Alfredo Cardona Tobón
La débil luz de las lámparas de querosene parecía apagarse con los soplos del viento y volvía a alumbrar la penumbra proyectando en las paredes las figuras de los campesinos que avanzaban agazapados por la calle Real de Pensilvania, una población situada en el sur del Viejo Antioquia.
Los labriegos llegaron hasta el estanco de rentas, uno de los labriegos violentó la cerradura de la puerta, los demás entraron en silencio y abrieron las espitas de los toneles de aguardiente, cuyo líquido se esparció por el piso y fluyó por el empedrado, arrastrando lo grillos tierreros y a los bichos noctámbulos que en esa mala hora perecieron ahogados en medio de la más tremenda borrachera
LA CRUZADA CONTRA EL LICOR
Todo empezó en 1904. El doctor Benjamín Tejada Córdoba, digno descendiente de la casta guerrera paisa, quiso enderezar la vida de sus coterráneos embrutecidos por el licor y emprendió una campaña frontal contra el alcoholismo. En tan loable tarea contó con la curia y las autoridades locales que le prestaron todo el apoyo para organizar clubes de temperantes que por ese entonces sumaban sesenta y seis y agrupaban dos mil inscritos en toda la geografía antioqueña.
El 26 de diciembre de 1904 los temperantes plantaron sus banderas en Pensilvania. Fue un día feliz en muchos hogares arruinados por el alcohol. Ese día centenares de ciudadanos de todos los niveles firmaron un acta donde se comprometian bajo palabra de honor “a no ingerir licor alguno en adelante.
A partir de entonces el alcalde y el padre Daniel López se convirtieron en adalides de la causa y la temperancia se convirtió en una cruzada general: los niños prometieron evitar el alcohol en el futuro y a las niñas escueleras dieron la palabra de no relacionarse, cuando fueran señoritas, con hombres dados a la bebida, ni a elegirlos como maridos.
Lo civil se unió a lo religioso, las conferencias se vieron reforzadas por la comunión mensual de los temperantes y se ofreció el sacrificio de la abstención a la Virgen María. Para mantener viva la llama de la temperancia se organizaron desfiles y en las afueras de Pensilvania se plantó una enorme cruz que señalaba el principio de una época idílica, libre de peleas de borrachos y de hogares sin pan debido a la bebida.
CHOQUE DE LAS AUTORIDADES.
El alcalde de Pensilvania limitó a dos tragos el consumo de licor y metió a la cárcel a los beodos escandalosos y a todos aquellos que en una forma u otra atentaran contra los designios de la temperancia.
En resumidas cuentas en Pensilvania se estableció una república de enemigos del trago, en contravía con la Constitución y los derechos ciudadanos de tomar lo que les diera la gana. En carta del 12 de agosto de 1905 el alcalde Antonio Aristizábal se quejó ante el gobernador de Antioquia de la venta de unas botellas de aguardiente a unos “infelices que no respetan su puesto de hombres, cosa que aquí no es permitido” y acusó de tal hecho a un empleado subalterno de rentas a quien hizo salir de la ciudad.
Los excesos de la cruzada se convirtieron en un problema de orden público y económico. Los temperantes hostilizaron a los arrieros que transportaban los barriles de aguardiente al estanco oficial y discriminaron a los cantineros y a los expendedores de chicha y de tapetusa de las fondas. Como consecuencia los maestros se quedaron sin pago pues no había recursos para sostenerlos ya que la educación se sostenía con la renta de la venta de aguardiente.
Al llegar a la vecina población de Sonsón la noticia del asalto al estanco, los rematadores de renta pusieron el grito en el cielo y hablaron de una revolución contra las autoridades liderada por el padre Daniel López. El Prefecto se alarmó y de inmediato envió una partida armada a reprimir a los rebeldes; la fuerza pública no encontró resistencia ni alguna situación violenta fuera de la prohibición del expendio de licores, pero el jefe de la comisión vio el inminente peligro de un choque entre la ciudadanía y le informó a la gobernación que la “culebra era grande” y apenas se le estaba viendo la cola.
.
Las autoridades de Antioquia cambiaron al alcalde temperante sin que fuera posible remover al cura López. El nuevo burgomaestre ajeno a la cruzada contra el licor, prohibió las actividades temperantes e impidió sus conferencias subversivas bajo la amenaza de destierro a quienes se opusieran a las medidas del gobierno.
Poco después Pensilvania quedó bajo la jurisdicción de Caldas; el gobernador Alejandro Gutiérrez conferenció con el padre López y como nada logró con el levita, dejó el asunto en manos del tiempo. Y tuvo razón porque en pocos meses los temperantes flaquearon, rompieron las promesas y volvieron a tomarse sus guarilaques dobles, siguiendo la atávica e inveterada costumbre paisa de matizar con alcohol todos los momentos alegres o trágicos de su existencia.
Al sonar de nuevo las vitrolas para recuperar los aguardientes perdidos los machetazos volvieron a multiplicarse y faltó de nuevo el pan en muchos hogares. El Doctor Benjamín Tejada Córdoba se retiró de Pensilvania y se radicó en Pereira donde a falta de temperantes, emprendió la loable misión de “ La Gota de Leche”, obra filantrópica que empezó a trabajar por los niños más desamparados.
Felicitaciones por tan entretenida lectura yo tuve la hermosa oportunidad de conocer tan lindo rincon de nuestro territorio.Me halaga saber que existe alguien que se preocupe por informarnos de nuestra historia de manera tan ejemplar.
ResponderEliminarMe encanto la historia ojala que ese Diablo del licor se aleje permanentement de cualquier hogar. Soy orgullosamente de Pensilvania naci ally hace ya 52 anos. Un abrazo para todos mis paisanos desde NY mi email;
ResponderEliminararenas1959@hotmail.com
Benjamín Tejada, padre de Luis Tejada Cano, el pionero de la crónica urbana moderna en Colombia, de estilo poético y humorístico, parece que no heredó la cruzada temperante de su progenitor, al llevar Luis en su corta vida una cruzada bohemia por renovar las costumbres pacatas de la sociedad del país y relacionarse con el grupo literario Los Nuevos, bebedores insignes, ésta vez sí, para bien del país.
ResponderEliminarSorprendent...121 años después la historia se repite en centenares de poblaciones del mundo:interés económicos vs moralidad y bienestar social.nada pudo contra la mafia la corrupción y la doble moral de nuestros gobernantes de turno
ResponderEliminarExcelente historia. Bien escrita y entretenida. Gracias por compartirla
ResponderEliminar