LA PRESENCIA DE RAFAEL URIBE URIBE EN EL VIEJO CALDAS


Alfredo Cardona Tobón


Después de 16 años de lucha con la selva, don Tomás Uribe Toro vendió su hacienda “El Palmar” en Valparaíso, Antioquia, y se dedicó al comercio en Medellin con pésimos resultados económicos. Casi en la ruina y acosado por los enemigos políticos, don Tomás  dejó su tierra y se aventuró por el norte caucano. En 1870 compró varios derechos a los indígenas de Tachiguí y en el sitio de Pumia, en la parte media del río Risaralda, levantó un rancho pajizo y abrió potreros para las reses que trajo de El Palmar.

Selvas milenarias rodeaban la hacienda “Pumia” y en las colinas circundantes la naturaleza explotaba en guásimos floridos;  tatabras en el monte y ojolotes en los charcos del río mantenían surtidas la despensa de la enorme hacienda. Todo marchó bien al principio, y pese al calor, el ganado se levantaba sin dificultades, pero a los pocos meses los tigres inicialmente ariscos, se volvieron tan osados que sacaban el terneraje de los corrales y perseguían a los cerdos en plena luz del día.

Cuando engordaron los novillos surgió un gran problema: no había a quién venderlos y el traslado de las reses hacia Cartago  por trochas y ciénagas  era tan difícil y  costoso que el margen de utilidades no permitía mantener los potreros. Ante tales circunstancias, don Tomás autorizó a su primo Heraclio Uribe, residente en Marmato, para que vendiera los derechos en Pumia dando fin a un esfuerzo que se perdió en esas soledades.

Don Tomás regresó a Medellín y en 1873 emprendió viaje con toda su familia hacia el Valle del Cauca a la hacienda “El Overo” en cercanías de Buga. Fue una terrible travesía con sus nueve hijos y su esposa María Luisa  por caminos deplorables. La salud de doña Maria Luisa se resintió y empeoró desde el paso por la posada en el río San Eugenio. A partir de entonces  los viajeros avanzaron muy lentamente, no solamente por la enferma sino por la punta de ganado de Pumia que arrearon desde el río Cañaveral.

LA VIDA EMBISTE A RAFAEL

Para ese entonces Rafael Uribe Uribe, cuarto hijo de don Tomás, era un muchachito de catorce años, desaplicado y tímido que valientemente  osó desafiar la turbulencia del  rio Cauca en una pequeña canoa, para hacer avanzar hasta la orilla opuesta a las reses que querían devolverse.

A los pocos meses  de llegar a Buga, murió doña Maria Luisa y al poco tiempo fallecieron dos hermanitas y un hermanito víctimas de tifo.  Fueron cuatro tragedias seguidas que enlutaron el alma del jovencito, en una tierra sin familiares donde no se veía con buenos ojo0s a los antioqueños.

A los diecisiete años de edad,  Rafael tomó las armas  bajo las banderas de los radicales del Estado del Cauca y en 1876 recibe el bautismo de fuego en la sangrienta batalla de Los Chancos. En el combate las acciones se igualan y la victoria parece inclinarse a favor de los conservadores de Antioquia; las municiones escasean y envían a Rafael por más pertrechos. El jovencito ‘vuela’ al campamento y al regresar, una bala le atraviesa una pierna y hiere al caballo que corcovea y lo lanza a un rastrojero. Milagrosamente lo rescata un pariente y lo lleva a una tienda de campaña donde se resguarda de las balas detrás de un arrume de maletas.

Los caucanos continúan su avance hacia la frontera antioqueña; al apoderarse de Manizales el 5 de abril de 1877, Wenceslao Uribe acoge a su primo Rafael y lo atiende hasta que su herida sana completamente.

RAFAEL URIBE EN QUIEBRALOMO

En la revolución de 1885, el coronel Uribe con su batallón Legión de Honor, se descuelga por Santa Bárbara, cruza el río Cauca, asciende por Supía y el el alto de Quiebralomo vence a las tropas gobiernistras comandadas por Benigno Gutiérrez.

No hay quién ataje a Rafael Uribe; pero en el resto del país el gobierno de Núñez barre con los radicales quienes al fin capitulas. Sinembargo, Uribe quiere continuar la lucha y cerca de  El Retiro, en Antioquia, el coronel Uribe asesina vilmente añ soldado Resurrección Gómez, tratando de obligar a la tropa a seguir en una guerra que estaba perdida. En la notaría de Anserma, aparece a fines del Siglo XIX un poder otorgado por Rafael Uribe Uribe a un pariente residenciado en Marmato para que vendiera uno de los lotes cedidos por el Resguardo de Tachiguí; no está claro si perteneció a la hacienda de Pumia y se adquirió por herencia o fue comprado directamente por Uribe Uribe.

De ahí en adelante, las huellas del líder liberal habrá que buscarlas en Bogotá, en los Santanderes y en la Costa Atlántica, inmersas en la sangrienta Guerra de los Mil días. Después del conflicto  durante el gobierrno de Reyes, el veterano militante liberal recorre el norte caldense en misiones de paz y en la hacienda El Águila, cerca de Manizales, los ciudadanos rinden un apoteósico homenaje a Rafael Uribe, al mayor impulsor de la creación del Departamento de Caldas.

Comentarios

  1. En tiempos moderrnos, sólo queda de Rafael Uribe Uribe en el Viejo Caldas, el Parque Lago Uribe Uribe en Pereira, donde en la década del 20 y 30 del siglo XX, se bañaban mujeres desnudas en la pileta y contribuye benéficamente a la fama de la ciudad; a finales de siglo y comienzos del XXI, están los indigentes y drogadictos consumiendo droga. Cuando yo tenía unos 3 años de edad, me soltaba de la mano de mi abuela para ir a saludar al entonces novio de mi tía, quien solía estar en ese parque, y tambien lloraba para que me subieran al carro de bomberos, situado otrora donde ahora el edificio el Lago.
    jotagé gomezó

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