SESQUICENTENARIO DE PEREIRA

LAS ALDEAS PRECURSORAS
Alfredo Cardona Tobón*


El pasado de varias comunidades se entrelazó para formar el moderno Pereira, una ciudad de tremendos contrastes, de pobreza y de riqueza ofensiva, de barrios que podrían estar en un país europeo y otros que son peores que las villas miseria de Buenos Aires o las favelas de Rio.

Pereira tiene una extensa zona urbana y vastas áreas rurales que van desde la cordillera hasta el río Cauca, con pueblitos campesinos como Arabia y La Florida y concentraciones de gente desplazada de otros departamentos, que han armado viviendas improvisadas como sucede en  Caimalito.

Pereira tiene la mayor población universitaria de la región pero en barrios enteros no se encuentra un puesto de periódicos. La ciudad ha contado con  numerosos cronistas que dan una visión general de Pereira, pero valga la verdad, no tiene aún una obra extensa y profunda que muestre el interesante y complicado  pasado pereirano.

LA HISTORIA EMPIEZA EN CARTAGO VIEJO

Cuando el conquistador Jorge Robledo irrumpió con su gente en territorio quimbaya, numerosas tribus conformaban caseríos  de nombres sonoros que al igual que sus habitantes, se perdieron entre las hecatombes debidas a las enfermedades de ultramar y a los desplazamientos forzados de los indígenas.

Los españoles fundaron a Cartago a orillas del río Otún; pero al declinar las explotaciones mineras de la región y crecer la economía basada en la ganadería y los cultivos de cacao, tabaco y caña de azúcar, a los vecinos no les quedó otra alternativa que buscar las sabanas del rio La Vieja y hacía allí se trasladaron con sus pergaminos y con la Virgen de La Pobreza a fines del siglo XVIII.

Como la población indígena había mermado considerablemente, el  Oidor Lesmes de Espinosa y Saravia reunió en 1627 a varias tribus en el poblado de Nuestra Señora de las Nieves  en un sitio que aún no se ha determinado con exactitud. Poco duró este pueblo de indios, pues la gente de Chinchina volvió a su tierra y los vecinos de la parcialidad de Pindaná de los Cerrillos regresaron al antiguo resguardo ubicado  no muy lejos del actual punto de Cerritos.

PRIMERA FUNDACIÓN MESTIZA

En 1842 el gobierno nacional estableció un presidio en el punto de Boquía para que los reos mantuvieran el camino del Quindío; ese fue el principio de un caserío de mineros antioqueños, que posteriormente se  trasladó a Barcinales , y con el nombre de Nuevo Salento, se convirtió en el pueblo pionero del Quindío.

Los antioqueños fundaron a Santa Rosa y refundaron a  Furatena; desde esas poblaciones y con base en Nuevo Salento empezaron a ocupar las tierras de la hoya del Quindio; se aventuraron por el río Barbas y en el sitio del  Palmar establecieron un caserío que se conoció como Obaldía. Esa fundación en tierra de ombligo estaba limitada desde su nacimiento: era una zona de una sola cosecha de maíz al año y sin oro en las quebradas, que solamente admitía los pocos colonos que podían sobrevivir en potreros surtidos con ganado blanco orejinegro y en unas huertas sembradas con fríjol cargamanto.

Al desaparecer el presidio era necesario buscar quien atendiera el camino del Quindio y diera apoyo a los viajeros, entonces el gobierno cedió a los vecinos de Obaldía 24.000 fanegadas que iban hasta el rio Consota, los  eximió del pago de peajes y les concedió auxilios en dinero efectivo para incentivarlos a permanecer en la región.

Por Ordenanza de 28 de noviembre de 1854 se cambió el nombre de Obaldía por el de Condina, en honor a un benefactor de la aldea llamado Mariano Conde y ese mismo año el gobierno cambia el nombre de Pindaná de los Cerrillos por el de La Paz y la administración caucana  exhortó los antioqueños para que se instalaran en las tierras de los antiguos quimbayas.

Así, pues,  en 1854 hay dos aldeas en el territorio que conforma el moderno Pereira: una mestiza y otra indígena. La primera con poca población y malos suelos y la otra habitada por unos pocos nativos y peones muy pobres sin coherencia social  ni fuerza política.

CARTAGOVIEJO

Uno de los ramales del camino del Quindío pasaba por las ruinas del Cartago fundado por Robledo y por ese mismo punto  cruzaba la trocha que unía a Cartago con Salamina y con el camino de Hervé que llevaba a Honda.

Al fundarse Manizales, Villamaria y  Santa Rosa  se incrementó el tránsito entre el Cauca y el sur de Antioquia. Entonces colonos avispados y con visión de futuro  vieron las grandes posibilidades de las tierras aledañas a las ruinas de Cartagoviejo y empezaron a tumbar monte y a levantar sus ranchos a la vera del camino.

En 1858 el empresario Félix de la Abadía, abrió por concesión el llamado Camino del Privilegio que unió a Cartago con Villamaría  pasando por Cartagoviejo; en ese tiempo la vía de don Félix se semejaba a una moderna autopista, era amplia, apta para bueyes y para mulas, con tambos en cada jornada y puentes para cruzar los ríos Otún, San Eugenio y Rioclaro.

El Camino del Privilegió catapultó el desarrollo de Cartagoviejo pues se necesitaron más de 200 trabajadores que se engancharon en el caserío y en las s aldeas de Condina y La Paz.

 El 30 de agosto de 1863 los vecinos de  Cartagoviejo inauguraron la iglesia y poco después obtuvieron la dignidad de Aldea que tomó el nombre de  Pereira en honor al prócer Francisco Pereira. A partir de entonces el desarrollo fue acelerado, en el Cauca se convirtió en cabecera de la provincia de Robledo y al formar parte del departamento de Caldas, la pujante Pereira desplazó a Salamina y como segunda ciudad del departamento siguió empujando hasta montar rancho aparte y quedar como capital del departamento de Risaralda.


Condina corrió con la peor de las suertes; se fue despoblando poco a poco y Pereira la absorbió. La Paz se convirtió en una calle con ventorrillos que desapareció entre las fincas de  grandes propietarios. Una vereda pereirana conserva el nombre de Condina y de  Pindaná de los Cerrillos, refugio postrero de los últimos quimbayas, solamente quedan las leyendas que se van perdiendo en medio de las urbanizaciones campestres de Cerritos.

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