LA GUERRA DE TULIO BAYER

Alfredo Cardona Tobón

Para algunos manizaleños de la clase alta es incómoda la memoria de Tulio Bayer, un médico con postgrado en Harvard, escritor, combatiente y revolucionario. Esos manizaleños que celebran las payasadas que hizo Gilberto Alzate Avendaño y se solazaron con la cháchara almibarada de los grecocaldenses ignoran que ese riosuseño iconoclasta, es quizás el  único caldense cuya vida interesa a quienes estudian la lucha latinoamericana contra la  corrupción y la pobreza.

Tulio Bayer nació para ser médico, denunciar a los bandidos que se enriquecían  a costa de la miseria del pueblo, bajar a los que se atornillan en el poder  y desenmascarar a los falsos profetas que creían que sin ellos el mundo se acabaría.

El combate solitario de Tulio Bayer empezó en las bancas del colegio de Nuestra Señora de Manizales contra el  futuro Obispo de Pereira Monseñor Baltasar Álvarez Restrepo, un clérigo metalizado, abusivo y sin asomo  de caridad cristiana que hizo cuanto pudo para expulsar a Tulio  Bayer porque  protestaba por la mala comida, por el alojamiento y por la discriminación a los alumnos pobres.
Siendo estudiante de medicina en la Universidad de Antioquia, promovió una huelga contra el decano Braulio Henao Mejía, quien había afirmado  que los pobres y los negros no eran aptos para estudiar medicina.  En 1950 se graduó con una tesis sobre Medicina Legal que dedicó " A todos los campesino colombianos cuyos cadáveres ni siquiera sirvieron para hacer progresar la Medicina Legal colombiana".
Tulio Bayer se vinculó como profesor de Física Médica en la naciente facultad de medicina de la Universidad de Caldas, repartiendo su tiempo entre la cátedra y la profesión, con ratos libres que le dedicó a Morelia Angulo, "Bambi", con quien compartió los vínculos matrimoniales, aunque solo fue eso, porque fue un pésimo marido.

La batalla  contra el mundo  continuó cuando al frente de la Secretaría de Salud Pública de Caldas descubrió que en Manizales se consumía el doble de la leche que se registraba en los hatos y al adelantar  pesquisas encontró que no solo los tenderos le agregaban agua sino también el alcalde Jorge Botero Restrepo y otros ganaderos pertenecientes al cogollito caldense.

Bayer intensificó su campaña contra los antisociales de cuello blanco que se lucraban con las necesidades del pueblo cuando hizo  públicos los  negociados de la Junta de Beneficencia y puso freno a la gente inescrupulosa que atendía consultorios sin preparación académica;  todo ello le ganó   la animadversión de los “blancos” de Manizales  que hicieron  lo posible para que el  gobernador Sierra Ochoa lo  destituyera del cargo.

Tulio Bayer regresó a las aulas de la Universidad de Caldas y siguió  con   sus investigaciones sobre plantas y medicina ancestral. Por esa época gobernaba el general Rojas Pinilla y a los estudiantes les censuraron un editorial de su periódico "Micrótomo" sobre la matanza de estudiantes en las jornadas de junio, para burlar esa censura  Bayer les rescribió el artículo con términos médicos y científicos que decían lo mismo, pero un esbirro del régimen tradujo el escrito a términos profanos y el gobernador Cuervo Araoz de inmediato  ordenó la expulsión de Tulio Bayer del claustro universitario.

                                   

Como Bayer  había conseguido una  pasantía en Harvard, alistó maletas y tomó rumbo a USA donde estudió y  trabajó al lado de prestigiosos profesionales como ayudante del laboratorio; con  esta experiencia el Doctor Ernesto Gutiérrez, rector de la Universidad de Caldas  olvidó los antecedentes de Bayer, pensando que había cambiado de ideas, y lo vinculó como  “Coordinador Científico de Ciencias Básicas”  de la Facultad de Medicina-

Pero los adulteradores de leche y los pícaros de la Junta de Beneficencia no olvidaban los malos ratos que les hizo pasar el médico riosuceño y empezaron  a buscar el  desquite que pronto les ofreció Bayer en bandeja de plata. Cuenta la historia menuda de Manizales  que Bayer tenía una moza desparpajada y bella, oriunda de Riosucio  que lucía sin recato por toda la ciudad.  Una Noche de Gala, dicen, la llevó al Club Manizales, donde la presentó como su esposa a las encopetadas damas de la  capital caldense. El Obispo tronó, el rector se arrancó el cabello, los “impolutos”  clamaron al cielo y todos a uno lo sacaron del club, lo  expulsaron de la Universidad y le bloquearon todas las posibilidades de trabajo en la ciudad. Así, pues, de Coordinador Científico, Tulio Bayer pasó a desempeñar el cargo de médico rural en el Putumayo, pues como dijo a un amigo: “la necesidad  no escoge puestos”.

BAYER Y LA REVOLUCIÓN

Una empresa farmacéutica de prestigio nacional sacó a Tulio del Putumayo y lo nombró su Director Científico para utilizarlo como pantalla,  pues sin ningún respeto ni reato  por el  pueblo colombiano la compañía tal estaba produciendo drogas que no servían para nada .El deceso de unos chiquillos en Bucaramanga abrió los ojos de Bayer quien muerto de la ira hizo públicas las marrullas de los explotadores.

Sin empleo y acosado por la falta de plata se dirigió a  Puerto Carreño con la promesa de un trabajo en el Centro de Salud, pero el contrato jamás llegó por las intrigas de los adulteradores de leche y los ladrones de la Beneficencia  de Manizales quienes aseguraban que Tulio  iba a los llanos a  organizar una guerrilla comunista.
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 “A usted lo persiguen los oligarcas ¿.  No es eso?- le preguntó la dueña del restaurante donde le fiaban el alojamiento y la comida-   y agregó: "  pues aquí no le faltará su  plato ni un rincón para que duerma”- y Tulio Bayer escogió un rincón para estudiar y colocar dos ganchos para colgar una hamaca.
 
En Puerto Carreño el medico Bayer  montó su consultorio, casi gratis ayudó a la gente desamparada y como no dejaba pasar las injusticias y los malos manejos fijó la puntería contra un misionero italiano con un harén de indiecitas , contra los guardias de Aduana que arrebataban las libras de arroz a los paupérrimos campesinos tildándolos de contrabandistas y se fue lanza en ristre contra la incuria del gobierno colombiano y la corrupción de los intendentes. Para desacreditar al galeno, el misionero y los funcionarios corruptos acusaron a Bayer de crímenes absurdos y al pretender encarcelarlo, Bayer pasó la frontera, consiguió un trabajo parcial en  el hospital de Puerto Ayacucho  en Venezuela y con argucias se hizo nombrar Cónsul Ad- honorem.

Una visita del Ministro de Salud de Colombia alborotó la sangre de Tulio Bayer, quien al ver el derroche de los anfitriones volcó las mesas con la comida preparada y arrostró la indiferencia y el desinterés de Bogotá con la gente de la frontera muerta de hambre y necesidades.  Otra vez Tulio Bayer tuvo que levantar vuelo. Esta vez con rumbo a los llanos del Vichada donde se unió a  un grupo armado  bajo el mando de Rosendo Colmenares, alias "Minuto"


 “Han sido los oligarcas, los gobernantes, los industriales y los políticos que he conocido- escribió Bayer en su “Carta a un analfabeta político”- los que me han hecho revolucionario, mucho más que las lecturas de Marx, de Mao, de Castro y del Che Guevara.”

LA GUERRA DE TULIO BAYER

Los grupos insurgentes que no se sometieron en el gobierno de Rojas Pinilla, se reagruparon bajo el mando de  Colmenares. Eran bandidos con rótulo liberal, necesitados de una bandera y un símbolo para la guerra.  Por eso Tulio Bayer les cayó de perlas, con el médico en sus filas ganaron estatus y consiguieron apoyo de la sociedad que anhelaba un cambio. Pero como en el caso de los fabricantes de drogas, esa banda de antisociales quería aprovecharse de la imagen de Tulio Bayer  y como dijo el coronel Valencia Tovar al presidente Lleras Restrepo, lo convirtieron en un mascarón de proa para dar  jerarquía a la revuelta.

Una nueva decepción sufrió Tulio  Bayer al descubrir su vinculación a  una montonera que se lucraba de los impuestos sobre el chiqui- chiqui producido por los lo indígenas y del ganado que  pasaba a Venezuela de contrabando.

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Aunque Tulio no era un combatiente, sus ideas permearon la banda de  "Minuto”:  Mediante un golpe audaz  la llamada guerrilla capturó la guarnición de Santa Rita, en el Vichada, y sin disparar  un tiro  arrebataron las armas del enemigo; no hubo heridos, ni maltratos y en forma civilizada los insurgentes devolvieron a los prisioneros en un avión que se pidió al gobierno. Posteriormente cuando la gente de “Minuto” se tomó a  Puerto López no se asaltó la Caja Agraria y se   pagaron las provisiones que sacaron de los almacenes.

El gobierno envió al “pacificador”  Valencia Tovar a debelar el movimiento del Vichada. Allí el general utilizó los métodos exitosos que empleó en Quinchía y en el occidente caldense para someter al “Capitán Venganza”. dando trabajo en vez de plomo y asistencia social en vez de la fuerza bruta
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Ya debilitada la banda de “Minuto” vagó por las inmensidades del Vichada y Tulio Bayer, que no era guerrero ni buen caminador ni experto en estrategias militares cayó en poder de la fuerza pública con los pies ampollados, enfermo y  deshidratado. Por suerte  no lo fusilaron, se escapó  de milagro de la ley de fuga gracias a un oficial pundonoroso que le  respetó la vida.


ADIÓS A  TULIO BAYER

Para deteriorar la imagen de Tulio Bayer, el gobierno de Lleras Camargo lo presentó como  un desquiciado mental. Lo acusaron de la manera más vil,  en forma tal que el presidente de la Suprema Corte, asqueado de la parcialidad del proceso, dijo a los cuatro vientos que Tulio Bayer no era un bandido, ni un asesino, ni un loco, que simplemente era un rebelde.

“Me juzgan o me fusilan”,  le escribió Bayer al presidente Valencia; y   tras un año entre rejas, viajó a Caracas con la intención de radicarse en Venezuela. Después de  algunos trámites lo nombraron médico de un puesto de salud en la isla de “Los Roques”, pero debido a una publicación en la revista “Selecciones del Reader Digest” de marzo de 1963, donde lo tildaban de comunista internacional y organizador de guerrillas, tuvo que salir  del vecino país y asentarse en Maicao donde lo recibieron  con aire festivo


No duró mucho la dicha; los  “caciques”  costeños se sintieron incómodos con tal vecino y trataron de sacarlo de la ciudad.  Pero no les fue fácil ya que Tulio Bayer  se ganó el afecto popular con su consultorio casi gratis y su fama de excelente médico.
 

No obstante la lucha armada para corregir los destinos de su Patria siguió  rondando en la  mente de Bayer. Pero   no quería repetir la experiencia del Vichada con montoneras sin objetivos; creía que con unos comandos convencidos de la necesidad de cambio, podía repetir la hazaña de Fidel Castro en la Sierra Maestra, Así pues, contrató un jeep  y con tres amigos muy cercanos a sus afectos se fueron con un fusil, tres hamacas y la maquina de escribir. A dos semanas de privaciones despierta Tulio  y se encuentra solo: sus compañeros William Ramírez, Abelardo Joya y Pedro Baigorri Apezteguía han huido con el fusil y la máquina de escribir

 

De regreso a Maicao, unos oficiales norteamericanos lo visitaron . Al principio todo iba bien: cerveza va, cerveza viene, hasta que uno de ellos que sabía castellano vio un afiche con consignas de la revolución cubana y le preguntó por qué apoyaba a un comunista- Bayer respondió que estaba en libertad de poner en sus muros lo que le diera la gana y se burló de las insignias del coronel. Entonces se armó una gazapera, un veinte de julio pequeño,  con el pueblo   raso gritando afuera del consultorio de Bayer : ¡Viva Colombia! ¡Mueran los gringos!

Después de ese incidente  vieron a Bayer en las manifestaciones obreras en  Santa Marta. Y como aún no se había resuelto su situación jurídica, pues estaba en una especie de  libertad condicional,  el gobierno de Lleras Camargo quiso ponerlo de nuevo tras las rejas. Para burlar a los “demócratas” colombianos que lo acosaban, Bayer  se refugió en la casa de la embajada de Méjico, donde al cabo de unos meses de espera consiguió  asilo en le país norteño, de donde pasó a Cuba con la  esperanza de encontrar el  apoyo de Fidel Castro y del Che Guevara.

Más desilusiones esperaban a Tulio Bayer en la isla antillana. Al criticar los métodos, la burocracia, el desorden y la inoperancia de la revolución cayó en desgracia con los altos mandos castristas. Ante esa situación  viendo que estaba en peligro de morir asesinado, aprovechó un intercambio con Checoeslovaquia para viajar a Europa y radicarse en Paris donde sobrevivió como  traductor al castellano de noticias internacionales

En la Ciudad Luz se le unió  Amira Pèrez,  la abnegada compañera venezolana que sufrió con Tulio Bayer persecución y privaciones desde  que compartieron su vida en  Puerto Ayacucho, fue difícil la vida en Paris… Bayer estaba enfermo, a veces pensaba en el suicidio, pero no cortaba su vida pensando en Amira y pensando que aún no había cumplido sus  objetivos.


Un infarto fulminante puso fina a la vida de Tulio el 27 de junio de 1982. Murió a destiempo esperando una Colombia libre de " ratas"  corruptas. Amira, su querido  "Tanque", esparció las cenizas de Tulio en  los  Pirineos y el coraje y valentía de este compatriota  vistieron de coraje y valentía las nieves de las montañas francesas..


 Aunque no logró hacer su revolución para acabar con los antisociales de cuello blanco que siguen robándose a Colombia, Tulio Bayer dejó su huella en las generaciones pensantes: Si se quiere tener una radiografía del país ahí está su libro “Carta abierta  a un analfabeta político”. En “Carretera al mar” vemos la violencia política que empezó a ensangrentar al Urabá antioqueño en el régimen de Ospina Pérez; en “Gancho ciego” se palpan las vicisitudes y lacras en el sistema carcelario colombiano y en “San bar, vestal y contratista” queda al descubierto la falsedad de una iglesia que   pregona igualdad con ministros sesgados y corruptos.

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Después de muchos años de olvido, los paisanos de Tulio Bayer están exaltando la memoria de este  Quijote. En el  "Encuentro de la Palabra" de 1996 Carlos Bueno O. dictó una conferencia sobra la vida y obra del médico Bayer  y César Valencia Trejos propuso un monumento en honor de ese soñador que siempre abrigo la esperanza de ver una Colombia libre de odio, donde la gente humilde y la sufrida clase media dejen de apuntalar a los poderosos  y donde el pueblo unido se librará  de una clase que por siglos ha estado esquilmando a Colombia y viviendo del trabajo ajeno.

POR QUÉ ME INTERESA TULIO BAYER?

Alfredo Cardona Tobón

Porque siendo un personaje más conocido que cualquier matachín, poeta, juglar o el mismo Otto Benítez no lo mientan en Riosucio, que debía enorgullecerse de ser la Patria Chica de Bayer.

Porque los manizaleños tendieron un manto de olvido en torno a ese médico de casi dos metros, figura de gorila, malas borracheras y sin pelos en la lengua.

Porque las guerrillas apoyadas por Cuba, se aprovecharon de su ingenuidad y casi lo convierten en un segundo Camilo Torres Restrepo.

Porque desenmascaró a la caterva de bandidos de cuello blanco que se enriquecieron y siguen enriqueciéndose a costa del hambre del pueblo colombiano.

Porque Tulio Bayer no creyó en la bondad  de los patriarcas del catolicismo, que como Fray Ezequiel Moreno desencadenaron el odio entre hermanos,  o como el Obispo Builes azuzaron a los bandidos contra los liberales, o como el Obispo Baltasar Restrepo creyeron que los malos eran los campesinos que hicieron frente a sus verdugos en el occidente del Viejo Caldas.

Porque no le tuvo miedo a los “pájaros” y se atrevió a ejercer la práctica rural en del Urabá antioqueño.

Me interesa la vida de Tulio Bayer porque buscó atenuar el sufrimiento de los desvalidos y poco le importó el dinero y  creyó infantilmente que con un puñado de llaneros desarmados, anémicos y desnutridos podía hacer frente a los veteranos entrenados en contraguerrilla.

Porque  no se tragó el cuento de que los Lleras, el infame Laureano y demás usufructuarios  de la Patria  podrían ser los salvadores de Colombia en la repartija del Frente Nacional.

Porque no fue conservador ni liberal sino simplemente un colombiano adolorido por las injusticias y el abandono de sus compatriotas.

Porque se enfrentó a ministros,  “cacaos” y a corruptos y bravucones .

Porque Tulio Bayer   no reconoció barreras sociales ni le caminó a los fariseos y a pesar de ser escandaloso, mal marido, mal padre… tuvo genuinas demostraciones de humanidad y caridad.
 

“La Carta abierta a un analfabeta político” es una radiografía de Latinoamérica  desconocida en Colombia. Los otros tres libros de Tulio son obras profundas y bien escritas que no aparecen en los registros de autores caldenses. Por ello, también, las he leído y estudiado para entender por qué las han extrañado de nuestra literatura.

Un muchachito que curó una chucha tiroteada por su padre, que le pidió a Dios que se lo llevara si no podía entrar a la facultad de medicina, que afrontó la persecución enconada de un rector arbitrario, no era un muchachito común, por eso Tulio Bayer me parece fuera de serie.

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Un profesional que defendió a los manizaleños pobres al enfrentarse a los “blancos”  de la ciudad que vendían leche contaminada y convirtieron la lotería y el hospital en feudos particulares  y desenmascaró  a los bandidos que traficaban con la salud del pueblo con drogas innocuas y costosas, es una persona admirable.

Un colombiano que se levantó en armas desesperado por la vida infeliz de las clases populares no es cualquier compatriota ..

Por todo ello, por la persecución montada contra Tulio, por su obra en Francia en favor de los derechos humanos y de los exiliados políticos…. Porque creyó en la amistad y fue traicionado por los amigos... por todo ello ..  me interesa y admiro la vida de Tulio Bayer.

Ha sido difícil seguir las huellas todavía calientes del médico Bayer. Se ha tejido una leyenda que distorsiona su vida. Algunos lo han tildado de inadaptado, conflictivo, desmesurado, iluso, iconoclasta… un extraño individuo “de humor ácido, léxico abundoso en palabrotas y frases cortantes de agresivo cinismo.” Otros  lo ven como “un talentoso médico, escritor y científico, que ante las injusticias y abusos de la clase dirigente, decidió levantar su voz de protesta y desafortunadamente también las armas”. 

La tenacidad y entrega de Tulio Bayer por la defensa de sus ideales lo hicieron blanco de la persecución de sus contradictores, llevándole al exilio y al olvido colectivo.

Fuentes

 Los libros de Tulio Bayer:  " San Bar vestal y contratista"- "Carta abierta a un analfabeta político"- "Carretera al mar".

Entrevistas con familiares de Tulio Bayer

RESTREPO Cuartas Jaime-  La guerra en todas partes- Fondo Editorial EAFIT- Medellín 2008
RESTREPO Cuartas Jaime- El poder de la rebeldía-Revista Universidad de Antioquia-273.

BUENO Osorio Carlos-Tulio Bayer, solo contra todos- Instituto Técnico Metropolitano- Medellín 2008

RECORDANDO  A TULIO BAYER JARAMILLO*

Alfredo Cardona Tobón-

A las 6:30 de la mañana del sábado 27 de junio de  1982,  Amira Pérez Amaral   llamó a su amigo  Luis Arnul Carvajal, terriblemente preocupada porque su compañero no se levantaba y parecía estar muerto. Con su esposa Rosa y un médico conocido, Carvajal partió de inmediato  hacia el apartamento situado en el piso noveno de la Torre Atlas de la Porte d´Italie en la capital francesa y encontraron el cadáver de Tulio Bayer con su enorme peso y sus dos metros de estatura, extendido  sobre un colchón  que le servía de lecho.

 La muerte no agarró a mansalva a Tulio Bayer; con  58 años encima,  las piernas se le hinchaban y se sentía aquejado de varias dolencias; decía a sus amigos que estaba jodido y no quería ser un estorbo. Los médicos le recetaban  pero él se diagnosticaba y prescribía medicinas simples, como si estuviera sin recursos en plena selva colombiana. Tulio había pensado en el suicidio, pero nunca lo habría cometido para no dejar al garete a   Amira, la rolliza venezolana de ascendencia indígena que lo acompañaba desde los duros tiempos en Puerto Ayacucho.

Amira, o “Tanque” como le decía Tulio, no solamente atendía los caprichos y aguantaba los malos tratos de un hombre egoísta y machista, sino que también le servía  como auxiliar en  el trabajo de traducción de textos sobre armamento y medicina al buscar los equivalentes de las acepciones difíciles y rebuscadas que iban surgiendo en el trabajo.

Como las disposiciones parisinas no permitían  las sepulturas en fines de semana, los encargados de la funeraria embalaron el cuerpo de Tulio en un gran pañal repleto de hielo carbónico para que  durara sin descomponerse hasta el día lunes .Luis Arnul, su esposa Rosa y  Arturo, el médico amigo, velaron a Tulio durante  dos días sobresaltados por los movimientos del cadáver, el ruido de los gases del difunto, las respiraciones esporádicas  y otras manifestaciones que gracias  a las explicaciones científicas del galeno acompañante, pudieron  soportar los dolientes  sin que el pánico los invadiera y los hiciera salir en estampida.

 

Luis Arnul Carvajal conoció a Tulio Bayer en una de las tertulias donde intelectuales, escritores, estudiantes y emigrantes colombianos  hablaban de su patria y  los derechos humanos, en medio de nutridas cenas regadas con copioso licor.  Tulio podía hacer esos gastos pues llevaba una frugal vida monacal que le permitía mantener una cuenta en el Banco. En  una de esas tertulias surgió la idea de hacer una película sobre la vida de los colombianos en Paris. Pero al fin no se realizó  por cuenta de la idiosincrasia nacional de ponerle palos a las ruedas y el deseo atávico de querer figurar siempre en primer plano. Fueron kilómetros de cinta grabados por Amira, pero se perdieron y nos privamos de conocer la picaresca colombiana en la capital francesa.

LA CREMACIÓN

El lunes por la mañana llegaron los de la funeraria con un enorme ataúd que tuvieron que subir por las escaleras, pues no cabía en los ascensores.  Esa proeza se convirtió en una hazaña  cuando  hubo necesidad de llamar a seis  fornidos operarios para bajar el ataúd con los 120 kilos adicionales.

En el mítico cementerio de Pere-Lachaise entregaron el cuerpo de Tulio al crematorio y en el ambiente adusto del momento se sintió la presencia de Balzac, Moliere, Mussete, de la Piaf, de la Callas y la del filólogo colombiano Rufino José de Cuervo, sepultados todos ellos en ese camposanto.

No hubo ninguna ceremonia religiosa, Tulio, era bien sabido, mantuvo una manifiesta animadversión contra  el clero como se vio en su obra contra el Obispo Baltasar Botero, y Amira, por su parte, no quería saber de unas monjas de la familia de Tulio que apenas supieron que estaba enfermo le escribieron  para preguntarle sobre su patrimonio  y quien heredaría los derechos de autor de sus libros.  Era lo único que les interesaba. Amira no quedó en la ruina porque conocía la  clave de la tarjeta de crédito de su compañero;  por eso se apresuró a sacar el dinero de la cuenta antes que el Banco se enterara de  la muerte de Tulio.

 

A la salida del Camposanto Amira se detuvo en una de las alamedas con la urna funeraria envuelta en la bolsa rosada de un supermercado. Sin importarle que las cenizas calientes le podían hacer daño, empezó a reflexionar en voz alta sobre lo que fue Tulio; los caminos que recorrieron juntos; las innumerables peleas y los pocos espacios de ternura al lado  del pésimo marido.

- “ ¿Todo quedó reducido  a este puñado de  polvo gris?- preguntó

“¿ Esto es  todo?”-

Amira rompió a llorar sin amargura, con una suavidad que hizo atorar las gargantas de sus compañeros. De ahí en adelante Amira  caminaría sola, sin ese Tulio Mandamás que se había convertido en parte de su vida. La última producción literaria de Tulio Bayer quedó en manos de Amira. Con los escritos y los recuerdos   “Tanque”  se trasladó a la Cooperativa “Longa Mai” ( “que dure mucho tiempo” en lengua provenzal), adonde se fue a vivir después de la muerte de Tulio.

Amira murió en el año 2011, fue parte de la vida de Tulio Bayer Jaramillo a quien acompañó en los exilios y dificultades y apoyó en la guerra de este hombre  conflictivo contra la injusticia, la desigualdad y la corrupción de una clase que ha esquilmado a Colombia y ha vivido a costa del pueblo..

 

*- Escrito basado en un artículo enviado  a historiayregion.blogspot. com  por Luis Arnul Carvajal en agosto de 2017-