Alfredo Cardona Tobón
Don Melquisedec Gómez fue un patriarca entregado a la
comunidad quinchieña. Fue empresario, político y visionario. Quinchía le debe
mucho a Don Melqui, pero su gente lo ha
olvidado y no recuerda su lucha por el pueblo. Estas memorias escritas por el noble anciano cuando
contaba casi un siglo de meritoria
existencia ojalá sirvan para que la juventud quinchieña reconozca sus méritos.
En 1884 por
traición de Rafael Nuñez se dividió el partido liberal y vino el triunfo del
conservatismo. Lo primero que hicieron
en esta región fue eliminar al municipio de Quinchia y agregarlo a San
Clemente, una población fundada con
individuos conservadores que trajeron de Marinilla y el Carmen de Viboral.
Con Quinchía, Guática y Arrayanal, hoy Mistrató, formaron el municipio de Nazareth cuyas
autoridades contrataron la construcción de la iglesia de la nueva población de Quinchía con
Protasio Gómez, padre de quien escribe estas notas.
En ese mismo año, 1885, murió papá y mi mamá
recomendó a su cuñado Martiniano Eusse
para que buscara un oficial o un maestro que continuara los trabajos del templo
hasta la terminación de la obra.
Más tarde, empezaron los de Quinchiaviejo a pasar
todo lo que tenían para Quinchia Nuevo y por ese motivo se suspendió la escuela de Quinchiaviejo, no volvió a
haber escuela y entonces nosotros que
estábamos en El Salado teníamos que trasladarnos a Riosucio para que nos
pusieran en la escuela. No se cumplieron
ni seis meses de estar allá cuando tuvimos que regresar y así con esas
alternativas apenas llegué al tercer año de
primaria.
Sí pasó el
tiempo hasta la guerra de 1899 en que se organizó en Riosucio un batallón y lo mandaron para Santander a combatir a los
liberales. En vista que el gobierno mandaba tropas a Quinchía a combatir y perseguir a la gente,
en el pueblo formaron una guerrilla bajo
el mando de David Cataño a la que atacaron
efectivos militares de Riosucio, El Jardín, Jericó, Caramanta, Salamina,
Pácora, Aguadas, Filadelfia, Neira,
Anserma y San Clemente. Se puso
tan seria la situación en Quinchía que ningún hombre podía andar libremente
porque por todas partes acechaban y lo paviaban
los enemigos. A Nicolás Trejos con otros dos los fusilaron atrás de la iglesia,
después e capitán Gómez asesinó otros dos campesinos... ante tal persecución
doña Adelina García, con Natalia Monzón, Dolores Trejos, Cristina Gonzaléz y Graciela Espinosa, armadas de machetes,
costales y rejos salieron a buscar los muertos o heridos que quedaban en los
campos y eso fue así hasta que terminó
la guerra de los Mil Dias.
De ahí nos vinimos a la finca de mi cuñado Elias
Gartner en Quinchía y compré un lotecito
de unas cinco cuadras por $ 20.00 que tenía una casita apuntalada en el patio
de la casa con una guaduas. Después de que hice la casa me fui al Salado a
trabajar allí y pronto lo organicé, de
modo que me daba muy buenos resultados. Posteriormente el padre Estrada viendo
que los vecinos tenían que ir a las
cañadas a traer el agua, se le ocurrió llevarla en atanores de guadua. Yo le
dije que eso no era debido y que dejara el asunto por mi cuenta.Hice un
contrato con Joaquín Pineda por $ 130.00 para que me hiciera la obra. Me
entregó el trabajo y pensé que debía ayudarme el pueblo; me puse a limosnear y
entre todos ellos recogí $ 60.00, los
otros $70.00 los puse de mi bolsillo.
Pasó el tiempo y en 1911 la gente sufría mucho porque todos los
campesinos tenían que ir a Riosucio y Anserma a vender lo que tenían y comprar
allá lo que necesitaban. El mercado en Quinchía era los sábados, entonces
perdían mucho tiempo, no les quedaba sino tres días para trabajar en la chagra.
La miseria más tremenda y todos los días me rogaban que les diera trabajo en la
finca, yo no podía darles más porque
tenía el personal suficiente. Entonces resolví pedir al concejo de San Clemente
que nos decretara el mercado los
domingos en Quinchía y recogí 500
firmas y el padre Estrada con Vicente Garcés recogió 13 en contra y allí resolvieron que valían
más las 13 que las 500 que yo mandé porque iba la firma del curita, entonces
resolví decirle al pueblo que hiciéramos el mercado los domingos y a los 15
días hicimos el primero.
El inspector nos citó a todos a la oficina y ninguno
quiso atender la cita. Por la tarde me
fui para la finca y al otro día mandó el inspector a citarme a la oficina, le
contesté que yo no iba porque no había cometido ningún delito. Se puso a
buscar quien me fuera a sacar de la
finca y no encontró quien le sirviera para eso, entonces resolvió avisarle al alcalde
de San Clemente lo que ocurría, que viniera él a arreglar el asunto, así que
vino y pasó a Quinchía y me mando una boletica, que subiera para conversar
conmigo y le contesté al policía que inmediatamente salía, que se fuera que yo
lo alcanzaba en el camino para ir a responder al llamado del señor Alcalde. Me
presenté ante él y me dijo que me iba a castigar por la desobediencia a la
autoridad y le dije:
-Si señor, perfectamente, diga a ver que tengo que
hacer?-
-Me dijo: dos días de arresto y $2.00 de multa
convertibles en arresto si no paga el dinero.
- Yo tengo mucho gusto en pagarlos en arresto y también le digo que si
es ya, puedo empezar a pagarlos, pero con la condición de que me haga el favor
de decirle al Honorable Concejo,que le doy 15 días de término para que nos
mande el decreto, o de lo contrario seguimos haciendo el mercado los domingos,
venga lo que sobrevenga.
El doctor Carlos Gartner en Riosucio, se dio
cuenta de lo que pasaba y fue donde el
Prefecto de la Provincia, don Francisco Trejos,
y le preguntó si sabía lo que ocurría en Quinchía y le dijo que no.
Pues sepa que el asunto es grave y el remedio es muy
fácil: ordene al Concejo de San Clemente que autorice el mercado los domingos,
si piden eso es porque lo necesitan. Y así fue, antes de quince días mandaron el permiso para que se siguiera con
los mercados los días domingos.
Depues de esto,
el Concejo de San Clemente quedó muy picado conmigo y resolvieron hacer un
contrato con tres señores conservadores de Riosucio: don Manuel Benitez, Manuel
Quintero y Salvador Calvo
para que me establecieran un pleito
para quitarme la carbonera y se colocaran en los cortes que yo tenía,
ellos podían trabajar lo que correspondía al municipio pero no en los trabajos mios
porque no tenían derecho de hacer esos trabajos que yo tenía
establecidos. Estuve bastantes días luchando con esa gente hasta que un día los
abogados mios, los doctores Fabio y Ulises Gartner me informaron que habían estudiado un medio muy fácil de arreglar el asunto y
era pidiendo la creación del municipio
de Quinchía. Entonces les dije que me hicieran una lista de lo que tuviera que
conseguir y me puse a conseguir lo que me indicaron y les dije que cuánto me exigían por pasar esa documentación a Manizales para
pedir la creación del municipio y así fue que contraté por $ 120.00 . El
doctor Fabio viajó a Manizales y consiguió la creación del municipio. Yo le
pagué el dinero que me exigía por el trabajo.
De ahí en adelante el gobierno invadió el mercado con
sal de Zipaquirá, Nosotros
trabajábamos 13 fuentes salina, sal pura
de mesa y a todos nos causó el perjuicio más tremendo, que fue la ruina sobre todo para mi que tuve
que seguir así hasta que vino el triunfo del
partido liberal y me nombraron alcalde en el año 1931 a 1934. El jefe del conservatismo de
Quinchia me dijo que si las firmas de
los conservadores me servían para que continuara en la alcaldía, no tenía
inconveniente en conseguirlas, yo le dije que le agradecía pero que no volvia a
la alcaldía.
En 1929 había estado en la personería, en 1943 había
llevado la familia a Manizales y de allá se me ocurrió volver a Quinchia y el
concejo me comprometió volver a la
personería y allí estuve en 1947. Antes, en 1946 el honorable concejo me honró con la medalla del Mérito y así
terminó todo lo que había hecho en
Quinchía en esa época.
Vino la violencia y en Quinchía fue peor que la guerra
de los Mil Días porque todos los del pueblo se fueron, unos para Medellín y la
mayor parte para el Valle,desde Cartago a Popayán. El pueblo quedó en manos de
los conservadores.
Habiéndose quedado mi hijo Protasio con la familia,
era el recaudador de Hacienda, un día le quemaron un taco de dinamita en la
puerta de la casa, era un aviso para que el dueño de la casa desocupara y así
fue que al otro día tuvo que conseguir
quien le ayudara a empacar para irse a Pereira.
Llegó la violencia y la mayor parte de la gente se
había tenido que retirar de allí, fueron
muy pocos los que se quedaron en el pueblo. En vista de esto, trataron los violentos de irse a los
campos, entonces los campesinos dijeron
que para ellos desocupar, tenían que llevarlos con tierra y todo, porque ellos
no se movían de la tierra que estaban trabajando y hubo un individuo que se
hizo cargo de la revancha.
Por último,supe que iban a pavimentar la carretera de
Quinchía a Anserma, pasando por La Ceiba
y Barroblanco y me puse de acuerdo con
un amigo
que consiguiera
dos compañeros, uno liberal y otro conservador, y con una cuerda de cien metros midiera la
extensión de Quinchia a La Ceiba, pasando por la Ceiba a Barroblanco o La
Estrella y luego de allá por el trazo que había hecho el doctor Carlos Gartner para venir
directamente a Quinchía por el camino
antiguo de herradura. Hicieron el trabajo y resultó que tenía esa vuelta, 5 kms más
para ir a Pereira. Hicieron la
petición a Bogotá pero hubo quien se opusiera e hiciera creer que esa carretera
por pie del cerro, quedaba muy peligrosa
porque estaba expuesta a derrumbes y eso no es cierto, porque el trazado lo
hizo el doctor Carlos Gartner de la Cuesta por el terreno plano, no por la pendiente del cerro. Hasta allí
llegaron con esa oposición y yo soy
de opinión que se prolongue la carretera de Barroblanco
siguiendo por el camino de herradura que lleva a Riosucio al punto de Tursaga que es por donde pasa ya la carretera que viene de Jardín a Riosucio,
eso viene a quedar en una recta para ir a Medellín y si es posible que hagan
una rectificación de la carretera que
une a las poblaciones partiendo de Cartago, Ansermanuevo, La Celia,
Santuario, Apía, Belén y Guática
a San Clemente , por allí ya sale a
encontrar el camino de la carretera que
se puede continuar de Barroblanco a
empatar con la carretera que va del Jardín , asi se beneficiaría la región del Oro que es muy conservadora y a
todas las poblaciones de Cartago hasta
Sanclemente que son de mayoría conservadora.....
Melquisedec Gómez.
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