LA REBELIÓN DE LOS
TÚPAC AMARUS
El 18 de mayo de
1781 es un día abominable que debe recordarse para mitigar en alguna forma la vergüenza que debieran sentir las nuevas
generaciones españolas.
A las doce horas de
ese día, las milicias de Cuzco custodiaron hasta la plaza principal a José Gabriel Túpac Amaru, a su mujer
Micaela Bastidas, a su hijo Hipólito, a Francisco Túpac Amaru y a otros cinco
indígenas. Iban en fila con grillos y cadenas, amarrados a la cola de un
caballo. Atrás los seguían los sacerdotes que habían querido conseguir
información amenazando a los prisioneros con el infierno
Se abrió el primer
acto del macabro espectáculo con el ahorcamiento de varios indios; a
continuación les cortaron la lengua a Francisco y a Hipólito quienes colgaron chorreando
sangre. Luego amarraron a la cacica Tomasa
y la mataron a garrotazos. El turno siguiente le correspondió a Micaela, empezaron por arrancarle la lengua y quisieron
acabarla a garrote, pero como la agonía se prolongaba le echaron lazos al cuello y la
remataron a patadas.
El Inca Túpac Amaru
cerró la función: al igual que a los
suyos le cortaron la lengua y después lo amarraron a cuatro caballos para
despedazarlo vivo. Como las bestias no fueron capaces de descuartizar al Inca,
los verdugos lo decapitaron, lo despedazaron y las autoridades enviaron sus extremidades y
su cabeza a distintos lugares para que
sirvieran de escarmiento. Como remate de
tanta crueldad quemaron los cuerpos del Inca y de su esposa y arrojaron las
cenizas al viento.
EL ALZAMIENTO INDÍGENA
José Gabriel
Condorcanqui era heredero del curacazgo de Surimena, Tungasuca y Pampamarca y
como descendiente del Inca Túpac Amaru las
autoridades españolas reconocieron su dignidad de Inca y el título de Marqués
de Oropeza. Condorcanqui estudió en colegios
jesuitas y fue un empresario exitoso que explotó cocales, chacras, vetas
de minas y trasportó minerales y mercancías entre Potosí y Lima en recuas que
pasaban de 350 mulas.
Al quedar el Alto
Perú bajo la administración del virreinato del Río de La Plata, Túpac
Amaru solicitó a Lima que dejara de
mandar a su gente a trabajar a las lejanas minas de Potosí. “ Nos oprimen en
obrajes- dijo a los funcionarios coloniales- nos explotan en cañaverales, cocales y minas sin darnos
libertad. Nos recogen como a brutos y ensartados nos entregan a las haciendas
para laborar sin recurso alguno..”
No hay palabras
para enumerar los abusos contra los indios del antiguo reino incaico: los
corregidores los obligaban a comprar a precios exorbitantes baratijas inútiles;
recluían a las mujeres y a los niños en talleres u obrajes sin paga o con
salarios ínfimos; reclutaban a los indios mayores para podrirlos en las minas
de donde no regresaban, volvían incapacitados o gravemente enfermos y los curas
exigían dinero para pendones, veladoras, sacramentos y diezmos a costa del
mísero yantar de los naturales.
Al declarar la
guerra a Inglaterra las autoridades
virreinales aumentaron los crecidos impuestos y
gravaron todos los bienes de consumo o sujetos al comercio. El malestar iba
en aumento. El establecimiento de una aduana en Arequipa fue la chispa que inició una serie de alzamientos indígenas que empezaron
en esa ciudad el 13 de diciembre de 1779
y continuaron en Cuzco, la Paz, Cochabamba y Chuquisaca.
LA SUBLEVACIÓN DE
CHAYANTA
En Potosí, el
cacique Tomás Catari se opuso a los abusos de los corregidores, quienes lo
encarcelaron varias veces tratando de acallarlo con lo cual sólo consiguieron la
reacción violenta de sus seguidores..
El 15 de enero de
1781, los enemigos de Catari, ante su creciente poder, lo
despeñaron por un precipicio en inmediaciones del pueblo de Quilaquila.
Con la muerte de
Catari los acontecimientos se precipitaron. De insurrecciones aisladas se pasó
a un levantamiento general contra los españoles. Gabriel Túpac Amaru ejecutó al
corregidor de Sorata y en sangriento encuentro derrotó a las tropas coloniales
en Sarangaro.
Túpac Amaru luchaba
con más gente pero sin armas. Se enfrentaban pistolas a hondas, y espadas a
garrotes. En el combate de Tinta las fuerzas coloniales barrieron a las
mesnadas indisciplinadas de los rebeldes. Túpac Amaru, traicionado por uno de los suyos, cayó con su
mujer y varios familiares y amigos en poder de los españoles.
La revolución de
Condorcanqui no debió fracasar. Fue un movimiento tumultuario que abarcó varios
países, incluso la Nueva Granada, y buscaba la reivindicación del hombre
americano, la libertad de los esclavos y nuevas oportunidades para los
criollos.
Al principio Túpac
Amaru invocó al monarca español, al final se quitó la máscara cuando se declaró Rey del Perú, Santa Fe,
Quito, Chile y Buenos Aires.
SE APAGA LA
REVOLUCIÓN
La familia Túpac
Amaru continuó la lucha del Inca; pero
víctimas de los engaños y las promesas falaces, al final quedaron en poder de las fuerzas coloniales..
Diego
Cristóbal fue el último Túpac Amaru. Meses
después de sellar un convenio que lo amnistiaba cayó prisionero con numerosos parientes cercanos y lejanos comprometidos en
la lucha. El 15 de febrero de 1783 las tropas coloniales sacaron a los cautivos
de la cárcel de Lima atados de pies y manos
y arrastrados por bestias, para ejecutar la alevosa y traicionera
sentencia de muerte..
Con tenazas al rojo
vivo arrancaron la carne de Cristóbal, luego colgaron su cuerpo agonizante de
la horca y después lo descuartizaron para repartir los despojos en distintos
pueblos como escarmiento. Eliminaron a los familiares los en la horca o a
garrote. Vano intento de una nación bárbara y cruel que pretendió exterminar las semillas de la libertad americana.
Comentarios
Publicar un comentario