con artículos militares y médicos que traducían y aseguraban la subsistencia

A un  lado y recostado en una silla estaba  un rifle calibre 22 que el exguerrillero  mantenía dizque para suicidarse cuando su voluminoso  cuerpo no fuera capaz de trepar por las escalas del apartamento situado en el sexto piso de un edificio ubicado en los suburbios parisinos..

 Tulio había cumplido 58 años de edad, sus pies estaban hinchados y lo aquejaban varia enfermedades que combatía  con recursos limitados  como si estuviera en la selva colombiana en donde su mente y sus recuerdos habían quedado incrustados para siempre.

Luis Arnul Carvajal conoció a Tulio Bayer en  1978,cuando  empezaron a formarse  asociaciones por  la defensa de los derechos humanos en Colombia. Ese corpulento hombre de casi dos metros de altura,desgarbado y cara de niño contaba sus experiencias en las guerrillas del Llano  y sus andanzas como refugiado en Cuba, México, Checoslovaquia y en su propia tierra. .

La austera vida que llevaban Amira y Tulio  se veía alternada por el vino y el coñac hasta que los médicos prohibieron a Tulio el licor y  Tulio se vio precisado a consumir leche en las reuniones con sus amigos y los revolucionarios que deseaban un mundo distinto.

 El hombre que se fue lanza en ristre contra los adulteradores  de leche en Manizales, contra los productores de falsos medicamentos en Bogotá, que denunció corruptos, que se levantó en armas a favor del pueblo hambriento, anémico y atropellado, que quiso cambiar el rumbo de una nación explotada por la oligarquía y  arreada   siempre por  falsos  profetas… se acostó una noche y nunca se levantó de su lecho. El corazón le jugó una mala  pasada…  murió sin que lo presintieran lejos del surco y el cálido sol  colombiano.

Como en Paris no existían los entierros los fines de semana lo cremaron el lunes. A medio día llegaron los mortuorios y lo amortajaron con un enorme pañal y suficiente hielo para que aguantara la temperatura dl verano. Pasaron dos días encerrados en el apartamento conviviendo con un bebé gigante en pañales mientras los amigos se turnaban para acompañarlo y de tanto en tanto advertía que allí estaba su cuerpo con manifestaciones post-mortem que erizaban la piel de  los concurrentes.

En el camposanto no  hubo ceremonias religiosas pues los presentes no eran creyentes y Tulio se había opuesto en  vida al clero y la dirigencia católica. Esa noche uno de los acompañantes se despertó sobresaltado jurando  que   Bayer se había levantado y  lanzado al vacío, pero que por su corpulencia estaba enredado en el marco de una ventana.

Se necesitaron seis  fornidos operarios para bajar desde el sexto piso los 120 kilos del difunto. En el cementerio hubo una sencilla ceremonia, cuando salieron del Cementerio los acompañantes acomodaron las cenizas en una urna funeraria y como estaban calientes las cargaron en una modesta bolsa de un mercado.

Tanque  rompió en llanto  al ver a TULIO BAYER  reducido a un puñado de polvo gris

-¿Esto es todo?-  preguntó quedamente  Amira

Por primera vez en los tres días que estuvo al lado del cadáver Amira  lloró sin amargura con la garganta hecha un nudo. Después  guardó la urna funeraria en la bolsa ,la apretó contra su pecho  y  salió en silencio con  sus compañeros.

Pocos recuerdan a BAYER  los más  han olvidado al Quijote que sacudió el Vichada  e intentó llevar el mensaje de justicia y equidad  a las conciencias apoltronadas de una sociedad indolente que no ha  conocido el derecho a la vida.

*historiayregion.blogspot.com




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