Alfredo Cardona Tobón*
A fines de 1913, sin
carretera que comunicara a Pereira con otro poblado, sus habitantes quisieron
gozar de los nuevos adelantos técnicos en locomoción y el primer carro empezó a recorrer las empedradas calles
de la pequeña ciudad.
"… Camilo
Angel, Roberto Angel Mejía, Pablo Arias Restrepo y otros amigos, previo un
aporte personal de doscientos pesos, conformaron una sociedad especial, con el
objeto de adquirir, nada más ni nada menos, que un automóvil con destino a las
calles empedradas del tranquilo terruño.
Hechas las
diligencias de rigor, adquirieron en Medellín un viejo auto de marca Ford, con
rines de madera, encendido de manivela, capote plegable de hule negro y una
corneta que sonaba al oprimir una enorme perilla de caucho. Y una alegre día
del mes de febrero de 1914, tras embarrada carrera de ocho días a lomo de buey,
llegaron a Pereira las piezas del carro que se desarmó en Medellin para poderlo
transportan en turega.
La llegada del
carro fue un día de fiesta y regocijo con brindis y champaña y felicitaciones para los felices accionistas.
Seis días después, gracias a la técnica misteriosa de Enrique Alvarez
Jaramillo, el "tres patadas", arrancó
y bufando y con hipo rodó sobre la tierra fresca, bajo los mangos
asombrados que se agacharon para verlo cruzar la plaza de Bolívar.
Los propietarios
sobrecargaron el viejo Ford con sus familias y amigas y por las calles
empedradas efectuaron sin descanso la
"vuelta del bobo" entre el parque de La Libertad y el Lago
Uribe Uribe.
Semejante trajín
agotó al pobre carro, que dejó de funcionar, y aparcado en una pesebrera debió
esperar la llegada de un experto medellinense que sanara sus males.
Una vez
reparado, se estableció el servicio a particulares, que gozaban dando vueltas a
libra esterlina por hora de recorrido.
Con el técnico Escolástico Acevedo, o Colaco, se atendió la ruta Pereira-
Cerritos y el carro levantó polvero en verano y como el Cristo de Semana Santa,
utilizó peones cirineos para que lo levantaran de los canalones llenos de barro
en tiempos lluviosos.
Dos años
funcionó el "tres patadas" hasta que como raque viejo no quiso
trabajar más. Como último aporte a la
región el carrito dejó su motor
trabajando en una hacienda por los lados de Cerritos.[1]
Después de las primeras
experiencias con los motores y siguiendo el ejemplo de otras ciudades
colombianas, en 1926, la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, dirigió todos
sus esfuerzos para enlazar la ciudad con
el resto del país por medio de carreteras. La poderosa entidad interesó al
gobierno departamental y al nacional y consiguió el contrato para
construir la vía a Cartago y los tramos
carreteables entre Pereira y Santa Rosa de Cabal y entre Pereira y Marsella.
El tramo entre Pereira y
Cartago se construyó casi todo sobre la banca del antiguo camino. A medida que
avanzaba su construcción, las antiguas fondas, que antes atendieron a las
recuas y a los arrieros, se fueron convirtiendo
en paraderos de camiones y carrioles y en concurridos sitios donde choferes y
pasajeros se deleitaban con sirope y cucas, apuraban un aguardiente o
calmaban el hambre con un vaso de leche espumosa acompañado con jaletinas.
LAS FONDAS Y LAS CARRETERAS
Hasta principios del siglo veintiuno la Fonda de
Cerritos, ubicada en la desviación hacia la Virginia, atendió a los viajeros
que recorrían la concurrida ruta. Don Ramón Correa había instalado ese negocio
en una vieja y amplia casona, en cercanías del antiguo poblado indígena de
Pindaná de los Cerrillos. A su muerte le sucedió su hijo Bernardo Correa Bernal, un hombre
corpulento y afable que nació en la Fonda y vivió en ella durante toda su vida.
Cerritos fue una fonda de leyenda, con fuegos fatuos y aparecidos. Los guaqueros decían que la
casona estaba sobre un antiguo cementerio quimbaya y que alrededor se percibía
el hálito de la desaparecida aldea de Pindaná de los Cerrillos..
Don Bernardo Correa fue
testigo de la transformación del camino: de trocha de tremedales y rodeada de
monte cerrado pasó a carretera polvorienta, luego en vía pavimentada, para
convertirse a fines del siglo veinte en una amplia avenida de cuatro carriles.
Don Bernardo recuerda que la trocha carreteable se empezó con convites y poca ayuda oficial. Los beneficiados
regalaron los predios para el ensanche
y bajo el liderazgo de José
Sanint y Manuel Mejía Robledo los hacendados reunieron peones y capataces para
explanar el terreno y llevar recuas con material de afirmado.
El tráfico de la vía fue
creciendo al ritmo del desarrollo de Pereira y de acuerdo con el flujo de las
exportaciones por el Pacífico. Don Sinforoso Ocampo, notable personaje
caldense, admirado con el movimiento de
la carretera la bautizó "La Calle Real de Colombia".[2]
Inicialmente la carretera
Pereira-Cartago, de 33 kilómetros de extensión, llegó al puerto de La Fresneda,
cerca del puente Anacaro sobre el río Cauca. Con la carretera “La Fresneda” fue
importante mientras duró la navegación por el río. Así lo anota Don Bernardo
Correa Bernal en un reportaje que concedió al periódico La Patria[3]:
"En 1924, época desde la cual yo recuerdo, la navegación por el
Cauca ya era asunto viejo. El puerto principal estaba localizado en La
Fresneda, más o menos donde hoy se encuentra el puente de Ana Caro, en la
carretera Cartago- Ansermanuevo. Posteriormente cuando el ferrocarril llegó a
Puerto Caldas, este también se convirtió en puerto fluvial. La empresa más
importante en la explotación del río como transporte, fue "La Compañía
caucana de vapores" de la cual eran socios don Francisco Jaramillo Ochoa,
don Alejandro Angel, de Medellín, y don Luis Estrada G, quien actuaba también
como gerente.
Desde Manizales y Pereira se traían el café y los cueros de
exportación a lomo de mula hasta La Fresneda, donde se embarcaban a borde de
las unidades de carga Ayacucho, Junín, Cabal y Sucre. Habia barcos mixtos, pero
el más lujoso e histórico de todos, al
cual le celebraban hasta fiesta fue el "Vapor Mercedes" para el
transporte de pasajeros y en el cual viajaba la crema y nata de las sociedades
de Manizales, Pereira y Cali.
En dichos vapores se transportaba la famosa cerveza alemana Llave,
que por entonces costaba cincuenta centavos. En fin, después hubo transporte
fluvial hasta La Virginia, pero este puerto duró poco en su actividad, porque
el ferrocarril llegó e hizo el oficio mejor y en menor tiempo.
-
Cuánto duraba el viaje La
Fresneda- Juanchito?-
Las personas que lo hacían aseguraban que se gastaban tres días en
bajar y ocho a contrapelo de la
corriente. Eso sí, todo el mundo ponderaba lo agradable que resultaba la jornada
en barco. Inclusive los viajes de Luna de
Miel los hacían los desposados utilizando generalmente "El
Mercedes", a bordo del cual se organizaban fiestas con música y baile.
-Hubo muchos naufragios?-
Muchos. Casi todos esos barcos se los tragó el río y decenas de
personas perecieron. El único vapor que se salvó fue precisamente "El
Mercedes", cuyas calderas quedaron en poder de don Harold Heder,
propietario de La Manuelita. Esas unidades se movían con leña."
A partir de 1923
se consolida el desarrollo vial de Caldas. El dos de julio de 1926 el gobernador Francisco José Ocampo informó a la
opinión pública:
"La carretera de Santa Rosa de Cabal a Cartago está prestando
magnífico servicio y sostiene un tráfico inmenso. Actualmente se balasta en
Cartago hacia Pereira y hay balasto en Galicia. En la de Santa Rosa los
trabajos están en Boquerón y el balasto en inmediaciones de la Estación
Gutiérrez. Cien peones trabajan entre Villegas y La Virginia. Los trabajos del
puente avanzan en forma satisfactoria, no obstante que últimamente han estado
parados por falta de cemento…La carretera hacia Riosucio avanza con rapidez, en
agosto llegará a Viterbo."
Durante la
administración de Francisco José Ocampo,
la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira adelanta los trabajos en la
carretera a la ciudad de Armenia y al empezar el mes de marzo de 1926, inician operaciones cuatro
autos y un autobús entre Circasia y
Armenia. Poco después la Sociedad de Mejoras Públicas empieza a construir a
pico y pala el tramo entre Pereira y
Marsella. .
.
LAS VIAS Y EL COMERCIO
El comercio pereirano se
expande a medida que confluyen nuevas vías a la ciudad. El ferrocarril de
Caldas la conecta con Santa Rosa, con
Chinchiná. Manizales y Cartago y el
ferrocarril del Pacífico la acerca a Buenaventura; el ramal ferroviario entre
Nacederos y Armenia une a Pereira con el Quindío y al construirse el
carreteable a La Virginia y un puente
sobre el río Cauca, el comercio del occidente del antiguo Caldas fluye hacia la
“Perla del Otún” El departamento del Valle, por su parte, extiende la red vial
hasta Cartago y los municipios del norte
de ese departamento se interconectan con .Armenia y con Pereira.
En 1944 Cali se une a Buenaventura por carretera con el beneplácito
de los comerciantes que a partir de
entonces no dependen totalmente del ferrocarril de Pacífico. Una caravana de
cuatro automóviles y cuatro camionetas oficiales inauguran la importante obra.
Inmediatamente llegó al puerto el Secretario de Hacienda del Valle dio la buena
nueva a los caldenses:
"Buenaventura
- Enero 16 de 1944-
La Patria -
Manizales-
Al llegar hoy a
Buenaventura por primera vez los automóviles en viaje directo desde Cali, el
Valle del Cauca se complace en ofrecer al
hermano departamento de Caldas,
por conducto de ustedes, esta magnífica vía, que les facilitará
notablemente el comercio exterior.
Servidor
Federico
Restrepo White
Secretario de
Hacienda.'
Para acortar la distancia de
Bogotá al Pacífico, el Congreso de la
república aprobó, en octubre de 1944, el estudio de la vía Buga- Buenaventura.
Unos lustros más tarde el proyecto es una realidad, se acorta la distancia al
mar en cien kilómetros y Pereira se
consolida como el centro vial del occidente colombiano.
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