Alfredo Cardona Tobón*
El 27 de enero de 2014 la Corte Internacional de la Haya emitió un fallo sobre los límites marítimos
entre Chile y El Perú; la Corte reconoció el 70% de la demanda peruana y el
Perú recobró casi 50.000 kilómetros cuadrados en el océano Pacífico; sin
embargo muchos peruanos no quedaron satisfechos, a los chilenos, por supuesto,
no les satisfizo el fallo y los bolivianos se indignaron porque nadie los tuvo en cuenta en las negociaciones.
El asunto fronterizo entre Chile, El Perú y Bolivia es muy complicado y lleno de púas, pues lo que debe ceder Chile según
lo dispuesto por la Corte Internacional no fue suyo: fue el mar al lado de un territorio, que en 1879
le arrebató violentamente al Perú y a Bolivia en la llamada Guerra del
Pacífico, que en honor a la verdad debiera
llamarse la guerra del Salitre.
RECORDANDO EL PASADO
Así como Colombia perdió a Panamá porque los Estados Unidos querían quedarse con el canal, Bolivia y El
Perú perdieron inmensos territorios porque los chilenos, empujados por los
británicos, necesitaban la plata, el guano y el salitre descubiertos en las
secas arenas del desierto de Atacama.
Cuando los dos países se independizaron de España, la frontera entre
Bolivia y Chile no estaba delimitada; en 1866 se estableció un primer tratado
de límites que fijó la frontera boliviana en el
paralelo 24 y estipuló una zona común entre los paralelos 23 y 25. El
tratado de 1874 fijó el paralelo 24 como límite definitivo entre
los dos países, con el compromiso de Bolivia de no subir impuestos a las
empresas chilenas que operaban en la antigua zona compartida, durante los 25
años siguientes.
A principios de 1879, acosado por una baja del precio de la plata, que era su
mayor renglón de exportación, el gobierno boliviano fijó un impuesto de diez centavos por quintal
de salitre exportado. La Compañía de Salitre y Ferrocarriles de
Antofagasta, con capital chileno y
británico, se negó a pagar el impuesto, ante lo cual Bolivia rescindió el
contrato y ordenó el remate de sus bienes.
Los chilenos consideraron que se estaba violando el Tratado de 1874 e impidieron que se realizara
el remate. El 14 de febrero de 1879 los
chilenos ocuparon las ciudades bolivianas de Cobija y Antofagasta y el litoral que el Alto Perú consideró desde tiempos
inmemoriales como suyo.
LA ALIANZA CON EL PERÚ
Bolivia había concertado una alianza
defensiva con El Perú; después de un intento colonialista de España; ante el ataque
chileno, los bolivianos reclamaron el apoyo del Perú, que trató, inútilmente,
de mediar con los chilenos.
Bolivia suspendió el comercio y cortó toda comunicación con Chile, que
continuó su avance más allá del meridiano 23 encontrando poca resistencia en la
zona. Bolivia tenía todas las de perder: los lugares de aprovisionamiento
estaban a gran distancia, carecía de marina y no tenía recursos
para sostener una guerra.
El 5 de abril de 1879 Chile declara la guerra a Bolivia y al Perú y bloquea
el puerto de Iquique; los peruanos han sido valientes marineros y así lo
demostraron con el monitor Huascar que hizo prodigios en el Pacífico y mantuvo
a raya a la flota enemiga, hasta que lo capturan en el combate de Punta Argamos
y el mar queda bajo el dominio chileno.
En un acto patriótico los peruanos donan joyas, oro, plata y dinero para
comprar dos barcos blindados que nunca llegaron de Europa. Al igual que en la
independencia de España, una camarilla de peruanos a quienes poco les interesaba
el destino de su país, trataron de
pescar en río revuelto. El presidente
Ignacio Prado huye a escondidas a Panamá con mucho dinero en tanto que los chilenos invaden las
provincias peruanas de Tarapacá, Tacna y Arica.
CAMPAÑAS TERRESTRES
Los bolivianos se retiran de su litoral empujados por los chilenos. Los bolivianos y peruanos se mueven en el desierto y luchan valerosamente, pero la superioridad militar chilena es aplastante . Los chilenos destruyen la flota peruana y dueños del mar desembarcan en enero de 1881 cerca a Lima, se lucha
con saña en San Juan y en Miraflores; entre el 13 y el 15 de enero perecen 6176
peruanos, pero el sacrificio es inútil pues los chileno al fin toman la ciudad,
agobiada no solo por los atacantes, sino por los saqueadores que aprovecharon la
ocasión para hacer de las suyas.
Nicolás Piérola Villada se pone al frente del gobierno peruano y al caer
Lima pretende gobernar desde el interior del país. Pronto lo remplaza Miguel Iglesias
mientras que en la Sierra, Andrés
Avelino Cáceres hace frente a los chilenos; pero Miguel Iglesias, enemigo de Cáceres, le niega todo apoyo en su lucha contra los
invasores y llega al colmo de felicitar
al comandante chileno Alejandro Gorostraga cuando el 10 de julio de 1883 vence
a Cáceres en la batalla de Huamanobuco.
Con Miguel Iglesias en el poder se firmó el Tratado de Ancón: El Perú
entregó a Chile las provincias de Ancón y Tarapacá y las provincias de Arica y Tacna quedan bajo administración chilena durante
diez años, al cabo de los cuales se realizaría un plebiscito para que sus
habitantes decidieran si quedaban bajo soberanía chilena
o peruana .El plebiscito nunca se hizo; en 1928 Tacna se devolvió al
Perú y Arica quedó en Chile.
La paz entre Bolivia y Chile se firmó en 1904; Bolivia renunció a todo el
litoral y recibió la pobre compensación de un ferrocarril entre La Paz y Arica y cinco líneas
ferroviarias que los chilenos construyeron en su territorio. Desde
entonces Bolivia ha buscado una salida al mar por un puerto con un corredor
soberano, pero los peruanos han puesto trabas a toda negociación entre Bolivia y la nación
chilena porque la salida al mar sería por un territorio que fue peruano.
Queda un sabor amargo al repasar la historia latinoamericana: es una
sucesión de felonías y de atropellos a
las comunidades y a las naciones más débiles. A Bolivia como a México y
Paraguay les ha ido muy mal con sus vecinos expansionistas: Brasil arrebató a
Bolivia la provincia de Acre y otros territorios; Argentina se adueñó de la Puna
de Atacama, Chile le quitó la provincia costera de Antofagasta, el Paraguay incluyó
en su territorio parte del Chaco y si no lo hubiera impedido Simón Bolívar y
los colombianos, los brasileños se hubieran apropiado de la zona de Chiquitos
y los argentinos de la provincia de
Tarija.
¡Y se dice que somos pueblos hermanos!.
Comentarios
Publicar un comentario