Alfredo Cardona Tobón*
Tomás Oziel Eastman Lemus, hijo del
ingeniero Tomás y nieto de otro ingeniero inglés también
llamado Tomás, vino al mundo en San Juan de Marmato en el año de 1865.
Trashumantes y aventureros, los Eastman se
afincaron en las laderas sin gracia del pueblito de San Juan, y como sucede con los ingenieros enamorados de su profesión, Tomas padre se apegó más a socavones lóbregos y molinos ruidosos que a sus raíces en la vieja Europa. En la época
del nacimiento de Tomás Oziel, San Juan era una localidad importante, pues con
2811 habitantes era el segundo núcleo en población de la provincia de
Toro, y con una renta de $ 958.200 ocupaba la primera
posición económica de la región.
A la sombra de la Compañía Percy Brandon, los
Eastman progresaron y constituyeron una sociedad para explotar por su cuenta la
mina de oro de “La Cabrita”.
En las entrañas de la tierra, los negros y
las negras, sin distinción de sexo,
trabajaban como en la época de la esclavitud. Don Vicente de la Cuesta traía
carbón y sal de Riosucio, de Oraida bajaba el ganado y los fríjoles, en tanto
que los paisas de Nueva Caramanta empezaban a cultivar cacao por las veredas de
La Miel y Cabras.
Tomás Oziel alterna en la escuelita de San Juan
con los hijos de los capataces, de los empleados de la mina y con los hijos de
las sirvientas de los europeos. Ese roce temprano con el pueblo será la
impronta indeleble que lo acercará por siempre a la gente humilde y a su natal
Marmato, cuyos barrancos y despeñaderos recordará con nostalgia en los altos
cargos nacionales.
LAS COMPAÑÍAS EXTRANJERAS.
En 1873 la Compañía Percy Brandon cede sus acciones a la Western
Mining Co. En alianza con funcionarios venales
y socios colombianos de altas influencias, los ingleses amplían el área
de las explotaciones auríferas a costa del Resguardo indígena que ocupaba gran
parte de Supía y Marmato.
Una alcaldada convierte el caserío de Marmato
en cabecera municipal. San Juan queda para siempre como un corregimiento. La
Empresa minera dispone entonces de todo, hasta de las autoridades locales. Las
personas principales son empleadas de la
compañía o tienen con ella algún contrato. Los demás son trabajadores rasos de
la Western.
Tomás Oziel estudia en Riosucio y culmina su
carrera de derecho en Bogotá. Tras alguna experiencia laboral en Medellín
regresa a Marmato para atender los
numerosos pleitos en las minas.
Los negocios de la Western ya no son rentables, las minas de oro de California han dejado fuera de competencia a numerosas explotaciones suramericanas. Las minas de Supía y Marmato vuelven a manos del Estado, que en abril de 1906 las arrienda al exministro Alfredo Vásquez Cobo por veinte años, a razón de 3.200 libras esterlinas por año.
LOS ABUSOS DE LOS VÁSQUEZ COBO.
Al arrendar las minas Alfredo Vásquez Cobo
consideró que tenía derechos sobre toda el área de Marmato y de Supía.
Acostumbrado a disponer a su antojo del Estado, el 26 de octubre de 1905 ocupó
por la fuerza la mina de Echandía
explotada desde años atrás por Joaquín
A. Cruz. El tiro le salió por la culata, pues chocó con la actitud
valerosa del alcalde, que apoyado por el gobernador de Caldas, protegió los intereses de Cruz y de los
mineros de Pantano y Cascabel.
Otro alcalde, de la cuerda de los Vásquez,
favoreció los intereses de los empresarios. El nueve de enero de 1907 un
hermano de Vásquez Cobo, mediante argucias legales hizo desalojar varios lotes
del centro del poblado para abrir nuevos socavones. La Compañía contratista se apoderó de la casa de Julio
Posada, del local y la casa de Timoleón Cuesta y de los locales comerciales de
Pedro Felipe Ruiz y Petronila Ardila.
TOMÁS OZIEL A LA CARGA.
En 1910 el presidente Ramón Gonzáles
Valencia nombra a Tomás Oziel Eastman
ministro de Hacienda.
Alfredo Vásquez Cobo ceden sus acciones a la
Columbian Mining y abandona por un
tiempo el país. La nueva Sociedad pretende legalizar la ocupación de los lotes
y de las vetas arrebatadas a los marmateños e inicia trámites en el Ministerio
de Hacienda.
En un despacho con fecha 11 de julio de 1911,
Tomás Oziel anota la irregularidad de la petición, la carencia de argumentos
para el lanzamiento que se hizo en la administración de los Vásquez Cobo y
ordena la restitución de las propiedades a los afectados, hasta que la autoridad definiera la validez de los
derechos de las partes.
La camarilla que manejó los destinos de
Colombia en el gobierno de Reyes no tuvo en cuenta a los mineros que desde
tiempos inmemoriales estaban explotando pacíficamente los minerales auríferos
de Marmato y Supía.. En 1914, gracias en
gran parte a las gestiones de Tomás Oziel Eastman, el Congreso nacional facultó al gobierno para
que estableciera plenamente los derechos
del pueblo marmateño.
Vásquez Cobo dejó sólo malos recuerdos en estas
latitudes. Años más tarde de sus aventuras en Marmato regresó como funcionario del gobierno y emprendió una campaña contra las humildes
huelguistas de las trilladoras de café que exigían mejores salarios y el respeto de los patrones.
En Antioquia recuerdan con gratitud en Tomás Eastman, donde lo tiene como uno de sus hijos, no es extraño pues Medellín ha sido el alar fraterno de los habitantes
del viejo occidente caldense. Allá
familias sobresalientes como los Cock y los Bayer, los Gartner y los
Eastman, y miles de profesionales, artesanos
y obreros de Occidente, han encontrado la oportunidad de realizarse y servir a Colombia.
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