No es olvido, es falta de documentos y archivos borrados por el paso inexorable del tiempo. Por ejemplo, no hay mención alguna al periódico Pluma Libre de Alonso García Bustamante de quien fui su mensajero en 1966 teniendo yo apenas 15 años y habiendo interrumpido mis estudios por falta de recursos. Fue allí donde adquirí pasión de periodista llevando manuscritos y textos desde la Oficina de Abogado de García Bustamante en el edifico Ardila de la calle 18 con cra séptima hasta la calle 12 con octava donde Libardo Gómez Gomez tenía la editorial Sigma (que la tuvo hasta su muerte Creo que en 2009). En el semanario Pluma Libre escribían entre otros Enrique Gaitán Obeso y Gustavo Gutiérrez Rios Gugurios. Pero el semanario tamaño universal de 4 páginas fue célebre por la pluma recia y verticalmente anticamilista de Garcia Bustamante quien escribía cuartillas enteras de sus famosas “Banderillas” irreverentes y transgresoras como su autor que lo hacía con el pseudónimo de Alexis. Eran spots o frases breves a la manera de un trino moderno de los años 60 cuando internet no existía. A finales de los años 80 escribí una columna en La Tarde sobre “El Tigre Alexis” como lo llamaron algunos de sus amigos que admiraron su estilo cáustico y deletéreo contra los poderosos de la época. Pese a sus numerosas ediciones que sostenía de su propio bolsillo como abogado exitoso que, de Pluma Libre no hay archivo conocido. Es apenas natural que una pluma libre tenga que volar hacia el olvido. El olvido que seremos, dicho a la manera de Borges y de Abad Faciolince.
RESPONDER- Anónimo20 de mayo de 2023, 8:36
De Pluma Libre hay algunos números de los años 30 en la Biblioteca Nacional de Colombia. En ese entonces el director era Célimo García Bustamante.
RESPONDER
Alfredo Cardona Tobòn
Mediante hojas volantes y periódicos de pequeña
factura se modeló el espíritu pereirano, se difundieron proyectos y se impulsó
una aldea que quiso ser grande desde los primeros años de su concepción.
Por lo anterior es forzoso consultar los periódicos y
demás publicaciones si queremos conocer una
comunidad, pues la palabra
escrita es el termómetro de la cultura y el civismo de un conglomerado social.
Un pasado sin imprentas es una historia muerta; hasta hace pocos años solo contaban las rotativas: ahora se les
suman los blogs y demás herramientas de
Internet como medios para llevar al público las ideas y la información sobre un
mundo en continua evolución material, cultural y científica; todos ellos
constituyen el poder de la prensa..
Aunque en Pereira podríamos decir que hay suficiente
material para profundizar nuestro pasado, calibrar el peso de los líderes y conocer las realizaciones de la comunidad, todas esas posibilidades se
están perdiendo por la indolencia de
quienes debieran conservar los archivos.
En la biblioteca Ramón Correa se pueden consultar parte de las ediciones de El Diario, de La
Tarde y el Diario del Otún, que son publicaciones recientes en la historia
pereirana, ¿pero dónde están, por mentar
unos pocos, “Polidor”, “ El
Maguito”, “La Mazorca”? - Se los comió
la polilla, se los tragó el polvo, los acabaron los vándalos.
LOS PERIÒDICOS
En estos ciento cincuenta años de vida pereirana han
aparecido y desaparecido centenares de periódicos; unos dejan de publicarse por
motivos económicos, otros al faltar los motivos de su publicación y algunos
doblegados por fuerzas retrógradas, en una ciudad que se ha preciado de tener
mente abierta y libertaria.
Al empezar el siglo XX Emiliano Botero introdujo la
primera imprenta y en ella Carlos Echeverri Uribe con el doctor Mariano Montoya,
publicaron el primer periódico de la ciudad denominado “El Pijao”. Poco después
aparece “El Esfuerzo” redactado por el
señor Botero, dueño de la imprenta y así empieza el periodismo en la
ciudad, con enorme retraso respecto a otras poblaciones como Salamina, Manizales y Riosucio.
Hubo periódicos de opinión, literarios, sociales,
culturales, femeninos, satíricos y oficiales. Todos ellos formaron opinión,
ventilaron ideas, impulsaron, motivaron y crearon controversia. Fueron arietes, órganos de poder que elevaron
y destruyeron, que educaron y también sembraron cizaña en la comunidad, porque
una publicación puede ser un arma mortal en manos de irresponsables.
Según anota Lisìmaco Salazar en sus memorias, don
Roberto Cano y don Eduardo Piedrahita conformaron la sociedad que 1909 estableció en Pereira la Imprenta Nariño; en
esa imprenta se publicaron entre 1909 y 1919 más de cincuenta periódicos y
revistas. Posteriormente, el señor Víctor
Mazuera fundó la Tipografía Pereira y un grupo conservador montó la imprenta
San Miguel que editó más de una docena de publicaciones políticas, culturales y
religiosas.
El tiraje de los primeros periódicos locales no pasaba
de 300 ejemplares, número apreciable en una población con pocos habitantes, muchos de
ellos analfabetas. Seguramente, como ocurrió en otras poblaciones, aquí hubo periódicos escritos a mano que circulaban en campañas políticas o cuando se trataba de
sumir en el escarnio a algún personaje local. Posiblemente los coleccionistas
particulares los guarden como tesoros, por la caligrafía, la presentación y el
arduo trabajo que representan.
Entre las numerosas publicaciones de esa época hay que
recordar “El Aguijòn” editado por Jesús Antonio Cardona; era un periódico de orientación liberal que
subsistió durante cincuenta años;
apareció también “El Martillo”, un órgano con ideas comunistas dirigido
por Ignacio Torres Giraldo, “El Vampiro”
de Alfredo Murillo, con ideas conservadoras; “El Bien Social” de Benjamín Tejada, desde cuyas páginas se
hizo una enérgica campaña contra el consumo de drogas.
El 20 de enero de 1929 aparece “El Diario” con la orientación
de Emilio Correa Uribe y el periodismo pereirano alarga los pantalones:
es un diario que despierta el espíritu
de la ciudad y sirve de tribuna al “Negro” Camilo Mejía Duque, que con los
compadres, la emisora y “El Diario” lleva de la ternilla al electorado pardo de
la región. En 1948 Rafael Cano Giraldo
funda “El Imparcial” un periódico crítico que ayuda a enderezar las administraciones,
torcidas desde tiempos inmemoriales por la corrupción, el nepotismo y la uña larga. Y está “El Fuete” de Néstor Cardona Arcila, CAN, pionero del
periodismo humorístico colombiano, en cuyas páginas se fustigaba, y se sigue
fustigando, a todo mundo y se hacía gozar al grueso público al descubrir las
flaquezas de los personajes de la ciudad.
NADA FUE COLOR DE ROSA
Al empezar el siglo XX
llegó don Benjamín Tejada como rector de un colegio de bachillerato. Una vez ponen a marchar el plante, l don Benjamín
y el doctor Juan B. Gutiérrez fundan el periódico “El Surco” con orientación pedagógica y un selecto cuerpo de redactores entre los cuales estaba
Ignacio Torres Giraldo.
Los meses pasaron y empezaron a aflorar las ideas socialistas de Torres Giraldo, quien
creó el Centro Literario La Gironda
junto con el periódico “Glóbulo Rojo”
que chocó temerariamente con los curas en una época donde mandaban las sotanas
y por tanto fue prontamente clausurado.
El 15 de
octubre de 1916, fecha del segundo aniversario del asesinato del general Uribe
Uribe, Torres Giraldo empezó a publicar “El Martillo” como vocero de la
rebeldía popular: Su vida también fue efímera, porque hostilizado por los
gamonales de Pereira dejó de publicarse a finales de 1917 y Torres Giraldo hubo
de salir hacia Cali en busca de otros horizontes.
Otro periodista víctima de los fanáticos fue Emilio
Correa Uribe, un pereirano absorto en el periodismo que a los trece años de
edad fundó el seminario literario “Brotes” editado en la Imprenta Pereira;
desde entonces no abandonó las
cuartillas hasta su muerte trágica en los tiempos de la dictadura de Rojas Pinilla. Con
la Revista “Variedades” y sobre todo al frente del periódico “El Diario”, Emilio
Correa Uribe sacudió las fibras pereiranas; en la campaña por el departamento
de Risaralda enfiló todas sus baterías
contra el Olimpo manizaleño y en el régimen de Rojas Pinilla no tembló ante los
áulicos del dictador que lo amordazaron con la censura. En las columnas vetadas por los enemigos de la
democracia aparecía una canción con mensajes que entendían los lectores de “El
Diario” o avisos comerciales de doble intención como aquel que decía: “Silencio
no tosa, tome Emulsiòn de Scott”
El asesinato de Emilio Gutiérrez junto con su hijo
Carlos, acaecido el 8 de julio de 1955
cuando regresaban de Cali, concitó el
repudio de toda la ciudadanía. La oficina de prensa de la presidencia de la República
trató de ocultar el crimen diciendo que
era un accidente de tránsito, pero la opinión sabía que “los pájaros” del régimen iban tras la vida
del periodista y de su hijo para callar sus denuncias.
Eduardo Correa Uribe, hermano de Emilio, recogió la bandera y publicó “El Diario”
hasta los años ochenta, pero los tiempos
habían cambiado y la tecnología y una nueva visión del periodismo abrieron
campo a otros órganos de difusión como
“La Tarde” y el “ Diario del Otún” que ocuparon el vacío dejado por los Gutiérrez
Uribe.
Sin la profusión de los primeros años del periodismo
pereirano, en la actualidad aparecen varias publicaciones que se editan cuando
se puede; en el fondo poco han cambiado,
pero si lo han hecho en la forma. Los
periódicos del siglo XX matizaban sus editoriales, sus columnas de opinión y
las noticias con crónica roja que, con grandes titulares, llamaban la atención
del posible lector. Ahora los periódicos locales, aunque no excluyen el
sensacionalismo de sus páginas, han optado por publicar aparte lo relativo a
crímenes, atracos y demás lacras que son lectura única de un vasto sector de la
población que se deleita con el morbo.
Pereira es la única ciudad del Eje Cafetero que cuenta
con dos periódicos de amplia circulación; y en
el “Diario del Otùn” ya van 1300
ediciones del suplemento dominical “Las Artes” dirigido el periodista Juan Alberto Rivera. “Las
Artes” recoge las novedades literarias y es una ventana para los poetas y los
escritores de la región, donde, además, se divulga la historia de Pereira y de
Risaralda.
Entre otros
periódicos pereiranos se destacan “Vecinos”, una apuesta interesante que acerca la comunidad a
los barrios y reúne columnistas serios que auscultan y proponen; “El Fuete” continúa en manos de los herederos de CAN con
humor caustico e incisivo y “Primera Plana” trata de sacudir a quienes abusan y
se creen dueños del poder y del erario. Todos ellos son proyectos que
sobreviven contra viento y marea en
medio de una ciudad sin lectores y donde la lucha por la publicidad, silencia a veces las voces de los periodistas.
Comentarios
Después de leer ésta crónica, miro con más detenimiento la frase atribuida creo que a Miguel Alvarez de los Ríos, que es " las únicas letras de Pereira son las letras de cambio".
ResponderEliminarjotagé gomezó
Historia incompleta. La ciudad ha dado mucho más de lo que se registra aquí.
ResponderEliminarEs cierto, faltan datos. Son los más relevantes. Como la idea es completar y mejorar lo escrito agradezco tu colaboración.
ResponderEliminarNo es olvido, es falta de documentos y archivos borrados por el paso inexorable del tiempo. Por ejemplo, no hay mención alguna al periódico Pluma Libre de Alonso García Bustamante de quien fui su mensajero en 1966 teniendo yo apenas 15 años y habiendo interrumpido mis estudios por falta de recursos. Fue allí donde adquirí pasión de periodista llevando manuscritos y textos desde la Oficina de Abogado de García Bustamante en el edifico Ardila de la calle 18 con cra séptima hasta la calle 12 con octava donde Libardo Gómez Gomez tenía la editorial Sigma (que la tuvo hasta su muerte Creo que en 2009). En el semanario Pluma Libre escribían entre otros Enrique Gaitán Obeso y Gustavo Gutiérrez Rios Gugurios. Pero el semanario tamaño universal de 4 páginas fue célebre por la pluma recia y verticalmente anticamilista de Garcia Bustamante quien escribía cuartillas enteras de sus famosas “Banderillas” irreverentes y transgresoras como su autor que lo hacía con el pseudónimo de Alexis. Eran spots o frases breves a la manera de un trino moderno de los años 60 cuando internet no existía. A finales de los años 80 escribí una columna en La Tarde sobre “El Tigre Alexis” como lo llamaron algunos de sus amigos que admiraron su estilo cáustico y deletéreo contra los poderosos de la época. Pese a sus numerosas ediciones que sostenía de su propio bolsillo como abogado exitoso que, de Pluma Libre no hay archivo conocido. Es apenas natural que una pluma libre tenga que volar hacia el olvido. El olvido que seremos, dicho a la manera de Borges y de Abad Faciolince.
ResponderEliminarDe Pluma Libre hay algunos números de los años 30 en la Biblioteca Nacional de Colombia. En ese entonces el director era Célimo García Bustamante.
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