Alfredo Cardona Tobón.
- Los rumores y los espias coparon los escenarios de los estados federales del Cauca y de Antioquia
durante las últimas décadas del siglo XIX. Este artículo es un bosquejo resumido de lo acontecido
en ese tiempo en la ciudad fronteriza de Manizales.
La caballería del comandante Carrillo embistió lanza en ristre contra las fuerzas gobiernistas en tanto que
el anciano general Pedro Murgueitio, gravemente herido, luchaba por sostenerse
en su cabalgadura al frente de sus
hombres. "Hágase a un lado mi
general, que a Usted lo respetamos"-
dijeron los rebeldes al bravo combatiente mosquerista que pese a su
valor nada podía hacer, pues la victoria acompañaba a Carrillo y la gente de Murgueitio se perdía en
desbandada.
El general Murgueitio, héroe de mil
batallas estaba solo. Sobre el caballo ensangrentado siguió por el camino, en el primer recodo se dobló
sobre la bestia y cayó lentamente sobre la espesa hierba que recogió sus
últimos alientos.
En enero de 1860 ardía el norte
caucano. Pedro José Carrillo, con el
apoyo del presidente Mariano Ospina Rodríguez, se levantó en armas contra
Mosquera e intentó anexar las provincias
del Quindío, Tuluá y Buga al Estado de Antioquia. Los combates se multiplicaron
a todo lo largo del Valle del Cauca empujando a centenares de refugiados hacia
Manizales, que se convirtió en un hervidero de rumores y cábalas.
Antioquia proclama a los cuatro
vientos su neutralidad en la guerra caucana, pero en un doble juego y por
intermedio de Don Marcelino Palacio, se establece una misteriosa comunicación
entre Carrillo y las autoridades antioqueñas . Apoyaron los paisas la
revolución conservadora del Cauca?- Posiblemente sí, por ello Mosquera atacó a Manizales para no dejar a su retaguardia un
adversario tan poderoso que podría invadir al Cauca y malograr la campaña
contra el presidente Ospina Rodríguez..
Al conocer la derrota de Pedro
Murgueitio, el alcalde de Manizales reforzó la Guardia Municipal, reclutó
tropas y por solicitud del Prefecto del Departamento del Sur, buscó información
en Cartago sobre los acontecimientos del Valle y el movimiento de las tropas caucanas,
para ello contaban con los arrieros que movilizaban el cacao y mantenían al tanto a las fuerzas antioqueñas
Mosquera intentó entrar a Manizales y
se estrelló contra sus defensas;
Mosquera enfiló sus baterías contra el gobierno central tomó el control total tras dos años de lucha
con los antioqueños que siguieron resistiendo y triunfante les impuso un gobierno liberal. Pero no era fácil
dominar las breñas antioqueñas y los "Restauradores" conservadores
impusieron de nuevo el régimen clerical en 1863.
En todos esos años de guerra contra
Mosquera corrían los rumores en el Cauca y en Antioquia. Fue una contienda de plomo y
machete y también de chismes, bolas y rumores. Los espías de uno y otro bando
llevaban y traían mensajes y recababan información de todo
tipo. Mujeres de la Vida, venteras, arrieros, sacerdotes y hasta
mendigos constituían la red de espionaje y
por todos lados se veían enemigos prestos a dar la puñalada matrera.
Los manizaleños consideraron a todos los
aldeanos, o vecinos de
Villamaría, como espías que se acercaban a la ciudad a tomar información para el Cauca.También la emprendieron contra las
mujeres del pueblo contra las cuales montaron una cacería de brujas.
"Téngase fino- Le dijo Gregoria
López al carnicero Nepomuceno
Estrada- No se meta mucho conmigo
porque esta semana atacamos". El rechazado Nepomuceno informó al Jefe Civil
y Militar de la amenaza, éste detuvo a Gregoria y la desterró de Manizales, acusada de hacer
correr 'bolas' terroristas.
Los archivos municipales de la capital
caldense están llenos de juicios contra supuestas espías, algunos juicios
tienen fundamento, otros se ejecutaron por simples sospechas como le ocurrió a
Filomena Escobar cuando alguien comentó
que la Filomena tenía conocimiento de la
salida de Cartago de unas tropas que iban hacia la frontera. El chisme sacudió
a Manizales y la presunta conocedora de las operaciones fue a parar al estrado del Jefe Civil y Militar.
En
el derrocamiento de Mosquera acaecido en 1867 , los paisas esperaban una viva reacción del Cauca
en favor del dictador; para evitar cualquier sorpresa el Prefecto ordenó al
alcalde de Manizales que averiguara con la mayor celeridad la línea de conducta que podrían seguir los caucanos en tales
circunstancias, pues dudaba de las declaraciones de neutralidad del Cauca,
debido a la 'ojeriza' que le tenían a los paisas.
En su comunicado el Prefecto se muestra
preocupado porque, según informes fidedignos, en el despacho municipal de
Manizales no había nada secreto; "Hasta los aldeanos entran a informarse de todo lo que
pasa".
"Le prevengo a Ud- agrega el
Prefecto al burgomaestre manizaleño- que
mientras el Estado siga en armas, no le
señalará ninguna nota a persona alguna, ni permitirá que entren
al despacho otras personas
diferentes de aquellas que se
necesiten para algún asunto de utilidad pública".
La vida de Manizales trascurrió en la
última mitad del siglo diecinueve en medio de la mayor intranquilidad. Pese a los rumores, pese a las guerras y a la zozobra, la ciudad creció gracias a su enorme dinámica comercial.
Ciertamente ese estado de cosas fue un
obstáculo para el progreso, pero por extraño y contradictorio que parezca,
fueron las guerras las que permitieron que medraron los comerciantes, los aventureros y
los hombres de fortuna, hasta que llegó el café y unas décadas de paz y surgiòn
otro tipo de sociedad, aunque con las
mismas raíces familiares. La ciudad
fronteriza donde operaba la inteligencia militar con su red de espionaje del
siglo XIX cambió totalmente en el siglo XX, ya no se ventilaron secretos de
Estado, ni se ocultaron secretos militares; quedó como Salamina o Neira y demás
poblaciones paisas, donde las muchachas de la cocina y las dentroderas” le
ponían ají a sus “conversas” con detalles sobre la
última moza de don Pepe, la ida
de patas de la mayorcita de doña Lola o la infelicidad de don Ruperto, que tasajeaba
personalmente la carne de la semana, para que no dieran una presa de más en su
casa.
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