LA VEREDA DE SANTA TERESA EN PEREIRA




Alfredo Cardona Tobón

 

Información  tomada del documento sobre “Dinámicas Familiares veredales”  escrito por el sociólogo Alex Antonio Vanderbilt Martínez-  especialista en gestión y desarrollo comunitario  y docente universitario.




En 1957 Juan Crisóstomo Arias compró  una parte de la extensa finca Santa Teresa y  estableció con sus hijos nueve propiedades que sembró de café  Borbón y las repartió entre ellos. Este fue el principio de la vereda de Santa Teresa como una fundación  de la familia Arias proveniente de Antioquia.

Luego llegó Juan Sánchez que compró otro lote de la finca Santa Teresa y  lo sembró de café. Como se necesitaba quien ayudara a manejar las nueve fincas, Juan Crisóstomo Arias contrató a su  hermano medio  José Hernando González Arias, quien llegó a Santa Teresa con tres hijas y dos hijos y  al cabo de un tiempo adquirió  con sus ahorros un pedazo de tierra  en las cercanías.

En los años sesenta llegaron nuevos pobladores y en lo que fue la gran finca de Santa Teresa   se instalaron los  Jaramillo, Muñoz,  Gómez, Herrera, Parra, Caro, Torres y Ruiz…. todos ellos dedicados al cultivo del café.

La señorita Julia enseñó las primeras letras en la pequeña escuela y todos a una, como en los viejos tiempos de la colonización antioqueña, los vecinos se unieron para abrir caminos y comunicar los predios.

La solidaridad y la generosidad fueron valores que fundamentaron el desarrollo de Santa Teresa- Dice Otoniel  González, descendiente de uno de los primeros pobladores,  que “cuando alguien caía en desgracia la respuesta de los amigos y vecinos no se hacía esperar;  hasta donde fuera posible se le brindaba colaboración y si alguien no tenía la forma de socorrerlo, se hacía el puente con otra familia o amigos en la vereda y se solucionaba el problema.”

Pese a la cercanía de Pereira, la naciente comunidad de Santa Teresa fue elemental y autosuficiente en muchos aspectos: a las parturientas las atendían doña Herlinda  y doña Bersabé en tanto que  Epáfródito Serna  era el inyectólogo  y el curandero de la vereda.

Al frente de la Acción Comunal estuvo por muchos años Martín Muñoz. Aún  queda la vara donde colgaba la bocina para convocar a los vecinos a la apertura de caminos,   los eventos culturales, los  bazares y a los encuentros deportivos.

CAMBIOS DRAMÁTICOS

Santa Teresa como el resto del corregimiento de Morelia y gran parte de las zonas rurales del  Viejo Caldas fue un tapiz de cafetales bajo la sombra de los  guamos y churimos hasta  la entrada de la variedad caturro, que a libre exposición multiplicaba la producción de las fincas cafeteras. Se cambiaron las variedades Borbón, Maragojipe y Pajarito por caturrrales sin sombrío para el sol pleno aumentara los rendimientos.

Entonces todo cambió. Se fueron los pájaros y muchos insectos, el humus de los guamos  ya no protegió la tierra de la escorrentía  y los cafetos exigieron abonos y productos  químicos para  controlar las plagas. Con los caturrales los costos de producción se incrementaron,  se necesitaron más recolectores y a  muchos no les alcanzó  la plata para atender los cultivos que  en vez de grano grueso y pesado en las épocas de poca lluvia produjeron pasilla o grano de mala calidad.

En los años ochenta del siglo pasado apareció la roya que dejó sin hojas los cafetales y luego vino el cucarroncito de la broca; fue  el desastre, fue  como si las plagas de Egipto hubieran caído sobre Santa Teresa y  las veredas cafeteras.

CONSECUENCIAS

Los pequeños y medianos cultivadores fueron las  principales víctimas de la broca y de la roya que junto con los bajos precios llevó al  siguiente panorama:

-1- Reducción  de las áreas sembradas en café y su sustitución por cultivos de plátano, yuca, fríjol y maíz sin mercado asegurado y con precios fluctuantes, que en vez de ayudar a los labriegos los sumieron en una crisis más profunda.

-2- Cambio de cafetales por potreros. Una solución equivocada por la falta de  tecnología y recursos para una ganadería de establo.-

- 3- Venta de las fincas, pues los campesinos no podían sostenerlas y no les daban para atender las familias. Se presentó un éxodo del campo a la ciudad y numerosos cafeteros engrosaron  los cinturones de miseria de las grandes ciudades.

 

A la crisis del café se sumó el bum del narcotráfico. Aunque en Santa Teresa no hubo grandes cultivos de marihuana y coca,  varios lugartenientes de los capos del norte del Valle compraron tierras en la vereda y las llenaron de fastuosos quiscos, piscinas, canchas de futbol, jacuzzis, establos, caballerizas. Fueron fincas de ostentación, con caballos de paso y ganado de élite, cercas pintadas, autos lujosos y ninguna o escasa producción que asegurara trabajo a los vecinos pobres.

 

LAS FAMILIAS DE SANTA TERESA

 

Solamente quedan cuatro familias de tercera o cuarta generación, descendientes  de los fundadores. Son gente distinta a los ancestros, pues sus  expectativas  son diferentes a las de sus padres o sus abuelos.

 En la vereda hay actualmente  87 familias en 72  predios cuya extensión oscila entre una y 15 hectárea. Algunos se han fraccionado para ofrecer pequeños lotes de 10 metros por 20 metros.

Gran parte de los habitantes de Santa Teresa se movilizan diariamente a la zona urbana de Pereira donde desempeñan  labores en los almacenes, en la vigilancia, el transporte, ventas ambulantes o en  servicio doméstico y en oficios varios. Otros habitantes de Santa Teresa trabajan  en cultivos de tomate bajo cubierta en la vereda La Palma, en jardinería o como agregados en las veintiséis fincas de recreo y descanso.

El sector ha experimentado cambios drásticos en todos los sentidos: en el paisaje, en la economía y en la población; es una vereda con una comunidad heterogénea de nuevos residentes y una numerosa población flotante que llega y sale constantemente de las fincas de recreo.

Santa Teresa linda con el casco urbano y tiene todos los servicios de la ciudad; cuenta con el acueducto Cestillal-El Diamante, recolección de basuras y una vía destapada en buenas condiciones; no cuenta con alcantarillado sino con pozos sépticos y no tiene problemas en en cuanto a la educación pues  están muy cerca los colegios del barrio San Joaquín.

 

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