UN
CAMINO DE ARRIEROS
Alfredo
Cardona Tobón*
En
una visita a Bolivia, corregimiento de
Pensilvania, conocí un personaje a quien el tiempo parecía arraigarlo cada vez más a su lejana tierra natal , hablamos de tango y de futbol, de churrasco y de vino, parecía tan argentino como San Telmo, el Obelisco o la Calle Corrientes. Muchos años después al leer el libro escrito por Ramón Exeriel López y
Rodrigo Aristizábal Ocampo descubrí que el "Che Macanudo" era uno de los tantos vecinos de la aldea que describen en “Un camino de arrieros” y donde al lado de campesinos que escasamente han viajado a Manizales hay trotamundos que le han dado la vuelta al mundo..
Ese
libro recientemente publicado condensa el pasado y el presente de una comunidad de cuatro mil
vecinos con la impronta del oriente antioqueño, donde los personajes van con el alias correspondiente, pues en los
pueblos paisas los apodos remplazan a los nombres que alguna vez figuraron en las
actas de bautismo, así pues, que en esta monografía del corregimiento de
Bolivia se escurren con familiaridad “Pachito”, “El Chato”, “El Mocho Marín”, “Caderito”, “Sombra” y el mentado “Che Macanudo”...
Sobre
una de las trochas que a fines del siglo XIX empalmaron con las vías que arrimaban a Manizales y Salamina, un labriego estableció una fonda con
asistencia y pesebrera que los arrieros
llamaron “El Descanso”. No hay
documentos ni crónicas que nos ilustren sobre la aparición de “El Descanso”. Se
sabe que al empezar el siglo XX, un
colono armó su vivienda de guadua a un lado del “Descanso”; poco después lo hicieron Pedro Pérez, Gerardo Giraldo… y se formó el caserío de “El Guayabo”, llamado
así por un frondoso árbol de ese fruto que se levantaba en medio de los
ranchos.
Como
al padre Daniel López, en uno de sus
arrebatos espirituales, le pareció que el rancherío estaba creciendo sin Dios y
sin ley, a punta de corneta levantó una capilla que fue el embrión de la
rezandera y conservadora Bolivia.
La
monografía “Un camino de arrieros” nos
lleva de la mano por el pasado de este corregimiento cuya vida está íntimamente ligada a la caficultura, a las
realizaciones del Comité de Cafeteros y al médico
Camilo Olimpo Cardona cuyo papel
protagónico en el desarrollo del oriente caldense aún no se ha dimensionado.
En las páginas del libro de Ramón López y Rodrigo Aristizábal quedan impresas las hazañas de un poblado sin solares,
con una sola calle montada en un collado de la cordillera, donde se ha tenido que horadar un barranco para dar cabida a la iglesia, a
las instalaciones del Comité de Cafeteros y a las oficinas administrativas. Muchas de sus casas de uno y dos pisos con frente a la calle se apuntalan
atrás con guaduas que las sostienen
sobre voladeros, no obstante a estar encaramada haciendo equilibrio en un filo,
Bolivia ha sobrevivido los temblores e
incendios y también a los violentos,
a las crisis cafeteras. Y ahí sigue adelante y vital en medio de tintos
y jaculatorias.
Las
anécdotas salpican de gracia “Un camino de arrieros”: Una de ellas recuerda a un sacerdote chalán y
admirador de las bestias finas que en la tarde soleada de un sábado recorrió la
calle de Bolivia, montado en una bella y briosa potranca.
Al pasar frente a una carnicería, cuyo
propietario andaba diciendo que se estaba gastando la plata de la iglesia en
caballos, el sacerdote frenó en seco y gritó de manera tal que todos lo oyeran: “Hola Juan
Manuel, asómate y mirá que aquí voy
montado en el frontis del templo, chismoso triple HP”. El carnicero asombrado no moduló palabra y el
chalán, espoleando la bestia, se alejó
levantando un polvero.
Otra
anécdota curiosa se refiere al Reinado
de las Vírgenes. Resulta que un
sacerdote cuyo nombre se omite, organizó un reinado en Bolivia para recolectar dinero para la parroquia. Obviamente no era un concurso de
belleza ni un torneo cívico, sino la puja entre los seguidores de la Virgen del
Carmen y los devotos de la Virgen del
Perpetuo Socorro, para ver cuál bando recaudaban más plata para las necesidades de culto.
Se
conformaron comisiones, se realizaron
festivales, cantarillas, rifas, venta de besos etc… etc, y a medida que aumentaban
los fondos se fueron radicalizando las posiciones de uno y otro bando. Empezaron
a oírse abajos para la Virgen del Carmen
y los seguidores de la Virgen del Perpetuo Socorro no volvieron a asistir a misa pues maliciaban que el párroco estaba cargado a favor de la
Virgen del Carmen… Y como en cualquiera confrontación entre godos y cachiporros,
se llegó a encuentros violentos y a extremos
tales que hubo que suspender el reinado.
UNA
AMABLE Y CULTA POBLACIÓN
Bolivia
tiene arrestos de cabecera municipal. Con otra ubicación hace tiempos que lo
hubiera sido: ha contado con una excelente clase dirigente, tiene buenas tierras,
muchas aguas, la microcentral a filo de agua de “El Edén” con una capacidad de 20 megavatios que
fortalece la economía local.
A lo
anterior se suman una tradición cultural que pocos corregimientos pueden
acreditar en su pasado. Hubo una Sociedad de Mejoras, club social, periódico,
y ahora es notable la labor de los colegios de secundaria que, en asocio
con universidades manizaleñas, con variadas tecnologías, amplían las oportunidades
de los bachilleres, que infortunadamente tienen que salir de Bolivia a buscar
trabajo.
El
corregimiento no escapó a la violencia
política, a los paramilitares ni a los “traquetos”, pero esas lacras han sido
menores que en otras poblaciones del oriente caldense. Lo bueno y lo malo, la historia,
la economía, los valores… es decir los factores que definen la identidad de un pueblo están en
la monografía “Un camino de
arrieros”.
Los
méritos se abonan a los autores y también al alcalde Jesús Iván Ospina que entiende que un
pueblo sin memoria puede ponerse al borde de la desaparición. Callará el
cemento, se olvidarán las fiestas con sus bochinches, pero contribuciones
culturales como esta mantendrán vivo el nombre de quienes las patrocinaron.
A mi me tocó lo del reinado y aunque estaba muy niño (creo que menos de 5 años) recuerdo a mis tias prestas trabajando a favor de la virgen del Carmen. Y si hubo peleas e insultos. El padre debia ser de apellido Cardona pero no estoy seguro. Que historias.
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