Alfredo
Cardona Tobón
Nació
en Quinchía el 11 de agosto de 1922 en una familia de ancestros caucanos por el
apellido paterno y raíces antioqueñas por el lado materno. Sus
padres Joel Trejos y Efigenia Botero constituyeron la primera pareja de la sociedad quinchieña en
atreverse a contraer matrimonio civil en franco desafío al sectarismo y dictadura
clerical del párroco Juan Herrera, quien en represalia prohibió bajo anatema cualquier
relación de los fieles con la pareja recién casada.
Joel,
padre, construyó la primera vivienda con alcantarillado de tubos de barro en
Quinchía, el primero en instalar una vitrola en la casa y el segundo en tener
un radio en el pueblo; en ese hogar que acogió al gobernador Gutiérrez en su
visita a Quinchía y al ingeniero Kilpatrick en sus investigaciones mineras,
creció Joel Ovidio Trejos Botero. En medio de ideas modernas y liberales, forjó
su carácter, que sirvió de faro en los duros momentos que vivió su gente.
Joel
Ovidio cursó los estudios primarios en la escuela urbana y dos años de bachillerato en el colegio San Agustín del
padre Marco Antonio Tobón; ese fue todo su bagaje académico, lo que no fue impedimento
para desempeñarse lujosamente en varios escenarios de la política, de la
administración y de la empresa privada, pues era un autodidacta
disciplinado interesado en todos los
aspectos culturales.
En
el año de 1942 el liberalismo quinchieño se dividió en dos grupos antagónicos: el
uno denominado “La Rosca” y liderado por Melquisedec Gómez y por Mario Gartner;
el otro conocido como “ Los Ruanetas”, orientado por Lisandro y por Francisco Garcés. El
primero era el de los “estudiados” del pueblo, el segundo con militancia netamente popular.
Fue
entonces cuando Joel Ovidio, con apenas
veintiun años de edad, se apartó
de las dos corrientes para conformar un
Comité Juvenil que le consiguió
votos para llegar al Concejo Municipal, a la Secretaría de la Directiva Liberal
y a la tesorería de esa entidad partidista.
En el
año de 1946 la división del liberalismo
llevó al conservatismo al poder y en el occidente caldense se desató una dantesca
violencia política que envolvió a
Quinchía en 1948
Por
ese entonces Joel Ovidio regentaba una farmacia en Quinchía. El domingo 28 de marzo de ese año el dirigente
conservador Gilberto Alzate Avendaño se reunió con sus simpatizantes en la casa de Ramón Gómez y en
medio de vivas y abajos se caldeó la situación en el pueblo; en esa
circunstancias el alcalde solicitó
refuerzos policiales a las poblaciones vecinas y al llegar la noche
entró un bus escalera lleno de uniformados y civiles disparando a diestra y
siniestra.
Al
filo de la media noche Quinchía velaba cinco cadáveres; los antisociales cortaron las líneas telefónicas y
ante la eminencia de otra matanza, Joel Ovidio Trejos acompañado de Sigifredo
Trejos Botero y de Eduardo Cataño Trejos salieron de la localidad y por trochas
y cañadas llegaron a Riosucio donde
tomaron un vehículo hacia Manizales para
exponer en la capital caldense la gravedad de los hechos. El gobernador Castor
Jaramillo Arrubla no los atendió pero sí el coronel Gustavo Sierra Ochoa, comandante del
Batallón Ayacucho, que de inmediato
envió treinta soldados a proteger a los quinchieños de los
“pájaros” y los bandidos que los
amenazaban.
Al
año de esta primera incursión asesina,
Joel invitó al Directorio Nacional del liberalismo a rendir homenaje a las víctimas. La plana
mayor del liberalismo viajó hasta Quinchía, el doctor Alberto Mendoza Hoyos,
director departamental del partido, inició las ceremonia con un vibrante
discurso y cerró el acto el doctor Carlos Lleras Restrepo. Fue un acto multitudinario, toda la ciudadanía se
volcó a recibir los dirigentes y la plaza central y a las calles aledañas se cubrieron con
banderas rojas.
LA
CONVENCIÓN LIBERAL DE 1949
A
mediados de 1949 se reunió en Manizales una Convención liberal para conformar
las listas a los cuerpos colegiados.
Hasta entonces los quinchieños, pese a su caudal electoral, habían respaldado
los candidatos riosuceños. Esta vez, sin embargo, Emilio Chica con Joel Trejos, Luis Ángel
Cardona y varios dirigentes campesinos llegaron
pisando fuerte: se hospedaron en el mejor hotel, en vez del hotelito que
les tenían reservado en las galerías y ofreciendo Whisky y trago fino oyeron
propuestas.
Esta
vez Carlos Henao obtuvo un reglón principal en la Asamblea de Caldas, que declinó a favor de Joel Trejos
y este a nombre de Emilio Chica, quien en los comicios fue elegido por
abrumadora votación.
A fines de 1949 las poblaciones liberales de Arauca, Supía, Marmato y Santuario
quedaron bajo la férula de los
antisociales conservadores; solo faltaba Quinchía en el Occidente caldense y
desgraciadamente también le llegó su turno:
bandidos de Anserma, Guática, Risaralda y Belalcázar atacaron el pueblo el
primer domingo de noviembre y centenares de familias tuvieron que abandonar casas,
fincas y negocios para salvar sus vidas.
El 12 de octubre Joel Ovidio dejó su familia
en Riosucio y salió exilado hacia
Manizales donde Otto Morales Benítez lo ubicó en un modesto puesto en la
Contraloría departamental; a los tres años de estar en la capital caldense lo
nombraron administrador de la empresa “ IDERNA”
y estando allí los miembros del directorio liberal de Caldas lo eligieron
su secretario, puesto que desempeñó desde 1959 hasta 1962 como miembro del Directorio departamental .
LA
CARRERA POLÍTICA
Joel
Trejos militó en las filas oficialistas del partido liberal al lado de don
Alejandro Uribe, de Ramón Vargas, Carlos
Styles y Camilo Mejía Duque. Por su carisma y capacidad en 1965
fue presidente de la Asamblea de Caldas y en los años siguientes se desempeñó como primer suplente a la Cámara
de Representantes.
En
1963 siendo presidente Lleras Restrepo, Joel viajó a Bogotá a informar al
primer mandatario sobre la delicada situación de orden público en el Occidente
caldense y sobre las gestiones de entrega del llamado “Sargento García”,
tenebroso delincuente que azotaba los campos de Quinchía.
A
Joel le tocaron los años más siniestros de la violencia partidista; en ese
entonces las autoridades de Caldas
capturaron numerosos campesinos quinchieños por la simple sospecha de
pertenecer a las bandas del “Capitán Venganza”. Nadie defendió a esa gente
humilde, casi siempre inocente y víctima de las circunstancias. Joel Ovidio Trejos y Carlos Henao se
convirtieron en los ángeles guardianes que acudían al despacho del Auditor de
Guerra para abogar por ellos, lograr su libertad y conseguir recursos para que
regresaran a sus parcelas.
En
la segregación caldense Joel apoyó a Manizales en su lucha por la unidad
caldense y pagó por ser uno de los paladines de la integración departamental, por ello al separarse Risaralda, las directivas pereiranas lo hicieron a un
lado marginándole de la actividad
política.
Joel
Trejos buscó en todas las formas la paz, no solo en Quinchía sino en todo el
sufrido occidente del Viejo Caldas, como mensajero de la concordia, en los
programas de rehabilitación y en la ayuda a las víctimas. Batalló sin descanso
por la educación en Quinchía. Desde la Asamblea apoyó la labor de los
misioneros españoles consiguiendo
auxilios para el colegio San Andrés y demás instituciones académicas del pueblo
. En
el campo empresarial, Joel figuró como
miembro de las Juntas Directivas de importantes
entidades oficiales y particulares, ocupó la presidencia de la Junta
Directiva de los Panificadores de Colombia y desde esa posición impulsó el estudio y el aprovechamiento del
Sagú a fin de establecer su cultivo en las zonas deprimidas de Caldas.
Con recursos obtenidos por Joel Trejos se adelantó
la carretera Quinchía- Irra y en este puerto sobre el río Cauca Joel proyectó
la construcción de un plan de vivienda al estilo de Guatavita, que se frustró
con la segregación caldense.
Celoso
de su libertad luchó contra la tiranía de Laureano Gómez y de Rojas Pinilla;
fue alcalde cívico en la Segunda Feria del Carbón de Quinchía, obtuvo numerosas
becas para sus paisanos en las universidades oficiales, sin desmayo estuvo al
frente de las causas nobles de la provincia y ya ancianito y muy enfermo,
rodeado por los suyos, entregó su alma
al Creador el 30 de mayo de 2015 en la
ciudad de Manizales. Por su trayectoria, por sus realizaciones, por su amor al
terruño, Joel Ovidio Trejos Botero es uno de los personajes cimeros en la
historia de Quinchía.
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