Alfredo
Cardona Tobón*
Cuando
en 1975 el sacerdote Álvaro Betancourth llegó a la parroquia de Bonafont en
Riosucio, encontró la aldea sumida en la
desesperanza tras la dura época de la
violencia política de mitad del siglo XX.
El
padre Betancourth empezó a trabajar con “Las comunidades eclesiales de base” y
a recorrer las veredas enseñando religión e ilustrando a los campesinos sobre
sus derechos ciudadanos. “Es un cura comunista”- dijeron los gamonales - . “Es
un disociador”- tronaban los heliotropos
riosuceños- y con cantos, reuniones y
convites en tres años de labor tesonera, el sacerdote sacudió el marasmo que paralizaba la comunidad
labriega.
EL
PASADO DE BONAFONT
La
historia de la comunidad se remonta al año 1684 con el partido de Pirza en la
encomienda de Pedro Espinosa poblada por
nativos de apellidos Lengua, Principal,
Quebrada, Cano, Ventura y Borrico.
En 1694
los vecinos del Resguardo de Lomaprieta
compran a doña Catalina Ximenez de
Gamonares las tierras que anteriormente fueron de los pirzas-umbras y
establecen cultivos de maíz y criaderos de cerdos que abastecen las minas de la
región. Al declinar los reales de minas de Picará y Buenavista, la región
permanece inculta y casi deshabitada hasta que en 1890 algunas familias Bañol y Guapacha, provenientes del resguardo
de Quinchía, se establecen en las tierras
de los antiguos pirzas y aparece el caserío que toma el nombre de
Bonafont en memoria del sacerdote
Bonifacio Bonafont, fundador de Riosucio.
El
rancherío aparece en las crónicas militares de la Guerra de los Mil Días, al convertirse en el
centro de operaciones de las guerrillas liberales de Manuel Ospina y de
Ceferino Murillo. En una entrevista don
Andrés Higinio Guapacha, un vecino con más de cien años de edad y la
lucidez de un adolescente, recordaba al capitán
Eleazar Largo haciendo caracolear su caballo pecoso por las polvorientas
calles de Bonafont: “Por esa esquina- señaló el anciano- ese pantalonudo capitán con su compañía de escopeteros hizo correr a los sinvergüenzas liberales hasta el sitio de Las Cuevas”.
“Y
en aquel rancho- agrega don Andrés Higinio- el 15 de abril de 1900, que no se me olvida
nunca, velaron los cadáveres de León Becerra y José Jesús Villada, muertos en
combate contra las guerrillas de Clemente Díaz”.
Bonafont
no solamente fue un nido de guerrilleros liberales sino el foco del contrabando
de aguardiente tapetusa en la zona riosuceña. Fueron numerosos los encuentros
con los oficiales de Rentas hasta muy avanzada la República Liberal. En
Bonafont encontraron refugio muchos
desplazados de Quinchía durante la violencia política de los años cincuenta del
siglo pasado y fue uno de los centros de operaciones del ”Capitán
Venganza”, donde sus lugartenientes expedían salvoconductos para transitar por
la vasta región dominada por las bandas de la contrachusma.
Ante
la enorme presión de los notables de Riosucio y Manizales que pretendían
apoderarse de las tierras fértiles a orillas del río Cauca y de las minas y
salados de la región, el gobierno liberal disuelve el Resguardo
Escopetera-Pirza y otros resguardos de la región.. A partir de 1943 desaparece
la organización indígena de la Escopetera-Pirza, los campesinos pierden todo su
poder y se atomiza el territorio, incrementando la pobreza y el
subdesarrollo de la zona de Bonafont que abarca 28 veredas de los
municipios de Riosucio y Quinchía.
LA
ORGANIZACIÓN CAMPESINA
¿Indios
por aquí?- ¡Ni riesgos¡ - En Bonafont no hay indios- dijeron las autoridades de
Caldas y los mestizos de Riosucio, como si los Guapachas, Largos, Tabarquinos, Colorados, Gañanes,
Bañoles, Usmas no fueran descendientes de Pirzas y Cumbas, de Tapascos y Guaqueramaes.
Los
mensajes de liberación y de lucha de las
“Pastorales” del padre Betancourth habían despertado a los vecinos de Bonafont y Moreta,
de Mápura y Sausaguá; después de la salida del párroco para continuar sus
estudios en Roma la gente continuó reuniéndose
en las casas de los vecinos. “Nos íbamos- dice Manuel Morales- no a hablar de
la religión sino de la organización indígena”.
Con
el apoyo de las asociaciones indígenas y de los Usuarios Campesinos, los
nativos invadieron las haciendas de
Jagüero y de Guacamayero. “Nosotros invadimos a
Jagüero una noche de luna; el
mayordomo nos autorizó para que fuéramos en la noche a sembrar. Hicimos un
sancocho: La idea era sembrar y quedarnos calladitos de modo que cuando el rico
brincara era porque las matas estaban grandes”.
Alguien
avisó al propietario y llegó la policía. “Oiga Hugo que se vaya a armar la gente que se viene la policía”. Pasaron las horas y
nada. Llegó la noche y cuando estaban almorzando una aguasal con huevos en
medio del camino apareció la fuerza
pública que nada pudo hacer pues los
campesinos no estaban ocupando propiedad privada.
SE
ABREN NUEVOS HORIZONTES
Las reuniones campesinas se multiplican. De las palabras pasan a los hechos; los vecinos sin
tierra ocupan la hacienda de la Tolda y ante hechos cumplidos el INCORA compra
fincas invadidas y negocia otras como la de Ginebra para repartirlas entre los
campesinos. En 1991 se constituye un
Cabildo, en 1996 el Estado reconoce a
Bonafont como comunidad ancestral y el 10 de abril de 2003 los comuneros cuentan con un Resguardo
indígena que agrupa veredas de los municipios de Riosucio y Quinchía.
La
llegada del profesional Medardo Largo Trejos a la gobernación del Resguardo
señala una nueva época. Al frente de la organización indígena queda este
antropólogo que organiza, dirige y fija rumbos. Infortunadamente los grupos
paramilitares que azotan la región con la excusa de enfrentar a las FARC y al
EPL obligan a Medardo a exilarse en Canadá para salvar su vida y el Resguardo
Escopera-Pirza queda en manos de
comuneros con muy poca preparación académica .
LAS
AMENAZAS
Sobre
el resguardo Escopetera-Pirza se cierne la tenaza de las compañías trasnacionales que van tras el oro de los
antiguos reales de minas, contaminando ríos y quebradas y amenazando reliquias
culturales como los salados, los petroglifos de Mápura y el cerro sagrado
de Guarba
A
los entes culturales de los
departamentos de Risaralda y Caldas les
interesa muy poco el tema indígena y son
sordos al clamor de las parcialidades umbras y pirsas que intentan rescatar su
lengua y su historia.
A lo
anterior se suma la invasión embera, cuyos individuos han tomado la vocería de
los primitivos habitantes de esta región y están acaparando los recursos
asignados por el Estado.
Las
vías del Resguardo Escopeter-Pirza, ubicado entre Caldas y Risaralda, son
pésimas; las condiciones de vida de los
habitantes son deplorables y su economía basada en el café, la panela y los
aguacates está en manos de los intermediarios que se aprovechan de los
campesinos.
¿Será
que los gobiernos de Caldas y Risaralda
no les importa que desaparezca la cultura umbra ?
¿O
habrá que bloquear carreteras y caminos para que el Estado atienda los reclamos
de los pacíficos campesinos umbras?
Los gobernadores de Caldas y Risaralda no atienden las solicitudes
y los emberas que se apoderaron de Riosucio tampoco. escuchan a sus hermanos de raza.
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Cuantos son sus habitantes y su economía
ResponderEliminar860 familias y 5000 habitantes su economía café y la caña de azúcar
Eliminarsoy de este corregimiento hermoso, no debe desaparecer esta cultura
ResponderEliminarGracias por la información fuente www.riosuciocaldas.com
ResponderEliminarMe gustaría saber a hoy marzo del año 2024; como está en términos de economía y desarrollo este corregimiento?
ResponderEliminarLa economía igual pero cada vez más delincuencial
EliminarOrgullosa de ser Bonafonteña de ver cómo mi corregimiento poco a poco va creciendo más mi madre Luz Estela q apezar q no era nacida en Bonafont me enseñó el amor por el corregimiento de donde nací muchas circunstancias se han pasado en el corregimiento pero la gente sabe cómo luchar la y salir adelante
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