JOSÉ MARÍA BARREIRO

LOS DERROTADOS DEL PUENTE DE BOYACÁ

Alfredo Cardona Tobón



El diez de octubre de 1819 el general Santander reunió desde tempranas horas un Concejo de Guerra para juzgar a 25 oficiales españoles, 5 granadinos, 5 venezolanos, un quiteño, un guayanés y un portorriqueño, hechos prisioneros en el combate de Boyacá. La guerra a muerte decretada por Bolívar era clemente con los americanos, pero eso no lo tuvo en cuenta Santander, “ El hombre de las leyes” que aprobó la pena de muerte para todos los oficiales capturados en Boyacá sin tener en cuenta la nacionalidad ni la responsabilidad  de los prisioneros.



EL SACRIFICIO

A las cuatro de la tarde  los frailes franciscanos llevaron a la prisión la infausta noticia de la condena a muerte; esa noche los oficiales realistas prepararon sus almas, escribieron las últimas cartas a los seres queridos y esperaron en vigilia la última madrugada.
En las primeras horas del día siguiente un inusitado movimiento de tropas despertó a los bogotanos. A las siete de la mañana llevaron a la Plaza Mayor a José María Barreiro y a otros tres compañeros y los filaron frente a un pelotón de fusilamiento. Como gallinazos la gente se  arremolinó alrededor de las víctimas insultando y maldiciéndolas. El general Barreiro, Comandante de la Tercera División, , dio un paso al frente cabeza en alto, erguido, con el valor que había mostrado en los campos de batalla y con el grito “Viva España” cayó al empedrado de la Plaza con el cráneo destrozado por las balas.

La tropa republicana condujo al cadalso  al resto de los condenados en grupos de cuatro en cuatro en un macabro espectáculo que duró tres horas.Ningún tiro alcanzó al subteniente Bernardo Labrador, que impávido pidió que lo ultimaran con un tiro en la nuca, pero no lo escucharon y uno de los soldados  le clavó una bayoneta en el pecho; el bravo oficial realista se volvió contra el soldado que lo había herido,  el resto de la  escolta se le abalanzó y  asesinaron a Labrador a bayoneta. El español Francisco Malpica reaccionó por  ese acto vil e inhumano y protestó ante tal salvajismo; entonces lo apresaron y  lo ejecutaron por orden de Santander, que impasible observaba desde la puerta de Palacio-


EL GENERAL BARREIRO

Era un gaditano de 24 años, apuesto, galante, sueño de muchas jóvenes casaderas de Santa Fe de Bogotá, con carrera en el arma de Artillería y combatiente en la guerra contra Napoleón, donde cayó prisionero de los franceses.
 
José María Barreiro se unió en 1815 a la expedición de reconquista con mando sobre la Tercera División del ejército realista con el aprecio de Morillo que lo calificó como: “ adornado de las mejores cualidades por su valor, conocimientos y actividad que lo han hecho merecedor de recomendarlo al rey.” Inicialmente luchó en Venezuela contra los insurgentes y luego lo  trasladaron  a la Nueva Granada con la misión de contener a los rebeldes  a todo lo largo de la cordillera Oriental; desde Sogamoso intentó  reducir las guerrillas de los llanos y del altiplano pero era imposible cubrir esos extensos territorios y Barreiro no estaba en condiciones de salud para ello, pues convalecía de un paludismo contraído en la campaña del Casanare;  s Morillo lo acusó de indolente y de falta de previsión y lo relevó de la comandancia de la Tercera División, dejando al frente de la Tercera División al general La  Torre. El relevo no llega y ante los avances patriotas el  virrey Sámano  nombra al  coronel Sebastián de La Calzada que viaja a Tunja a reemplazar a Barreiro,  quien se niega a entregar el mando argumentando que había sido nombrado por Morillo con aprobación del rey  Fernando Vll.
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BARREIRO Y LOS PATRIOTAS


Las tropas de Barreiro se enfrentaron a los republicanos en Paya, en Tópaga, en Cerinza, en el Pantano de Vargas, en el Puente de Boyacá con resultados adversos. Los  habitantes de la región exasperados por los desmanes y atropellos de las tropas realistas apoyaron a Bolívar;  Barreiro, en cambio se vio acosado en  tierra hostil, privado de alimentos y de bagajes 
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Tras su derrota en el Puente de Boyacá, el general Barreiro  con otro oficial que lo acompaña se vio separado de los suyos, sin caballo y sin escolta. En esas circunstancias se  entregan al primer soldado que dio con su paradero confiado en la generosidad de Bolívar.


Barriro y su compañero se rindieron a  Pascacio Martínez, un niño campesino que cuidaba las bestias del Libertador; no tenía otra alternativa, pues si continuaba escondido seguramente lo asesinarían y si escapaba hacia Bogotá, el  virrey le  cobraría con creces  la derrota y la desobediencia; como alto oficial esperaba un trato digno, y así sucedió mientras estuvo cerca de Bolívar con quien almorzó en Gachancipá, comentándole el deseo de ver a su madre en  España  “ después del concejo de guerra que me sigan en esta derrota.”
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Bolívar propuso el canje de Barreiro y demás oficiales prisioneros, pero parece que la oferta no llegó a manos del virrey Sámano que huía despavorido por el río Magdalena


Ante la inminencia del  patíbulo, varias damas bogotanas intercedieron inútilmente. Barreiro en un  último intento para salvar la vida envió al vicepresidente Santander las insignias de masón, pero a pesar de ser masón Santander no hizo nada para salvarlo. "La  patria está por encima de la masonería” fue la respuesta del prócer granadino.


Estaban muy frescas las atrocidades cometidas por Barreiro en Casanare  y muy profundo el odio de los granadinos como para esperar el perdón.



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